20 de mayo de 2023

La entrada en Angola


Eu love Luanda, en 'la Marginal' de Luanda

La llegada a Luanda, la llegada al Aeropuerto Internacional 4 de Fevereiro, generaba ya una primera, aunque muy pequeña, incertidumbre. Según las informaciones que ya poseía el viajero insatisfecho, había tres cosas que reducían las posibles preocupaciones: el aeropuerto se encontraba inmerso en la zona urbana; el aterrizaje era a primera hora de la mañana, no de noche como solía ocurrir en muchos viajes africanos, y la distancia al hotel era en cierta manera mínima. Insiste en ello pues las llegadas a estos aeropuertos siempre le generan una extraña inquietud.

Avenida 'la Marginal', vista desde la Fortaleza de São Miguel

Se presentaba allí con un pre-visado, pero necesitaba la pegatina en el pasaporte con la que actualmente se suelen formalizar y pagar el inevitable “impuesto revolucionario” por este visado real. Una larga y prolongada cola para este fin fue lo primero que se encontró. Como no había facturado su mochila grande, sino que la llevaba consigo, la preocupación por si había llegado o no el equipaje a la cinta transportadora desaparecía. Luego, el desarrollo del resto de actividades fue rápido. Cambió un poco de dinero en kuanchas (moneda local) y salió al exterior dispuesto a conseguir un medio de transporte para acercarse al hotel –un hotel que ya había reservado por internet (2 noches)-. Los hoteles en Luanda son excesivamente caros ¿por qué? Este mochilero no acierta a descifrar exactamente los motivos, pero algo tendrá que ver el que los precios -en la parte de Luanda donde se movían los negocios y las exportaciones de materias tan sugerentes como el petróleo o los diamantes, o las importaciones de productos básicos que Angola no generaba- se hincharan sin control para todos los extranjeros que allí desembarcaban. Si no era por esto que alguien se lo explique. El resto de barrios de Luanda, más baratos, se convertían en poco apropiados para el foráneo que llegaba a pisar el territorio.

Arribó en el recomendable y asequible hotel Ritz Capital, que había reservado por internet (luego, se daría cuenta de que nada que ver con el desorbitado precio de las habitaciones en el mismo hotel si se contrataba directamente en Recepción), dispuesto a desmenuzar y descifrar una parte de la ciudad, comenzando por los barrios aledaños. Tenía dos días, pues el proyecto era salir zumbando de allí cuanto antes.

El primero de ellos, visitó la Marginal -el paseo marítimo de la ciudad, moderno y tranquilo- y se acercó a la Fortaleza de São Miguel, precioso fuerte portugués situado en lo alto de un pequeño cerro, con vistas hacia toda la bahía y a la entrada de la ilha do Cabo (más bien península, pues estaba unida al continente). En esta fortaleza actualmente se situaba el Museo Nacional de Historia Militar de Angola, donde se mostraban sobre todo armas utilizadas en las últimas batallas libradas a fin de convertir el territorio en país (en Estado), y otros elementos más antiguos en un edificio central, o casamata, adornado con multitud de azulejos de la época portuguesa. Bellos azulejos, que hacían honor al nombre pues todas las escenas representadas y dibujos eran azules. En la llamada avenida la Marginal se encontraba el cartel “Eu love Luanda”, similar al de otras muchas ciudades, en otros tantos países de todo el mundo.


Interior de la Fortaleza de São Miguel


Casamata de la Fortaleza de São Miguel

El segundo día, un accidental resbalón/caída a primeras horas de la mañana en los adoquines de una pendiente acera, frustró todos sus proyectos de visita. Dolorido en la rodilla y guardando un cierto de reposo tuvo que anular todos los posibles recorridos para ese día. Bastante tenía con sufrir el percance calladito, sin cabrearse mucho y en la soledad de su habitación.

El viaje con esta caída adversa sería ya diferente, pues se vio obligado a reducir la movilidad lo máximo posible, pasear lo mínimo y hacer muchos trayectos en coche, autobús o moto. Estos últimos, muy frecuentes. Aun así, disfrutó (¡créanlo, amigos!) de su experiencia angoleña hasta el último día.

Copyright © By Blas F.Tomé 2023