24 de marzo de 2010

La no ficción de Kapuscinski

Si lo que dice el autor del libro “La no ficción de Kapuscinski”, Artur Domoslawski, tuviera visos de realidad, este viajero insatisfecho (que no lo ha leído) sería el primer desilusionado. Bueno, hablar de ‘primer desilusionado’ sería un poco petulante.
Uno de ellos.
Este biógrafo [Domoslawski] llega a afirmar que “es complicado llamar ‘periodísticas’ sus historias [de Kapuscinski] pero en la mayoría de casos son gran literatura”.
Es muy importante saber si lo que se lee en los libros de Kapuscinski (referentes en el periodismo, en especial, en el de viajes) es producto -en parte- de su imaginación como literato o es su mirada de periodista pertinaz. En la profesión periodística atravesar la frontera de la no ficción hacia la ficción, o moverse en ambos lados, es un acto de deslealtad, falsedad e hipocresía. Este mochilero, al leer uno de sus libros, está leyendo con admiración y emoción, cosas que ocurrieron. Si eso no fue así, se sentiría manipulado y con la sensación de haber recibido información sesgada y tergiversada.
Falsa.
Domoslawski pone sobre la mesa dudas sobre si Kapuscinski inventó o no entrevistas. Si, por ejemplo, en el “El emperador” que se construye en base a entrevistas, éstas fueran inventadas, el libro sería una novela (muy buena, pero novela), nada de crónica de un hecho histórico.
Una decepción.
En el sincero afán de no creer algo así de uno de sus autores favoritos, este blogger/viajero va a esperar acontecimientos para hacer, si puede, su propio y definitivo juicio de valor.

Entretanto, reactivar y reafirmar su incondicional apuesta por Ryszard Kapuscinski.


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