30 de agosto de 2009

Abu Simbel o donde los españoles evacuan

A las puertas de Abu Simbel -el templo de los templos egipcios- el viajero insatisfecho pensaba en el sur de su imaginación. En el sur, de intrépidos exploradores. En el Wadi Halfa, vivido por Paul Theroux en ‘El safari de la estrella negra’, o por Javier Reverte en ‘Los caminos perdidos de África’.
Incluso, más allá y más al sur, en el Gondokoro, de Speke y Grant.
En el Sudán completo, descrito por Robert D. Kaplan en ‘Rendición o hambre’, o por Paco Nadal en ‘El cuerno de África’. En la Tanzania, de Ryszard Kapuscinski en ‘Ébano’, o en el Congo de André Gide y del Rey Leopoldo.
Al Sur.
Siempre al sur de África, pensaba el mochilero.
Pero Abu Simbel merecía una parada real, no imaginada. Monumental y grandioso. Hormiguero de turistas, ávidos de experiencias y conocimientos in situ. Era difícil permanecer en aquella explanada y no sentir admiración por las gigantescas esculturas del gran faraón Ramses II. También difícil atacar el asfixiante interior del templo, por la multitud de personas, casi todos españoles, que a las 7 de la mañana por allí pululaban. Todos admiradores de los relieves y bajorrelieves interiores, estatuas y herméticas salas. España entera evacuaba en el río Nilo. España entera paseaba su cuerpo por el sofocante calor de sus orillas.
Al frente, el artificial lago Nasser formado por la presa del Nilo, y más lejos -hacia el sur- su nacimiento y el ‘África inexplorada’, del doctor Livingstone.

El explorador no encontraría turistas.
Copyright © By Blas F. Tomé 2009

18 de agosto de 2009

¡Viajemos p'atrás!


¿Un viaje a la vergüenza?.
¿Ganas de nostalgia?.
¿Un viaje al pasado del viajero insatisfecho?.
¿Un intento de plantear un debate sobre el alcohol o el botellón?.
¿Existen o no tiempos mejores?.
Que nadie dude que la foto es muy personal. Eran otros tiempos, de gratos recuerdos, épocas nostálgicas y pasos certeros, ¿ahora se diría equivocados?. Nada de eso, gloriosos, con ‘sus luces y sus sombras’.
Un viaje al pasado, de riñas y amores, de alcohol y pasiones, de noches alegres y difícil despertar.
Al levantarse, la cabeza le daba vueltas. En cuanto podía percatarse que había dormido vestido, aunque no entendía aquella cantidad de migas de pan que le molestaban en su piel, entre su ropa que aún mantenía puesta. Tocó y manoseó las sábanas y le transmitieron la misma aspereza de un semillero de trocitos de pan reseco. Al cabo de unas horas, cuando uno de sus atrevidos compañeros apareció con la foto, entendió su inaudito amanecer.
- ¿Y los panecillos?.
- De vuelta, a la puerta del colegio mayor femenino. Eran los bollos del desayuno.
- Puaff, puaafff.
Con cierta ironía se podría citar a Rabindranath Tagore con aquella frase ‘los hombres son crueles, aunque el Hombre sea bueno’.

Copyright © By Blas F.Tomé 2009

7 de agosto de 2009

Región amazónica ecuatoriana

Blandiendo en alto enormes machetes, el más que relativo cabreo en sus rostros y fuertes gritos atronadores en bloque, no parecía la mejor manera de que aquella numerosa manifestación terminara de forma pacífica. En su honor, cabría decir que aquellas herramientas se utilizaban y simbolizaban el duro trabajo de la región amazónica ecuatoriana, el duro quehacer en el cultivo selvático. Trabajo de jornalero mal pagado, de primitivo explotado de sol a sol y asalariado de permanente sudor.
Pero aquel día, aquellos cientos y cientos de facas se convirtieron en un arma de dignidad, de lucha, de poderío, de grito ante la injusticia. El hombre de la zona amazónica ecuatoriana se levantaba contra la voluntad del burócrata quiteño (de Quito) y su heredada prepotencia.
El viajero insatisfecho se manifestó con ellos, oyó sus discursos, blandió su imaginario machete y gritó contra la fiera urbe que grava sus reglas a quien ya las tiene impuestas, y tiene tatuado su sufrimiento por la salvaje naturaleza.

La ciudad de Tena entera gritó al unísono su particular grito, que era de rebeldía y a la vez de orgullo: “¡Somos primitivos!”.


Copyright © By Blas F. Tomé 2009