31 de agosto de 2012

El muelle del pescado / Cabo Verde


Cuando la pérfida hamaca caboverdiana le atacaba y dañaba su dolorida espalda, el viajero insatisfecho tomó por costumbre el pasear atónito por la larga playa de arena casi virtual [¡qué arena tan fina y blanca!]. Se dejaba rozar su pies por las olas, no siempre suaves y delicadas y, mientras observaba, miraba y renegaba a veces, avanzaba hacia su nuevo centro de interés.
El pequeño muelle (a unos dos kilómetros de la hamaca) de pescadores de Santa María, ciudad turística de la isla de Sal, era a partir de las diez de la mañana un pequeño y agitado hervidero de locales y turistas que sin ningún reparo paseaban, incluso descalzos, entre el pescado recien traído de alta mar por las gentes isleñas que habían conseguido mantener su tradicional oficio, alejados del sofocón e invasión turísticos que desde hace unos años había atacado a esta isla [No había que olvidar que el turismo traía también explotación].
Se limpiaba y troceaba en pleno pantalán, se vendía al regateo, se cruzaban miradas de interés y, en fín, se cortaba el pescado a voluntad del comprador. Nunca había visto este mochilero semejante encuentro entre turista y local con esa carga de total afinidad, apego y comprensión. Por la tarde, el muelle se convertía en casi peligroso trampolín de muchachos que ejercitaban cabriolas acuáticas y, ya en la noche, en lugar de paseo de parejas de turistas que se dejaban mecer por las luces de las modernas y recién instaladas farolas.
Lo descubrió el segundo día de su estancia playera y lo convirtió en primordial, casi una manera de huir de la aburrida hamaca, y en su salvación.
Copyright © By Blas F.Tomé 2012

22 de agosto de 2012

Momentos, desconexión y descanso


Santa María era probablemente el icono turístico de la isla de Sal. Originariamente una ciudad de pescadores al sur de la isla, era la tercera ciudad y probablemente, implementada por este turismo, uno de los centros de poder económico más elevado de Cabo Verde.
La playa que lleva el nombre del municipio era sin duda, con sus aguas transparentes de color turquesa y su arena blanca, el objeto del deseo y obsesión (¡hay que ser obseso para retozar con alegría entre arena, sol y calor!) de la mayor parte de italianos, portugueses y españoles que llegaban a Sal.
Puesta la mirada fija, este viajero insatisfecho cree que esta fotografía sería la imagen parpadeante de sus pasados días de reflexión y descanso. En tono menos satírico-crítico, habría otras muchas, más bonitas y reales.
Tumbado en una hamaca, tras las gafas graduadas y oscuras de observador, sus perseverantes guiños al sol en vano intento por leer en medio de aquella abusiva claridad, sus miradas frívolas a la joven en top less, sus comentarios jocosos ante situaciones ridículas, sus desdeños a la mujer madura-portuguesa que se tostaba espatarrada con cada rayo y tras sus accesos de ira hacia el perro negro, abandonado, que soltaba desafiante sus pulgas al sol, sobrevoló un relajo que superaba cualquier incomodidad crítica.
¿Fue un viaje?. No, no fue un viaje.
Desconexión. Descanso. Mezcla de amor y odio para un mochilero poco acostumbrado a la pastosa calima de mediodía que se formaba, inevitable, a la orilla del mar.
Copyright © By Blas F.Tomé 2012

11 de agosto de 2012

Cabo Verde


La república de Cabo Verde inicia su andadura el año siguiente de la revolución portuguesa de los Claveles, el 5 de julio de 1975.
Hoy día, es fácil imaginar que algunos ciudadanos hayan llegado a cuestionarse si la independencia fue o no un éxito. ¿Por qué?. Porque de seguir Cabo Verde con Portugal hoy sería una región autónoma de ultraperiférica, como Azores, Madeira, Canarias, Guadalupe o Martinica, ultrasubvencionada por la Unión Europea.
Ahora, sin embargo, ya es tarde para cuestionarse estas cosas. El viajero insatisfecho va a conocer un pellizco de esos ciudadanos, de esas gentes [una manera fina de decir que va tragar polvo y arena] que, tal vez equivocadamente, sueñan con ser europeos.
Cabo Verde es un país que tiene mucho que ofrecer, no tanto por sus paisajes que también sino por su gente y su estilo de vida. El mochilero no se dejará llevar por “cosas que visitar" y paseará por los lugares a ritmo lento y, como suele hacer, se sentará en una terraza, delante de una cerveza, y dejará correr el tiempo. La mejor forma de disfrutar de cualquier país.
Antes de salir, como habitual ritual, consulta noticias sobre el país y encuentra una que dice textualmente:
  • El gobierno de Cabo Verde está buscando fondos chinos y asistencia de Macau para financiar grandes proyectos de desarrollo, incluyendo casinos en la isla de África occidental. El primer ministro, José María Neves, recientemente concluyó una visita al país asiático con el fin de construir una relación desde el punto de vista económico con China y Macau”.

Mal empezamos, con los chinos rondando. Cuando los chinos rondan, se apoderan.
Alguien tachará a este mochilero de ‘racista’. Nada más contrario a la realidad, que le tachen de miedoso ante una invasión silenciosa y programada por los ‘timoneles’ de aquel país, ansiosos de poder y contrarios a la libertad.
El descanso incita a veces a la observación, al milagro de la sorpresa y a la excitación reposada.
Tomará notas. Si puede.
Copyright © By Blas F.Tomé 2012

3 de agosto de 2012

No cansaba mirarlo


Siempre le pareció un paisaje refrescante este de las ‘Chocolate Hills’, en la isla de Bohol / Filipinas. Ya habló este viajero insatisfecho de ellas pocos días después de la visita, pero hoy quiere refrescar las carnes de otros ‘bloggers’, llenar de misterio sus vidas con estas instantáneas sobre estas peculiares colinas que, aun siendo conocidas, merecen de vez en cuando cierta veneración.
Hace unos días, cuando vió su imagen en la estación de Metro ‘Islas Filipinas’ (Madrid) recordó su existencia. Se acordó de aquellos momentos, su verde panorámica y el bullicio de los jóvenes filipinos que asistían también al sencillo espectáculo de su natural belleza.
Desde uno de los cúmulos, convertido en terraza turística, se podía ver este paisaje que refrescaba, sobrecogía, alentaba y ensimismaba.
No cansaba mirarlo.

Copyright © By Blas F.Tomé 2012