30 de marzo de 2010

En los alrededores del Templo del Cielo


El tan cacareado Templo del Cielo, de Beijing, es uno de esos sitios -junto con la Ciudad Prohibida- que, viajando a la capital china, es de obligado recorrido. Lo más ‘cojonudo’ es que no es un templo, es un recinto. El templo más famoso, el que sale en todas las fotos (el viajero insatisfecho también le hizo alguna) es el Salón de Oración por la Buena Cosecha, palacete circular, rodeado de bellas balaustradas de mármol blanco. Es la simetría personificada y arquitectónica del actual régimen chino, aún siendo bastante más ancestral que las políticas de Mao.
En su interior -decía el libro/guía- existen varias columnas que representan las estaciones (4), los meses de año (12), y 12 más que aluden a las horas del día.
¡Habráse visto interpretación más forzada!.
Lo más impresionante de este edificio es que está hecho, la mayor parte, de madera y para las necesarias uniones carece de clavos y tornillos.
En sus alrededores, aquel lejano día, grupos de jóvenes chinos sucumbían a unos estéticos movimientos orientales, quizás tai-chí, y otros pequeños grupos bailaban a la manera occidental; estos, vigilados atentamente por varios policías chinos en clara actitud amenazante.
Otra particular manera que tienen los timoneles chinos de ‘educar’ a su pueblo.
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24 de marzo de 2010

La no ficción de Kapuscinski

Si lo que dice el autor del libro “La no ficción de Kapuscinski”, Artur Domoslawski, tuviera visos de realidad, este viajero insatisfecho (que no lo ha leído) sería el primer desilusionado. Bueno, hablar de ‘primer desilusionado’ sería un poco petulante.
Uno de ellos.
Este biógrafo [Domoslawski] llega a afirmar que “es complicado llamar ‘periodísticas’ sus historias [de Kapuscinski] pero en la mayoría de casos son gran literatura”.
Es muy importante saber si lo que se lee en los libros de Kapuscinski (referentes en el periodismo, en especial, en el de viajes) es producto -en parte- de su imaginación como literato o es su mirada de periodista pertinaz. En la profesión periodística atravesar la frontera de la no ficción hacia la ficción, o moverse en ambos lados, es un acto de deslealtad, falsedad e hipocresía. Este mochilero, al leer uno de sus libros, está leyendo con admiración y emoción, cosas que ocurrieron. Si eso no fue así, se sentiría manipulado y con la sensación de haber recibido información sesgada y tergiversada.
Falsa.
Domoslawski pone sobre la mesa dudas sobre si Kapuscinski inventó o no entrevistas. Si, por ejemplo, en el “El emperador” que se construye en base a entrevistas, éstas fueran inventadas, el libro sería una novela (muy buena, pero novela), nada de crónica de un hecho histórico.
Una decepción.
En el sincero afán de no creer algo así de uno de sus autores favoritos, este blogger/viajero va a esperar acontecimientos para hacer, si puede, su propio y definitivo juicio de valor.

Entretanto, reactivar y reafirmar su incondicional apuesta por Ryszard Kapuscinski.


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18 de marzo de 2010

Viajando por la muerte

Aún no sabe por qué pero este viajero insatisfecho siempre ha pensado que una investigación, quizás antropológica, sobre la muerte podría ser una buena excusa para ‘perderse’ (vagar) por el mundo y tardar años y años en aparecer. La muerte en sí, o sus ceremoniales, tiene tantas interpretaciones terrenales o del más Allá que dependiendo del pueblo, tribu o región su significado será diferente.
Si bien el cristianismo ha capitalizado el respeto al cuerpo en las ceremonias fúnebres por la creencia de que el hombre esta hecho a imagen de Dios; por contra, los masai -africanos- colocaban a sus muertos en el bosque para que los consumieran los carroñeros y depredadores. En la costa occidental de Canadá los cuervos se nutrían de cadáveres de los kwakiutl. En las Torres del Silencio de Malabar (India) o dokhmas, los parsis dejaban a sus muertos para que fueran picoteados por los buitres hasta quedar en los huesos.
Han sido cuatro ejemplos, pero, con ellos, la imaginación del lector se ha trasportado a tres o cuatro continentes. El supuesto viajero, convertido en investigador, habría viajado de una tribu a un poblado, de un área a otra región. La adquisición de sus conocimientos, hubiera supuesto traslados, caminatas, esperas, marchas y veredas.
¿No sería una manera de viajar?.

Viajes. Viajes.
  • En el círculo, varios féretros colocados hace años en terreno escarpado. La fotografía esta tomada en las Islas Filipinas, muy cerca de las famosas Cuevas de Sagada.
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11 de marzo de 2010

Vodafone pinta Ghana

Sorprendía -a cualquier persona que tuviera ojos- ver en esos edificios, tiendas, muros, chozas de paredes de tierra y techo de paja, en ciudades, en los laterales de las carreteras e, incluso, en las humildes casas de la más natural de las campiñas los colores corporativos de la empresa Vodafone. Convertía de un tajo en minúscula la siempre visible y cansina presencia publicitaria de Coca Cola en África que este mochilero había notado en otros viajes.
Esto era más fuerte, más evidente, más invasivo.
A este viajero insatisfecho le parecía que el diálogo cuasi-propagandístico que esta compañía mantenía y perpetúa con los ghaneses era una muestra más, y expresaba, de manera contundente, la degeneración y zafiedad con que se han metido las grandes compañías en África. Un poco de legislación, sin corruptelas, podría haber evitado este dislate. Ni los chinos se han atrevido a tanto y con tanta desfachatez e inmoralidad.
Comienzan pintando sus casas, casuchas y chabolas con los colores corporativos y terminarán dándoles ‘por el culo’, en el nada metafórico sentido del término.
Tal vez, no todos los que lean este cabreado ‘post’ opinen lo mismo, pero -creedle- nada peor que esa prepotencia demostrada al sembrar Ghana con sus colores y su ridícula ‘mosca/logo’ que se asemeja a una ‘coma-al-revés’.




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2 de marzo de 2010

Saludo ghanes /5 (Agua filtrada)

Bolsas de medio litro de agua filtrada -‘filtered’, tal y como se reseña en cada una de ellas- es la nueva colonización en el oeste de África. Y dice en el ‘oeste’ porque este mochilero se informó a través de un trotamundos danés -que había cruzado Senegal, Mali y Burkina Faso en los últimos tres meses- y había observado un mercadeo similar.
Es una invasión barata de agua filtrada (a unos 3 céntimos de euro la bolsa). Y esto, que parece un detalle mínimo, tiene su importancia sanitaria (se bebe, en esta parte del continente y de manera cotidiana, agua sana y la mayoría de las veces fría/fresca) y en el empleo (cientos de personas -la mayoría jovencitos/niños- venden agua a 3 céntimos de euro por las calles de las grandes ciudades, o de las pequeñas; por los pueblos; en las paradas del los buses; en los peajes de las carreteras o puentes, y en los cruces, donde la vida africana se muestra viva y caótica, tal y como es).
Pero todo lo positivo tiene siempre su contrapartida, cree este leonés. Las calles, aceras, caminos, cunetas de carreteras y alcantarillas estan literalmente sembradas de estas pequeñas bolsas de plástico indestructible, a corto y medio plazo.
El viajero insatisfecho ha visto desagües (no es difícil, la mayoría estan a la vista) casi rebosar y atascados de estas bolsas cuadradas, transparentes, vacías, sin nada en su interior pues el pequeño orificio que se hace mordiéndolas en uno de los extremos casi impide que entre en su interior, incluso, la suciedad y porquería de las cloacas.
El lector/blogger ¿se queda con la solución sanitaria para millones de personas o con lo destructivo para el futuro que tienen estos cuadradillos recipientes de plástico, de difícil reciclaje?.

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