30 de agosto de 2022

Un rápido STOP en Muhanga / Ruanda


Glorieta en la ciudad de Muhanga

La parada en la ciudad de Muhanga/Gitarama fue imprevista y únicamente para curiosear lento y visitar la zona, ¿habría algo interesante? Nada especial que hacer y nada especial en sí misma como ciudad céntrica del territorio ruandés, pero no se debía desperdiciar nada en estas visitas mochileras. Por un motivo u otro podían sorprender. ¿Necesario para emprender un recorrido?: Mente abierta y decidida, nada mejor que dejarse fascinar por lo imprevisible.

Desde donde se hospedaba, con una moto-taxi se acercó a conocer la Catedral de Nuestra Señora (Cathedral of Our Lady, decía el libro-guía). Nada singular, pero esta construcción de ladrillo visto se parecía mucho al edificio religioso de Butare, aunque más estilizado y moderno. Al lado tenía uno de los muchos hoteles llevados por comunidades religiosas, pero éste sí fuera de su presupuesto: más caro y moderno que los utilizados en otras ciudades. Entró dentro de la catedral, sacó unas fotos y desde allí, una vez descendido por el cementerio inclinado, ubicado en una ladera, se acercó a los campos de arroz cercanos a admirar el verde intenso que en aquel momento lucían. Habló con una joven local, vestida de un rojo intenso, que circulaba en su misma dirección, receptiva a los comentarios intranscendentes, a las sugerencias picantes y a los amagos de entablar un mayor conocimiento personal. Todo se diluyó con los pasos precipitados de la joven que tenía sus compromisos sociales cerrados, pero la charla motivó risas y entretenimiento a ambos caminantes.


Catedral


Paseos, largos paseos sin rumbo, uno de los grandes placeres. Las cosas importantes, si las hubiera, siempre podían esperar. Y en esta ciudad, nada parecía tener un contenido sensacional. Una sala de artesanía que pretendió visitar luego, estaba cerrada por falta de afluencia, aunque se mostraron dispuestos a abrir más tarde para enseñársela a este mochilero. No fue preciso.

Al día siguiente se iría, con la satisfacción de haber conocido otro lugar ruandés. Otro rincón de vida.


Cementerio, con joven local de rojo


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12 de agosto de 2022

Paseos por Kigali / Ruanda


Centro de Kigali

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inalizaba el periplo ruandés y el destino final era Kigali. De allí un autobús le llevaría a la frontera de Gatuna, por donde el viajero insatisfecho volvía a Uganda.

Kigali entraba en su mente con buenas impresiones y melodías. Una ciudad tan grande y africana parecía ser organizada, limpia, sin dejar de ser bulliciosa ni abandonar el ruido permanente, a veces, molesto. Pero Kigali tenía algo que la hacía atractiva. Se extendía por numerosas colinas y valles, pero la conexión entre unos y otros estaba más o menos organizada, con focos desaliñados, pero los menos. No era Paris o Ámsterdam, llenas de conexiones y nudos de carreteras, pero tampoco era Kampala, un desastre de ciudad. Kigali era una ciudad relativamente pequeña y modesta, pero con un aura de verdadera joya africana. No ha consultado a otros bloggers, pero le da la impresión de que cualquier europeo que conozca África y visite ciudades africanas, encontrará en Kigali algo de reposo y cierto gancho.

Encontró un aposento muy cerca del centro nada despreciable. Lo recomienda. Tuvo que explorar la plataforma Booking para localizarlo, pero mereció la pena. Un chalet tranquilo, nuevo, bien llevado y limpio.


Memorial del Genocidio de Kigali


Memorial del Genocio de Kigali, sitio de los restos

Los moto-taxis, como en el resto de país, eran una manera sencilla, barata y ¿segura?, de visitar los diferentes barrios o lugares de interés. Uno de estos le llevó al Memorial del Genocidio de Kigali, un museo que transportaba al visitante al año 1994 cuando cerca de un millón de tutsis fueron masacrados por sus hermanos hutus. El Memorial era como un testigo silencioso de un pasado que los ruandeses se han juramentado no repetir. Los mensajes que se escuchaban siempre hablaban de un solo pueblo ruandés, sin diferencias de razas o estatus social. Era un lugar solemne, sin duda. La llama eterna allí encendida en lo alto, divisando todo Kigali. El sitio donde se encontraban los restos de los asesinados. Recorrer aquellos jardines llenos de símbolos y leer los nombres de las personas fallecidas en el muro del Memorial sobrecogía y era, a la vez, intimista.

Luego, búsqueda de una librería para satisfacer curiosidades; paseos por el centro moderno y comercial, y recorridos radiales para disfrutar de la vegetación o el jolgorio urbanos. Una ciudad tiene esas actividades tan poco sugerentes, pero necesarias. ¿Algún museo? No. Los museos africanos tienen poco contenido o, al menos, este mochilero, no los encuentra interesantes. Había visitado el de Kampala (Uganda): pobre, desatendido y simplón.

Una vez conocido un poco Kigali, un autobús le transportó a Gatuna Border, rumbo de nuevo a Uganda.


Centro de Kigali, monumento al gorila

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