-Aquí se aprecia esa cierta capacidad mimética-
Uno de los antílopes
más bellos de África es, sin duda, el kudú. Al menos, el viajero insatisfecho esta muy contento
de la fotografía que abre esta entrada y que realizó en el Parque Nacional South Luangwa
(Zambia). Su impresionante cornamenta, en espiral (parece un sacacorchos
salvaje y bello) le convierte en uno de los trofeos más apreciados
para los cazadores furtivos.
-Cornamenta del kudú-
Es un animal de gran
tamaño, que puede llegar hasta un metro y medio de altura y pesar los
trescientos kilos. A pesar de ello, suele camuflarse perfectamente cuando se
sumerge en los bosques y zonas de matorral que constituyen su hábitat preferido. Allí, la inmovilidad
(el de la fotografía no se movió en el minuto de observación) les hace
prácticamente invisibles, a lo que colaboran las finas rayas blancas que
recorren su cuerpo y desdibujan su figura.
La primera vez que
tuvo ocasión de verle fue en el Parque Nacional Kruger, en
Sudáfrica. De hecho, era el emblema del parque, reproducido en la gran mayoría
de anuncios publicitarios, y, según parece, uno de los motivos por los que se preservó el parque.
Este antílope estuvo a punto de extinguirse, y
lo pasó también muy mal en el propio PN Kruger cuando, por falta de
hierba, comenzó a alimentarse de las hojas de jóvenes acacias. Éstas producen
gran número de taninos, muy dañinos para el hígado de los animales.
Aún así, el kudú ha resistido y es bastante abundante por las grandes extensiones salvajes del sur de África.
Aún así, el kudú ha resistido y es bastante abundante por las grandes extensiones salvajes del sur de África.
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