27 de abril de 2009

Breves observaciones (Filipinas)

No parece que hubieran nacido en el mismo sitio y país, ni que les hubiera despertado el mismo sol y el mismo canto del gallo. El carabao y el filipino son diferentes.
¡Faltaría más!.
Sus percepciones interiores y actuaciones muy distantes y lejanas, casi contradictorias.
El impasible y absorto carabao parece entretenerse en arrastrar bultos o tirar con parsimonia del arado arrocero mientras filosofa -en apariencia- todo: el ruido, el silencio, el traqueteo, el particular olor, los abigarrados colores del entorno. El filipino, en cambio, raya con la vitalidad permanente, mueve sus ágiles piernas y conforma con otros filipinos un tremendo caos. Sonríe, habla y transmite ligereza de espíritu. Tiene la fuerza del paso rápido, decidido, y la vibrante velocidad de una veleta movida por un frecuente huracán.
La calle es caótica pero juvenil, caótica pero alegre.
El pueblo filipino es joven. ¿Dónde están sus viejos? ¿Ocurre lo mismo que cuando Madrid-en-pleno se pregunta dónde entierran a los chinos-madrileños?.
Este viajero insatisfecho no vio a penas viejos en las calles, en los pueblos -algunos-, en las carreteras.
No toman los jeepney’s (extraño autobús local) los ancianos filipinos ¿dónde pasarán su discreta vida?.

Copyright © By BlasFT 2009

22 de abril de 2009

Hoi An (Vietnam)

¡Qué ciudad más simpática!.
¡Qué joya oriental!.
¡Qué colorido tiene!.
Es como un bello escaparate tradicional, por el día, y una deslumbrante maniquí luminosa, por la noche; con su bello, antiguo e intrigante puente japonés, símbolo de la ciudad.
Un río la divide en dos y, por la noche, ese río y la ciudad se llenan de magia. Montones de farolillos adornan las calles, y cientos de luces cruzan cableadas las márgenes del río, organizadas con simetría oriental. Al detalle.
Allí, este viajero insatisfecho alquiló una bicicleta y se dejó llevar por la tranquilidad del lugar. Sus paseos, paralelos al cauce del río, le llevaron al mar. En la playa, se rodeó de niños y niñas que querían jugar.
Allí, este viajero insatisfecho se dejó hacer varias camisas de puro algodón, de diseño y tela a elegir, conquistado por la amabilidad del sastre que le abordó.
Allí, este viajero insatisfecho conoció a una preciosa joven vietnamita, de permanente sonrisa, olor a membrillo y piel……(¡permiso!), piel de melocotón.
Copyright © By BlasFT 2009

15 de abril de 2009

La muralla se llama "muralla" (Filipinas)

Que nadie piense que en Filipinas, por hablar inglés, olvidaron y, por ello, reniegan de la influencia española y del fuerte patrimonio colonial español labrado a base de clérigos destripa-indígenas y militares mentecatos, autoritarios y torturadores. Los filipinos tienen el tagalo y el inglés como idiomas oficiales -hace mucho lo fue el español-, pero este viajero insatisfecho escuchó hablar cebuano, visaya, chabacano, y otros que ni recuerda.
En todos ellos se vislumbra más o menos la influencia española.
Los pueblos y ciudades tienen por lo general nombre español. No se dice “Port Princess” sino Puerto Princesa, capital de la isla de Palawan. La gente es de Toledo o de San José de Buenavista, y -quizás- de San Fernando, La Laguna o Padre Burgos. Si va en jeepney (cumple parecida misión al autobús municipal) el filipino grita “¡para!” si quiere bajarse. En el restaurante pide un “tenedor” y si pretende hacer un recuento dicen “uno, dos, tres,….”. Al lunes lo llama “lunes” y al martes lo nombra como “martes”.
Los anuncios finalizan con Please, contact.- “Mr. Fernández y la tienda se puede llamar “Borbón”. ¿Hay un nombre más español para una calle que “Antonio Flores Street”?. La clínica dental pertenece al doctor “H. Pantoja” y la muralla se llama “muralla”. ¿Hay algo que identifique más al conquistador ibérico que una ciudad amurallada?. No entendía tagalo, ni visaya, ni cebuano pero este viajero sintió tan cercano al filipino de la calle que le comparó, en carácter, al español.


Copyright © By BlasFT 2009


12 de abril de 2009

"Obertura" de una autobiografía no publicada (Homenaje)

“Cuando estoy escribiendo estas líneas del proyecto-libro, cumplo mis ‘primeros’ ochenta años. Nací en Las Palmas de Gran Canaria el cuatro de junio de 1916, mientras ‘Berta’ -el cañón alemán de largo alcance- bombardeaba los arrabales de París y el kaiser y sus mariscales brindaban por la conquista de ‘La ciudad de la Luz’. Yo de nada me enteré, ocupado como estaba del enorme y magnífico pecho de un ama de cría gallega. Nadie, aún, me ha podido explicar por qué me negaba definitivamente y con toda la fuerza de mis berridos ‑con el riesgo de mi vida‑ a mamar del pequeño, blanco y super-exprimido seno materno, usado y abusado, a destajo, por los ocho hermanos que me antecedieron (Testigos oculares aseguran la inmensa superioridad de la teta gallega).
Yo era el tercero de la dinastía, empezando por el final, de una prole de once hermanos. Mi padre, poeta frustrado, con talento de dramaturgo y técnico en la construcción de maquetas de navíos de guerra, con un insuperable sentido del deber, trabajaba a marchas forzadas en sus empleos burocráticos, olvidado de sus sueños ante la terrible realidad de aquellas once bocas, cinco varones y seis hembras, gritando a todas horas:
¡Queremos comer!".
Copyright © By BlasFT 2009

4 de abril de 2009

La lista negra


Acaba de llegar de las Islas Filipinas y se entera de que la OCDE (y por consiguiente, el G-20) coloca a este país en la ‘lista negra’ de los que no colaboran con las autoridades fiscales ni se comprometen a adoptar las normas internacionales. Los poderosos(?), en cambio, se comprometen a aplicar sanciones contra el territorio rebelde, a actuar con ‘el hacha de guerra’ si no cumplen sus imperativos.
El viajero insatisfecho ya había hecho, cinco días antes, su particular ‘corte de mangas’ al centro neurálgico de Manila. Nadie se cree que esa zona de negocios sea representativa de Filipinas y sea el reflejo del resto del territorio. Más bien es el producto en el que se ha fijado el G-20 para colocarlo en la ‘lista negra’ de paraísos fiscales.

En esta ocasión, el mochilero se ha colocado, con ironía, por delante -en el tiempo- a los poderosos(?) de la tierra.

Copyright © By BlasFT 2009