31 de enero de 2014

Las cataratas Victoria, vistas desde Zambia

El viajero (su sombra), después de visitar las cataratas Victoria


Heme aquí frente a frente
de la espesa tiniebla desde donde
oírme debe la deidad 'rugiente'
que en su seno se esconde:
Dime, genio terrible del torrente,
¿a dónde vas al trasponer, la valla
del hondo precipicio,
tras la ruda batalla
de la atracción, la roca y la corriente. . ?”  ( Por: Juan Antonio Pérez Bonalde).

Sin duda era una gran experiencia viajera sentir el estruendo infinito de las cataratas Victoria, en la frontera entre Zambia y Zimbabwe. En aquel recóndito paraje en los tiempos de Livingstone, se encontraba este regalo de la naturaleza salvaje para el que lo supiera apreciar.
Ahora, eso sí, la naturaleza aledaña menos salvaje, más bien acondicionada para que el viajero o turista presencie su ímpetu. Aunque nada artificial había en las cataratas en sí. Todo lo artificial se encontraba en sus alrededores, lo que daba comodidad al visitante.
El sol calentaba ‘a rabiar’, como diría Pablo Alborán, pero cuando la cercanía del salto se medía en unos pocos metros, la lluvia que desprendía amortiguaba el pegajoso calor.
El viajero insatisfecho no suele explayarse en mostrar fotografías pero en esta ocasión va a hacer una excepción. Visitadas desde el lado ‘zambezi’ nada más, estas instantáneas pueden dar idea de su grandiosidad aunque sin hacer justicia del lugar.
Para quedarse atónitos.

Primera visión de las cataratas
 Grandiosidad del lugar
Fuerza de la naturaleza
Diferente perspectiva
 Las cataratas al fondo, vistas desde el puente-frontera
Una vez pasadas las cataratas, el río Zambeze comienza a zigzaguear por los barrancos

Copyright © By Blas F.Tomé 2014

20 de enero de 2014

Zambia, Africa, despierta!!

"No tengas sexo conmigo. Protégeme. LA VIOLACION ES UN CRIMEN", dice este cartel

Salía temprano de Lusaka, rumbo a Chipata (cerca del Parque Nacional South Luangwa) entre grandes carteles de anuncios: SUPER FAST INTERNET (ZAMTEL); ZAMBEEF, feeding the Nation; DEFILEMENT IS A CRIME (La violación es un crimen); AIRTEL; 100 YEARS LUSAKA ("Qué joven es Lusaka!!. Mi padre nacía cuando se formó esta ciudad")...
La campiña verde, de insultante verde, aparecía rasgada por el asfalto por el que circulaba el bus. Los suburbios iban quedando atrás con sus gentes iniciando otra dura jornada. Triste, quizás. Poco a poco el movimiento era más movimiento. Las 'townships' despertaban envueltas en una bruma humeda y en la penumbra de la noche, ya casi desaparecida.
Amanecía.
Zambia, Africa, despierta!!.
El verde, insultante verde, se adueñaba de los bordes de la carretera. Por esos bordes, comenzaban a moverse padres, madres, hombres y niños, yendo a no se sabe d
ónde.
El bus rasgaba la sabana-selva (como el soto-bosque, de Felix Rodriguez de la Fuente) a gran velocidad. Un viejo perro negro movía su cola lentamente mientras miraba atento algo que debía moverse entre los hierbajos. Un joven pedaleaba lento una bicicleta que llevaba un cerdo gruñ
ón atado y tumbado en el transportín; su corto gruñido sonó a amenaza al cruzar a gran velocidad el bus.

Las cabañas desperdigadas entre la sabana-selva

De vez en cuando, las cabañas de juncos y barro aparecían a los lados al penetrar en la vasta campiña. Sacos llenos de 'carbón vegetal' se exponían en el breve arcen.
Comenzaba a llover. Se esperaba, pues los cerrados nubarrones se habían mostrado con rapidez. Las gotas rompían sobre el parabrisas del buseto, mientras, niños y niñas uniformados, calados hasta los huesos, caminaban por la orilla -con miedo y aun desperezándose- supone, hacia la escuela.
A gran velocidad, surg
ían, en los límites de la carretera, cestas repletas de mangos, naranjas, o bananas; palanganas de plástico con voluminosas setas recién cortadas, y más sacos de 'carbón vegetal'. Y los carboneros, como los vascos de la película 'Tasio', de Montxo Armendáriz. Entre los árboles y la constante maleza, ciertos claros con cabañas de paja y barro, algunas cercadas con vallas de esteras y juncos.
Campos sembrados de maiz. Mujeres dobladas (doblegadas?) arañando la tierra y eliminando malas hierbas.
Zambia, Africa, despierta!!.

Los carboneros trabajando (al fondo)

Copyright © By Blas F.Tomé 2014



10 de enero de 2014

Las cataratas Victoria / Zambia

¡Excelentes!
¡Inmensas!.
¡Atronadoras!, ¡majestuosas!, ¡grandiosas!. ¿Queréis que este leonés continue con más calificativos sobre las cataratas Victoria? Tienen, quizás, menos prensa que las cataratas de Iguazu, que las de Niágara, o el Salto del Ángel (o las cataratas Paraiso, de la pelicula ‘Up’), pero son de una excepcional belleza. Situadas en la línea divisoria entre Zimbabwe y Zambia, en África, se convierten en lugar ideal para mochileros aventureros pero también (y más) para turistas de 4 x 4 y guía traductor de español. Aunque para las tribus locales eran Mosi-oa-Tunya, que significa ‘el humo que truena’, el explorador escocés David Livingstone las rebautizó en 1855, en honor a la Reina Victoria I de Inglaterra, mucho antes de que le encontrara en Ujiji, a orillas del lago Tanganika, Henry Stanley. Pasaron a la posteridad, especialmente para ‘el mundo blanco’, con el pomposo y presuntuoso nombre de cataratas Victoria pero estas atronadoras aguas se merecen más el nombre original.
Livingstone prosiguió después sus exploraciones hasta que murió en 1873. Y lo hizo en Zambia a causa de la malaria y disentería. Su cadáver fue trasladado a Inglaterra, y enterrado en la Abadía de Westminster, aunque ciertas leyendas proclaman que su corazón le fue antes extirpado para que reposara en África.
Muy fácil
(nada que ver con lo que le costaría a Livingstone) le resultó al viajero insatisfecho llegar a la increible turba de agua que al impactar con el fondo desprendía un aparente vapor, convertido en una implacable lluvia para el visitante, a quien regaba sin descanso; oir el sonido atronador; disfrutar de la rara tranquilidad, y transladarse a la época en que Livingstone pisó el lugar: un minibus ofertado por el Livingstone Backpackers, dónde se hospedaba, le acercó a la puerta del Parque Nacional Mosi-oa-Tunya.
Durante dos horas recorrió todos los pasillos/vías cimentados y empedrados que la organización ofrece para sortear la maleza, siempre acompañado por el trueno de aquellas aguas saltarinas.
Multitud de páginas se han escrito sobre este lugar. No va a descubrir con este texto una catarata más, pero siempre le quedará el efímero momento en el que sintió las primeras gotas de agua/vapor, desprendidas por el aún lejano salto.

Copyright © By Blas F.Tomé 2014

1 de enero de 2014

¿El país de ‘las minas del Rey Salomón’?

Por algún juego malabares de la mente, el 'peque'-viajero insatisfecho siempre había colocado ‘las minas del Rey Salomón’ en Zambia (antigua Rodesia del Norte). Nunca es fácil saber el por qué de esas desviaciones en el subconsciente de un niño, quizás, por algún detalle especial unido a algún conocimiento incipiente y raro.
El caso es que este país centro/sur-africano se encontraba (y se encuentra) lejos de la costa, por lo que la larga expedición de Quatermain estaría así justificada.
Pero Zambia, en la actualidad, es otra cosa: es democracia estable a la africana, es el país silencioso del que nadie habla y un país que vive en su mayoría de la agricultura de subsistencia y de pocas exportaciones, exceptuando algo de cobre.
¿Y qué bandera más extraña tiene Zambia?.



En su mochila no lleva gran cosa. Además de unos libros, únicamente un apartado para la curiosidad y otro gran separado para la ilusión. Y muchas ganas de volver a África, sin descartar sufrimiento e insatisfacción.

Copyright © By Blas F.Tomé 2014