29 de diciembre de 2009

Río Cuervo (Algo nacional)

El llamado nacimiento del río Cuervo (Cuenca) es, en realidad, el-resurgir de las aguas tras un largo recorrido subterráneo y el-lanzarse chorreando por una pared repleta de musgo. Eso sí, el espectáculo es fascinante y la sensación de frescor es, como el arco iris, luminosa.
Del río Cuervo se podría pensar lo que dijo Rusiñol de uno de ‘sus’ ríos catalanes, “no es un río gandul, es un río que trabaja, que se gana el pan”. De esos calificativos se adueña el río Cuervo en su conocido nacimiento. Se trabaja sus formas; sus humedades verdes de musgo reluciente; sus diminutas cavernas rocosas y húmedas; sus brillantes y chiquitas cascadas, llenas de claroscuros y fuerza.
Era un día de otoño con neblina, de sol oculto por la humedad natural. El sol abrió más tarde, después de varias peleas ‘a navajazos’ con la terrible niebla mañanera.
Venció.
Todavía le brillan los ojos al viajero insatisfecho por la sorprendente belleza, digna de un cuadro romántico, de David Friedrich, y le chisporrotea el cerebro de recuerdos de aquellos viajes, nada mochileros, pero llenos, eso sí, de empresas y perdidas batallas.

Se merece un paseo, una visita, y un perderse suavemente.

Copyright © By Blas F.Tomé 2009

21 de diciembre de 2009

La Ciudad Perdida, perdida (II). Fotos.

Unas cuantas fotografías del trayecto del viajero insatisfecho al encuentro con la Ciudad Perdida, de los antiguos tayronas:
  • El primer vestigio de civilización antigua que encontró el mochilero: un poblado kogis o arzario, no recuerda. Ambos, descendientes de pueblo tayrona. Faltaba jornada y media de marcha.
  • Mujer e hijo/a kogis.
  • El arzario ‘Valencio’. Muy difícil fotografiarle, según el guía, pero el viajero le convenció.


  • Caravana de mulas, adelantando por la izquierda, camino de algún poblado, y el guía a la derecha, mochila en ristre, trasportando el condumio. En ciertos lugares, la vereda iba por el cauce del río.

  • Dos instantáneas de la Ciudad Perdida.


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16 de diciembre de 2009

La Ciudad Perdida, perdida

Después de tres días en un permanente sube y baja, culebreando por montañas, laderas y valles, con los mosquitos acechando a cada paso (y materializando sus ataques), el destino final se encontraba en lo alto de una larga y empinada escalera tayrona, labrada en la ladera tupida de vegetación y bien conservada a pesar de los años, la humedad y el trasiego de los guaqueros, muy activos en aquella Sierra Nevada colombiana. Son éstos, buscadores incansables de vestigios precolombinos, que abordan como moscones a los escasos viajeros que deciden acercarse por aquel perdido lugar. Pueden intentar vender un falso objeto como si procediera del mismo jefe indígena tayrona de hace mil años.
Al final de aquella escalinata -cuasi asesina para los agotados mochileros- aparecía, entre una maraña de árboles, la Ciudad Perdida.
Sus restos, claro.
Ruinas reconstruidas de poblados precolombinos que son una muestra de la sofisticada arquitectura e ingeniería de piedra, que incluye multitud de terrazas en la ladera de la montaña -sobre ellas, sus edificaciones de madera que el paso del tiempo ha borrado- muros de contención, caminos, puentes, escaleras y canales. Toda una ciudad enmarañada y olvidada.
El viajero insatisfecho y su guía colombiano, dos o tres vigías (soldados) asentados en un chamizo en lo alto y algún que otro niño kogi (del poblado cercano, descendiente de los antiguos tayronas) componían -o al menos lo parecía- todo el elenco humano en kilómetros a la redonda.

El resto de seres vivos eran los diminutos mosquitos que mostraban, con tremendos picotazos, su repulsión por los extraños.

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10 de diciembre de 2009

Emancipation Day

  • Gritos de libertad sonaron desde las cimas de las montañas y de los llanos, de los hombres, mujeres y niños que se habían enterado que eran finalmente libres del opresivo sistema social y económico en el que eran tratados como menos que humanos”, así escribía Tanesha Ramdanie, en ‘The Road to Freedom.

El 1 de agosto, Día de la Emancipación en Trinidad y Tobago, y en muchas otras islas orientales del Caribe, se celebra el fin de la esclavitud, cuando todos los esclavos negros fueron legalmente declarados libres.
Ahora sí, la frase inicial de Tanesha Ramdanie cobra sentido.
El viajero insatisfecho vivió de cerca ese día (de un año cualquiera) en Port of Spain. Fue una jornada de mezclas; negros, blancos, indios, mestizos. Toda la mixtura de las islas tenía cabida.
La ciudad se disfrazó, ‘procesionó’ y bailó africano, con orgullo de sus orígenes pero también con respeto por haber sido territorio esclavo durante tantos siglos. Conociendo como conocía todo lo que significaba para Trinidad entera, su mirada a la fiesta fue diferente y digna, pero nada en ésta aparecía majestuoso ni grandioso.
Fue alegre, eso sí.
También fue normal en su mente de espectador blanco. ¿La libertad quizás le había vuelto insensible a lo que la esclavitud representó realmente?.
A ellos, no.
Nadie vivió impasible el Emancipation Day.

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1 de diciembre de 2009

¿Mentiroso?. No. ¡Lo juro por Snoopy!.

El otro día -hace pocos días- leía en El País un artículo de esos que pretenden ser una investigación periodística sobre las diferentes dosis de mentira en los escritos diarios y, claro, inmediatamente este lector lo extrapoló a los ‘pinitos’ que está haciendo en su vida como blogger. “Todos mentimos. Engañamos por cordialidad, por convivencia, por ocultar delitos o por egocentrismo”, decía -y destacaba- la periodista Silvia Blanco. ¿Y cuántos nuevos bloggers -se preguntó entonces este lector- habrán caído en la trampa de mentir, por egocentrismo, por ejemplo? O por edulcorar su vida social. ¡Vete a saber!. “Detrás de un impostor hay una ‘insatisfacción’ personal”, apuntaba uno de los expertos en ética, que recogía el citado trabajo periodístico, unas líneas más abajo.
¡Date!, esto ya le afecta al mochilero.
¿No habrá caído el viajero insatisfecho en la trampa de modular-trastocar la realidad a su antojo por su ‘insatisfacción’ (vuelta otra vez la palabreja) enfermiza?
En esta ventana al mundo que son los blogs, el mochilero ha contado vivencias personales, viajes con encanto, recorridos inmundos, robos sufridos a punta de navaja, subida al Wayna Picchu, visita a la muralla china, bamboleos en largas lianas naturales, encuentros palpables con la vergonzosa historia de la esclavitud, cita sorpresa con la desnudez de una joven tanzana, largo descenso por el Amazonas, miedoso en la frontera de Guinea-Bissau, jinete en Petra (Jordania) y en su terruño natal, … Pero todo esto, y más ¿verdad, o ha sido fabulación?. Mentira, al fin y al cabo.
¡¡Lo jura “por Snoopy”!!. Todo han sido momentos vividos de felicidad y riesgo, de aventura y desfachatez, de trompicones y relajos.
En resumen, viajes reales.
¡Por Snoopy!.

Copyright © By Blas F.Tomé 2009