30 de diciembre de 2010

No merecía mucho la pena visitar en Ghana

Esta claro que cuando el hombre trata de mezclar (‘contrastar’, para algunos) lo artificial con la naturaleza, ‘la jode’.
Piense el lector cuando las máquinas entran en la ladera de una montaña, o en los aledaños de un bosque, el imponente destrozo que preparan.
Piense el curioso los descerebrados efectos urbanísticos en las inmediaciones de playas naturales.
Piense el blogger en las populares ‘tirolinas’ de alguna zona peninsular, alrededor de las que siempre surge un hotel “imbricado con el entorno” para que cuatro-memos se diviertan destrozando la naturaleza.
Piense el lector……
Eso en lo que pensó este viajero insatisfecho cuando visitó el Kakum National Park. ‘Lo vendían’ (publicitaban) como una selva originaria, con posibilidades de avistar algún animal salvaje. ¡Nada de eso!. No era eso. No era nada. La parte accesible era, simplemente, un lugar para que los cuatro turistas jubilados (escasos) que visitan las playas de Ghana tuvieran algo diferente y cercano con lo que pasar la mañana.
Un paseo por los puentes colgantes (a 30 o 40 metros de altura) sobre la enmarañada arboleda de un bosque ecuatorial africano para insuflar aire natural y escuchar el ruido del silencio, y algún que otro grito histérico del pelele de turno.
No merecía mucho la pena.
Valía más pasear por cualquier camino rural saludando y recibiendo simpatías de la gente local.

Copyright © By Blas F.Tomé 2010

25 de diciembre de 2010

El viajero insatisfecho se adelantó

Los 'etarras' refugiados en Venezuela y, según algunas fuentes, amparados por el ‘genuino Chavez’, han ocupado estos días pasados algunas crónicas periodísticas. Éstas daban cuenta del paradero de alguno de estos 'etarras', descubierto después de arduas investigaciones periodísticas ¡ja! en la zona de Güiria, península de Paria, ciudad muy cercana a Trinidad y Tobago.
Allí les descubrió en 2004 el viajero insatisfecho que adelantó así la primicia, aunque nunca estará seguro de tal hallazgo. Al leer estos días la noticia en los diarios, recordó el 'post' que publicó en 2007 [pulsar] con el supuesto paradero.
Copyright © By Blas F.Tomé 2010

19 de diciembre de 2010

Encuentro con los tarsiers

En los viajes hay cosas curiosas, nada impresionantes, minucias naturales o migajas de vida. Son esos minúsculos granos-de-mijo que juntos podrían formar una hemina (medida de capacidad agraria en León). Hoy, este leonés va a mostrar un diminuto primate, quizás conocido por todos, pero auténtica joya antropológica y, últimamente, siempre en peligro de extinción.
Los tarsiers son pequeños primates (los más pequeños del mundo, según algunos expertos), de hábitos nocturnos (parecidos a los famosos gremlims) y herbívoros pero, también, cazadores de insectos. Sus pies han alargado extremadamente los huesos del tarso, de ahí su nombre. Habitan en Filipinas, en las islas del sur; concretamente, en Bohol.
Allí estuvo este viajero insatisfecho con la casi exclusiva intención de visitar las ‘Chocolate Hills/Colinas de chocolate’, pero sin dejar de lado otras menudencias, no menos importantes.
Aquel santuario de tarsiers (sistema de conservación que el mochilero siempre critica) estaba muy cerca de la ciudad de Tagbilarán, capital de Bohol. Un mísero y minúsculo espacio al lado de un pequeño río lo definían los lugareños como santuario. Cobraban una pequeña entrada que casi imponía la obligación de añadir una propina.
Se produjo un inicial desencuentro entre el tarsier y el viajero. La discreción producida por el desconocimiento mutuo fue incrementada por la timidez del animal; aunque al final, tras el normal tira y afloja de argumentos dispares entre ‘el bello y la bestia’ (¿quién es quién?), se labró el acercamiento [ver fotografía].

Copyright © By Blas F.Tomé 2010

15 de diciembre de 2010

Gerald Durrell

Hay veces que el viajero insatisfecho no se resiste a traer a su ventana/blogger algo recientemente leído o, tal vez, en lo que se paró a pensar por algún hecho voluntario o involuntario, visto u oído.
“Cuando no tengas nada que decir, el silencio es una buena opción”, y al preferir el silencio, deja para el lector unas frases de Gerald Durrell, recogidas de su libro ‘Rescate en Madagascar’, que fueron, son y serán una llana reflexión sobre el poder humano, y sus consecuencias, cuando manipula la acción natural de la naturaleza:

• “Resulta curioso y lamentable que los constructores chinos de carreteras [otra vez, los chinos; siempre los chinos] hayan enseñado a los malgaches a comer serpientes, peculiaridad culinaria de la que no disfrutaban antes. Naturalmente, la pérdida de esas constrictoras inocuas significará una explosión de la población de roedores, lo cual a su vez hará que aumenten las pérdidas de la cosecha de arroz [alimento básico en Madagascar]. Sin embargo nadie se preocupa tanto del futuro, en términos biológicos, y ése es uno de los motivos de que la humanidad se halle en una situación tan terrible”.
De una sencillez y claridad a-pa-bu-llan-te.
...............
Nota.- Lo escrito entre corchetes es también aportación del mochilero.
Copyright © By Blas F.Tomé 2010

8 de diciembre de 2010

Fuerte Rojo, Yamuna y Taj Mahal

En la ciudad de Agra (India), el Fuerte Rojo fue la visita inicial y, desde luego, imprescindible; muy unida la historia de éste al también imprescindible Taj Mahal. Fue en este fuerte donde se recluyó Sha Jahan tras la muerte de su amada esposa, Mumtaz Mahal, y también fue donde este rey pasó -cuentan- sus últimos años mirando triste, desde sus ventanas, el definitivo reposo de su mujer al lado del río Yamuna. Según fantasea la leyenda, desde todas sus ventanas se podía admirar el Taj Mahal a lo lejos. Y, efectivamente, así era, desde todas las aberturas, almenas, balcones y ventanas que daban al río se contemplaba el famoso mausoleo. Este mochilero, como el Sha Jahan, observó desde allí por primera vez aquel prodigio arquitectónico. Y fue desde allí, desde donde le vio brillar como perla oriental, apareado por los destellos/reflejos del río Yamuna. En aquella época -el viajero insatisfecho lo guarda en su mente- entre las piedras rojas de aquel mastodóntico fuerte (rojo) brotaba salvaje la verde maleza que los desheredados/parias hindúes trataban de limpiar a golpe de zoleta.
El resto no rojo, era también verde.
El verde frondoso de los bajos del ancho foso.

Copyright © By Blas F.Tomé 2010

1 de diciembre de 2010

Tiburcio y Cogollo

Hay algo misterioso en los termiteros de las sabanas africanas. Sin duda podrían tener otros calificativos pero este leonés siempre les ha encontrado oscuros, enigmáticos, impenetrables y sospechosos.
Cuando les ve (y van muchas veces), el pensamiento es recurrente, se acuerda de sus primeras lecturas/aventuras infantiles de la mano de Tiburcio y Cogollo.
¿Qué tiene que ver?.
Si, eran dos personajes -de cuento infantil, claro- que se embarcaban en una aventura por el mundo después de una reunión al cobijo de las tapias de un viejo cementerio. Y sí tiene que ver con los termiteros pues en una de sus múltiples peripecias, una de las más recordadas, se internaban en uno de ellos, gigantesco y misterioso -¡bendita imaginación!- donde problemas y peligros acechaban.
También descendieron por un volcán apagado para luego emerger por una estrecha e inactiva fumarola. Otro monumento de la naturaleza no menos recóndito y misterioso.
El libreto de las “Aventuras de Tiburcio y Cogollo” era el hermano pobre de “El Capitán Trueno” y “Tarzán”. Nada que ver con el éxito, más tarde, de “Asterix y Obelix”, ni con el ‘boom’ infantil de “Jabato”.
Por cierto, este viajero insatisfecho lanza una pregunta al aire:
¿Alguien tiene pistas de esta antigua ‘joya-pobre’ de las historietas?.
Agradecería cualquier apunte o dato.



Copyright © By Blas F.Tomé 2010