24 de febrero de 2023

Phonsavan y la llanura de las jarras


Restaurante en Phonsavan

Phonsavan era una población del centro-norte de Laos, conocida por la Llanura de las jarras y reconocida, recientemente, como Patrimonio cultural de la Humanidad por la UNESCO.

Llegó a punto de anochecer a la estación de autobuses, bastante solitaria y alejada del meollo poblacional, y se hizo de noche cerrada tratando de encontrar un tuk-tuk que le dejara en una de las guest-house del centro. Había varias y llevaba una de referencia, y esto le indicaría al conductor del vehículo de tres ruedas.

La guest-house resultó ser una preciosa casa de dos pisos con habitaciones a lo largo de un jardín o patio interior. Se accedía a ellas por puertas situadas en una galería o corredor que daba a dicho jardín. Se asemejaba a una corrala, pero relativamente nueva y especialmente limpia. Allí pasaría tres noches. La entrada daba a una ancha calle o avenida, en el centro de la ciudad. Frente a ella, un restaurante presentaba a la entrada unos grandes y oxidados proyectiles americanos, a modo de decoración art déco laosiano. En él comería, tomaría alguna cerveza y redactaría notas recordatorias de la ciudad.

Para la visita a la Llanura de las jarras, o tinajas, utilizaría los servicios del recepcionista que en su tiempo libre se convertía en motorista de alquiler. Casado, todo venía bien al joven matrimonio, con hijo pequeño, aunque no le vio excesivamente interesado por el dinero que tan justamente se había ganado.

Llanura de las jarras


Llanura de la jarras
Motorista y las tinajas

Esta famosa llanura, en realidad, constaba de varios asentamientos de tinajas en los alrededores de la ciudad. Pateando uno de estos lugares, parecía ser suficiente, pues todos eran más o menos lo mismo: un “sembrado” de jarras, unas de granito y otras de piedra arenisca, que ocupaban una extensa zona de terreno. Las jarras, de uno a tres metros, estaban esparcidas sin aparente control. Unas tumbadas, otras en pie; unas destrozadas y otras bien conservadas, pero todas ellas formaban un bonito conjunto.

Aunque no se conocía a ciencia cierta el uso de esas antiguas jarras, durante la excavación, el arqueólogo francés Colani, en 1930, observó que su interior contenía restos humanos, aunque no todas, pero muchos huesos mostraban evidencias de incineración. Algunos hoyos o socavones cercanos a las jarras daban cuenta de explosiones de bombas americanas durante la guerra en el país, según dijo el recepcionista-motorista.

El asentamiento visitado, tenía además una cueva, que bien podría haber sido refugio en tiempos bélicos. Ahora, un pequeño buda y unas ofrendas ocupaban uno de los laterales interiores. En el camino de vuelta a Phonsavan, visitaría otro buda, éste de proporciones gigantescas y en apariencia sin terminar, en la parte alta de una pequeña elevación de terreno.

¡Qué obsesión laosiana por construir grandes y dorados budas en los mogotes cercanos a las poblaciones!


Buda, en lo alto de un cerro

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8 de febrero de 2023

En Phongsali / Laos


Mujer (¿akha?) con vestimenta local

Estaba en Luang Namtha, en el norte de Laos, eligiendo y decidiendo el próximo destino: uno de ellos podría ser Phongsali. Sobre esta población se informaba en unas breves líneas del libro-guía. Según éstas, la población se levantaba en una sinuosa meseta, alejada unos trescientos kilómetros, o poco más, de donde se encontraba.

Nunca pensó que fuera tan largo el viaje hasta allí. La carretera era sinuosa, sí, y estaba trazada por las cimas de aquellas montañas que conformaban estrechos valles. De una cumbre a la otra o de una estribación montañosa a la siguiente. Fue un largo trayecto de más de catorce horas de ruta en un minibús cargado de viajeros, y se hizo muy largo. Arribaron a la población muy entrada la noche.

La estación de autobuses estaba a unos dos kilómetros del centro y gracias a la amabilidad de un vigilante de la estación (pagando el trayecto, por supuesto) pudo este viajero insatisfecho localizar uno de los pocos hoteluchos para pasar la noche. Era muy difícil la comunicación en aquella zona donde parecía no haber llegado turista alguno, ni mochilero perdido, pues todo el mundo hablaba su idioma local y carecía, al menos en apariencia, de una mínima infraestructura para desplazamientos por los alrededores. Aun así, al levantarse al día siguiente inició la dura batalla de tratar de conseguir algún medio para visitar algo de la zona circundante. Paró a un veterano motorista que le miró al pasar y, aunque ni era experto ni parecía fuera su labor, se lanzó a negociar el precio del trayecto a Ban Komean, un pequeño poblado -según detallaba la guía- productor de té, ubicado en una de las muchas laderas de la zona. El interés no era tanto por las plantaciones como por encontrar en la ruta algún pequeño pueblo local y tradicional, en el que siempre podría surgir la sorpresa de alguna actividad social típica o arcaica.


Dos trabajadores arreglando la antigua plantación de té

Con la moto circulando por caminos de tierra y piedras, socavones y baches, llegaron a la zona de las plantaciones de té después de casi una hora de trayecto. Nada especial, nada reseñable en el camino, sólo el disfrute de la naturaleza rural y las espectaculares panorámicas de valles y montañas que se extendían hacía el horizonte. Una vez allí, un paseo por los antiquísimos terrenos, con viejas plantas de té. Poco más en aquella excursión rural y sin mayores pretensiones.

Vio varias mujeres con atuendos tradicionales a lo largo de la ruta y, en especial, se cruzó con una que llamó su atención. Le hizo una foto para el recuerdo e intentó conocer su procedencia y el porqué de aquella vestimenta. Imposible la comunicación e imposible averiguar dónde se asentaba su poblado: desistió de conocer sus orígenes, aunque podría ser de algún pueblo Akha de los alrededores.

Pasó una larga mañana por los alrededores de Phongsali, intentando avistar algo llamativo, un poblado tradicional o una cultura local, pero, si bien disfrutó del aire fresco y virgen de la zona, no pudo saborear nada auténticamente antiguo y típico.

¡Cosas de la vida mochilera!


Mujer de la zona


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