Ya había contado cosas sobre la ciudad marítima de Sassandra, en Costa de Marfil, pero había dejado a un lado aquella tarde que visitó una tranquila playa (Playa Jabá) a sólo unos pocos kilómetros. Se acercó en un taxi compartido, aunque el último kilómetro lo hizo solo, pues sus acompañantes abandonaron antes el vehículo. El taxista le dejó al lado de un camino por el que -le dijo- tendría que continuar unos quinientos metros hasta alcanzar la playa.
Era
poco más que una senda entre árboles y matojos. Tenía una bajada pronunciada
hasta un pequeño charco formado, casi seguro, por las aguas de un mar
embravecido en algún determinado momento. Bordeado éste, se llegaba a la playa. El océano se veía al fondo con algunos barcos de pescadores que cruzaban
entonces y se alejaban de Sassandra. Pensó en lo dura que sería su próxima
noche pues, según dedujo, la dedicarían a la labor de la pesca.
Deja aquí un video, que relata mejor que el viajero insatisfecho lo que era la playa:
VÍDEO