24 de febrero de 2012

Nacimiento del Nilo Azul / Etiopía


La imagen de aquel lejano hipopótamo recibiéndole al acercarse al nacimiento del Nilo Azul, quedará en la mente del viajero insatisfecho como una postal vivida. Sí, allí mismo, en uno de los rincones del lago Tana (Etiopía) se situaba su nacimiento, harto difícil de demostrar -aunque siempre fué necesario concretar y ubicar- pues cerca desembocaba algún arroyuelo llamado Gishen Abay River que, antes de aparecer por allí, correteó por lejanos valles y apartadas montañas.
¿No será, en sus fuentes, donde arranca el Nilo Azul?.
No importaba, para este mochilero nace/nacía en el misterioso mundo de aquel cabezón de hipopótamo que apareció y se sumergió al instante, aunque le dió tiempo a captarle con su cámara.
Hacía unos días, una amiga 'blogger' le recordaba que para Javier Reverte, periodista/escritor viajero, el lago Tana olía a flores. Y sí, olía a flores. Pero, también, al papiro que crecía en algunas partes de su orilla; olía a bondad de la naturaleza que colocó el lago en aquel lugar tan apartado pero necesario; olía a sus ribereños que se sentaban en masa al atardecer a inspirar la tranquilidad de sus aguas, ellas mismas perfumadas por el suave rocío devuelto por la ya pasada noche; olía a monjes mandones y algunos pasados guerreros; olía al brusco remar de los muchachos en sus pequeñas embarcaciones de papiro y, también, al verdor agradecido de sus orillas.
Se sentó un día al atardecer, imitando a los ribereños, y se entretuvo mirando las minúsculas olas que más tarde reflejarían algunas luces del cielo. Y luchando en esa terrible batalla con sus pensamientos, los fue dejando caer al, en aquellos momentos, pardo lago Tana.

Fotografia.- El papiro crece a las orillas del lago Tana.

Copyright © By Blas F.Tomé 2012

18 de febrero de 2012

El 'Camelot de África' / Etiopía

Hoy, o ayer ¡qué más da!, tocaba un poco de historia, leyenda, cuentos y tradiciones.
Una mirada atrás.
Dice la leyenda que el emperador Menelik I, hijo de la reina de Saba y el rey Salomón, trajo el Arca de la Alianza desde Jerusalem a Etiopía, fundando una de las dinastías ininterrumpidas más longevas del mundo. Este sólo es un ejemplo de la magnífica historia de Etiopía que funde leyenda y tradición, misterio y hechos reales.
En ese hollado camino, merecía la pena Gondar, ciudad enmarañada entre pequeñas lomas y valles, y envilecida también por el ‘veneno’ que imperaba en el país, el eucalipto; aunque este crítico-mochilero debe reconocer era muy útil para los locales: con él construían sus casas, vallas, andamios,..... Todo.
Al norte del lago Tana, la ciudad de Gondar poseía la fortaleza Fasil Ghebbi del siglo XVII, y dentro de ella el palacio de Fasiladas que, con su sola mirada, dignificaba el pesado y largo trayecto desde Bahar Dar, al sur del lago, en un apretado minibús, lleno de ‘stopes’ y paradas.
Muchas veces descrita como el ‘Camelot de Africa’ al viajero insatisfecho le sorprendió pues, al mirarla, su mente se desplazaba también a las películas del rey Arturo, Merlín, Escalibur y los caballeros de la Tabla redonda.
[Ah, y cómo no, del ‘golfillo’ de Lancelot].
Se habría rodado alguna película allí?
Ha visto tantas, y tantas versiones, que también la describiría como el ‘Camelot africano’ que otros, antes que él, aportaron como particular e imaginativa visión.
!Esto es 'otro África'!.

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12 de febrero de 2012

Los mursis y la moto / Etiopía

El V(B)iajero Insatisfecho, en moto. Al fondo, el valle del río Omo

De esta guisa y sin muchos complejos de imagen (primera foto) atravesó, de paquete en moto, el Parque Nacional Mago, sur de Etiopía, en medio de un asfixiante calor, tragando polvo por los poros y dando saltos como reconocido paquete por un camino de tierra y piedra, pisoteado por miles de turistas en sus 4x4.
Pero contento de estar allí.
Se veían ruines y abandonadas chozas de mursis, grupos de ganado guiados por niños mursis y algun joven, en solitario, con su rifle que portaba como si de una endeble vara fuese. El viajero insatisfecho y su ‘motorman’ se cruzaban con ellos y dejaban una espesa estela de polvo que ellos parecían obviar. El calor que soportaba el valle convertía aquello en un verdadero horno de sudor y verde mortecino y ceniciento. La epoca de lluvias habia pasado.
El libro guía decía que podía alcanzar 41 grados pero este mochilero (reconvertido en paquete) cree que la sensación térmica, por la abigarrada espesura de maleza, podría ser de 50 o 52.
El Parque Nacional Mago, muy cercano al lago Turkana (Kenia), fue creado originariamente para proteger una gama completa de animales y alardear de una exótica colección, incluyendo búfalos, leones, leopardos, elefantes y jirafas. En la práctica, quedaban algunos mamíferos como la cebra, kudos, y poco más.
¡Ah!, y cómo no, los mursis, explotados hasta la saciedad con fines turísticos y ellos mismos pervertidos por los 'birr' (moneda local) que reciben como intercambio.
¡Una vergüenza!.
 Mujer mursi, en el poblado artificial montado para hacer la 'turistada' de rigor.

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5 de febrero de 2012

Addis Abeba, contrastes y miseria / Etiopía

Addis Abeba, capital de Etiopía, después de una noche de dormida y adaptación, se mostraba caótica. No le sorprendió al viajero insatisfecho pues sabe de ciudades africanas. La primera impresión fue que crecía sin un plan. Se olvidó de la organización y apostó por “el mañana ¡dios dirá”!.
Contrastes, como siempre. Al lado de la opulencia, vivía la enfermedad. Una enfermedad que se exhibía/exhibe, además, como justificante de la mendicidad. Y ésta parecía/parece verse por todas las partes y llegaba a producir la indiferencia de tanto que se mostraba. Después de la mendicidad suele (no siempre) venir el hurto, el robo, la extorsión. No sufrido, por ahora, y espera que nunca.
Los niños vendían de todo, chicles, golosinas, tabaco. Se les veía muy espabilados, con una sonrisa que parecía ocultar sus ratos de miseria. Seguro, seguro -al menos aquellos- que además de vender, por lo general, eran pequeños ladronzuelos.
Y en ese lento aterrizar a un país, todavía afectado por el choque que supone el cambio e impresionado por lo mismo, oyó por primera vez expresarse en amárico. “Aderu” (buenos días), le dijo aquel negro/brillante, quizás enclenque charlatán, cuando vio que allí parado el mochilero escuchaba mientras él iba desgranando (no sabe qué) pausadamente como quien levanta cada pesada palabra pronunciada. Semejaba a un rimero de cifras pues, a la vez, elevaba uno de sus dedos, o dos, o tres como si contara sus ‘pesonas/pesadas’ sentencias. 
Un grupo de asnos, cargados con sacos de carbón vegetal, enfilaban la calle entre el ruido de los tubos de escape de los coches. Bajaban de las montañas tapizadas de eucaliptos que rodeaban la ciudad, según pudo saber. Hasta hacía no mucho la madera era el principal combustible de la mayoría de la población. La introducción del eucalipto en Etiopía supuso una catástrofe natural que evitó una catástrofe humana, pues su escasez hubiera sido mortal.
[Ese mochilero siempre critica este árbol, que tanto daño ha hecho al territorio ibérico].
Los europeos introdujeron este árbol australiano y su colonización silenciosa sigue avanzando.

Copyright © By Blas F.Tomé 2012