Llegó
a la librería Gaztambide, donde tenía lugar la presentación, con el tiempo
suficiente para sentir el local como algo suyo, como si fuera el salón de su
casa o un habitáculo familiar ¡Hacerse con él! Una llamada de Paco Nadal al móvil
preguntando si seguía “en pie lo de mañana” le ubicó definitivamente. “¡No,
Paco, que es hoy, que es ahora!”. Era una broma de este gran amigo y viajero, que
estaba ya a sólo unos metros el local.
La
parte comercial de la librería era un espacio atrayente, lleno de estanterías y
mesas con libros, volúmenes y ejemplares de todo tipo, formando un conjunto
abigarrado de objetos de culto, aunque también de polvo. El sótano -al que se
accedía por una pendiente escalera- igual de sobrecargado y barroco, transportaba
al visitante hacia la intimidad y la cercanía. A sentir la protección de tanta
letra enlatada y tanto libro envasado en estanterías laterales y frontales.
Y
llegó Paco Nadal.
Saludos
y sonrisas de bienvenida, ante otro gran amigo, Pepe, que instalaba una cámara
para recoger la charla y empaquetarla luego en el recuerdo. El público
asistente comenzó a llegar en tromba. Puntuales, deslumbrantes, contentos y
animados. Algunos besos; a otros, abrazos. Algún saludo de lejos, pero cercano.
Y
aquellas filas de sillas, que vio -en principio- como demasiadas y excesivas,
se fueron ocupando. Culos y más culos se unieron al cómodo asiento. Sobre
ellos, amigos y amigas relajados, pero expectantes. Más personas bajando las
escaleras. No cesaban de entrar. Se llenó, y comenzamos. En los siguientes
minutos, las escaleras de acceso sirvieron también de reposo para los más
retrasados.
“Voy
a empezar contando cómo conocí a un personaje como Blas, a un personaje
peculiar. No me diréis que no es peculiar, porque rarito, rarito es”, así
comenzó el acto de presentación de este libro africano y picassiano. Más, en
concreto, de su autor. Estas fueron las primeras, cariñosas y sinceras palabras
de Paco Nadal, desde aquel alto taburete. El público, sin duda, comenzó a darse
cuenta de qué iba aquello y del tono en que iba a discurrir la reunión. Las
sonrisas de los asistentes afloraron y todo el mundo se relajó. El primero, el que
escribe estas líneas.
“Desde
que abrí un blog en El País, desde el
minuto uno, apareció un tío, un tal Blas F.Tomé, que me hacía comentarios en
todas y cada una de las entradas. ¡Era un tocapelotas! No os lo podéis imaginar”.
Paco ya se había ganado al público con ese tono, con esa facilidad de
comunicación, de exteriorización de sus sentimientos y cordialidad en sus
palabras ¡Gracias, Paco!
Todo,
a partir de ahí, discurrió con un público animado, predispuesto a escuchar, a
dejarse encandilar por el agradable y experto viajero, Paco Nadal. Se habló de
África, de Picasso, de las máscaras, de las religiones animistas, de los
recorridos mochileros, de los precarios hoteles, de sexo, del turismo de
agencia, de cómo se había fraguado el libro […], de todo. Se expusieron ideas y
temas africanos a diestro y siniestro. Al final, hubo preguntas. Y deduce este
mochilero: porque el tema había sido interesante.
Gracias,
a todos, por asistir. Gracias, Paco, Pepe, Zule, Pilar, Isabel, José Ignacio,
Oriente, Inma, Perpe, Carmen, Beatriz, otra Beatriz, Jesús, Cristina, José Manuel, David, Ania, Marta, Melchor, Melchor Jr., Rus, Lou, Luis, Paula, Lola, Merche, Begoña, Prado, Melda, Nacho, Miriam, Miguel, Zulayka, María, Tatiana, Juan, Sandra, Noemí,... , y gracias a todos los que no cite por su
nombre.
¡Un
rato muy agradable!
VÍDEO
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