27 de julio de 2024

Córdoba / Argentina


Plaza San Martín, en Córdoba

Le costó encontrar un lugar donde descansar sus huesos por unos días. Cuando llegó a Córdoba desde Santa Fe se propuso encontrar un sitio céntrico y a la vez cerca de la estación de autobuses. Ocupado, ocupado, ocupado…. Ocupado, otro. Al final, un pequeño hotel más parecido a una pensión le sirvió. Córdoba era una bonita ciudad, con una zona colonial antigua, llena de iglesias y casas de época. Durante los días que estuvo paseando por la ciudad, que callejeó sin rumbo, le salieron al encuentro restaurantes con una magnífica gastronomía, edificios modernos que se entremezclan con construcciones coloniales, una antiquísima población con un sinfín de sitios turísticos en cada rincón.

Una de las mañanas —recuerda que era domingo— se acercó al Parque Sarmiento, un pulmón para los cordobeses (de Argentina). Paseo sin rumbo por el parque, concurrido dependiendo de las zonas, incluso se atrevió a alquilar (eran gratis) una pequeña bicicleta que se estropeó a las primeras pedaladas. Se fue por otra, y la cambió. El día avanzaba y se dio otro paseo por el centro, visitando rincones, entrando en alguna casa colonial y deambulando por las calles peatonales. Vio una ciudad que, según se apreciaba, tenía empatía con el visitante.

No sabe por qué, pero sintió la influencia española en toda aquella región.


El viajero insatisfecho ante La Poderosa II, Museo del Che Guevara

Estando en esta provincia, no podía faltar una cita con Alta Gracia, pequeña población en la que el Che Guevara se formó como hombre: allí paso una época en su tierna juventud. En la actualidad, la casa familiar era un museo donde se exponían algunas de sus pertenencias, y constituía un lugar ideal para nostálgicos. Allí estaba expuesta La poderosa II (o una réplica), famosa moto con la que partió para recorrer Sudamérica. Muy cerca estaba, también, la casa de Manuel de Falla —no mucha gente conoce que este célebre compositor español murió allí—, convertida también en museo. Una bella casa/chalet (Los Espinillos) —en la entrada, unos grandes y viejos cipreses— con cantidad de objetos que Falla utilizó, habitaciones en las que vivió, e incluso el catre en el que falleció, el 14 de noviembre de 1946.


Casa/museo de Manuel de Falla

Un viaje más, en su permanente deambular, a La Cumbrecita, un lugar en la sierra cordobesa, adaptado —muy cuidado— para el turismo local. Tenía sus orígenes en unos pioneros alemanes que lo fundaron y fomentaron. Una pequeña cascada era uno de los atractivos más visitados. Hasta allí llegó, como era habitual, en autobús local, lo que le ocupó todo el día al viajero insatisfecho.


Cama donde murió Manuel de Falla

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9 de julio de 2024

Santa Fe de la Vera Cruz / Argentina


El puente colgante de Santa Fe

De la ciudad argentina de Posadas, a orillas del río Paraná —sirvió a modo de ciudad de tránsito para la nueva incursión argentina, después de su paso por Paraguay—, el viajero insatisfecho se trasladó a Santa Fe de la Vera Cruz, una ciudad más céntrica en el país, y casi a orillas del mismo río. La distancia era considerable y pasó toda la noche en un bus. Cuando salía de la céntrica estación de autobuses, a primera hora de la mañana, comenzaba a llover. Andando y protegiéndome de la lluvia en algunos soportales llegó al hotel, ubicado a unas pocas cuadras.

Lloviendo se acercó al centro, después de haber tomado posesión de la habitación, y lloviendo se movió todo el día, edificio colonial tras edificio colonial y visita tras visita a diferentes zonas de la ciudad.

Y al día siguiente, también.


Museo Histórico provincia de Santa Fe

Tenía fama el Casino de Santa Cruz y, ante tanta agua como caía, decidió conocerlo, al menos, allí estaría protegido. Un casino más. Ni jugó (nunca lo ha hecho), ni le gustó, ni apreció su fama.

En el camino hacia allí, se encontró —no lo buscó— con el mayor mural argentino dedicado a Messi (Pasión futbolera argentina).


Mural/grafiti, dedicado a Messi, tras la Copa del mundo

Por la tarde, en un rato de respiro que concedió la lluvia, se acercó al puente colgante que cruzaba la laguna de Setubal. Un puente de estructura de hierro muy famoso, tradicional y símbolo de la ciudad. Uno de los atractivos —además de admirar desde uno de los lados su majestuosidad— era cruzarlo andando desde la costanera este a la costanera oeste. Otro, visitarlo de noche para observar sus efectos visuales, con una iluminación LED cambiante de colores. Esto último, fue imposible, pues cuando comenzaba a caer el sol y surgía la noche en la ciudad, comenzó a caer una tromba de agua que le obligó a volver al hotel.

Se fue al día siguiente, a primera hora, rumbo a Córdoba, huyendo de aquel tiempo tan incómodo para una reposada visita.


Cruzando el puente colgante de Santa Fe

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