Tal vez sea Camerún una de las citas pendientes sin ser excesivamente exigente con los países con los que ‘habría quedado’ este viajero insatisfecho. Era una cita pospuesta por multitud de motivos. ¿Qué ofrecerá Camerún?. ¿Qué hace un leonés en esa inhóspita tierra de selvas y desiertos?. ¿Se moverá con cierta facilidad?. No. Pero al final después de mucho observar África como una atractiva piel puso su puntero en este país.
Sobre todo le atrae visitar el norte ¿por qué?. Imposible contar un motivo
convincente al que lea estas cuatro líneas. En la frontera norte se encuentra
el lago
Chad. ¡Un lago africano!. ¿Qué otro motivo más se podía aducir para
lanzarse al país?.
Con la guía ‘Camerún’, de Laertes Ediciones, en la mano, ve las primeras
dificultades para acercarse a ese lago que se está desecando o, al menos, eso
cuentan las crónicas, las televisiones o los mentideros viajeros. Hojea el
libro/guía rápido hasta que llega al final donde, en sus últimas páginas, un
capítulo desentraña la zona norteña de Camerún, la zona donde se enclava el lago
Chad. Según va leyendo se va encontrando con las primeras dificultades
“si se desea visitar e incluso navegar
por el último lago que queda en el Sahara, habrá que alcanzar la ciudad de Blangoua,
emplazada en sus orillas. Para dicha empresa se necesita disponer de vehículo
propio y de un chofer experimentado en la región: apenas existe transporte
público entre Blangoua y el resto del mundo”. Poderosa dificultad para este
viajero que se mueve solo, con dificultades de idioma y con la cartera con
dificultades a la hora de derrochar ‘dineros CFA’.
“A
partir de aquí –continúa el libro/guía- [se refiere a la población de Makari, en
el norte] es clave contar con los
servicios de un buen chofer que conozca las pistas, que se complican cada vez
más en una especie de maraña de caminos polvorientos….”. Y muchas más
trabas que el autor va poniendo al lector. Este se va desanimando poco a poco,
pero tiene ya su billete Madrid-Douala en el bolsillo, la ilusión insertada y
encerrada ‘a cal y canto’ dentro de su mente y la alegría del viaje en su corazón.
¿Y el sur?. Aún no se ha centrado en página alguna que refiera las
dificultades del sur pero aunque las hubiere es un país visitable y como tal
actuará.
Hará lo que pueda. Visitará lo que pueda. Recorrerá con ganas el norte, el
centro y el sur, pero nunca sabrá, o al menos no antes de que finalice el
recorrido, hasta dónde podrá llegar.
Para estos viajes complicados siempre se acuerda de algún compañero de
ruta. Uno o varios acompañantes podrían aminorar el montante dinerario que
supondrían los alquileres de vehículos y otros menesteres.
Pero no, el mochilero viaja solo. Con sus ventajas y sus inconvenientes.
Copyright © By Blas F.Tomé 2018