21 de febrero de 2014

La danza del leopardo, de Lieve Joris

El libro “La danza del leopardo” le acompañó al viajero insatisfecho en el reciente viaje a Zambia, territorio limítrofe del país que tan bien describe la escritora belga. Lo leyó con pasión en sus horas muertas, antes de dormir, en el merecido descanso después de cualquier largo paseo o delante de una cerveza ‘Mosi’ en el bar del hotelucho.
Los niños soldados de Kabila acaban de entrar en Kinshasa, la capital de la República Democrática del Congo. Mobutu, el presidente, ha huido, igual que todo el que puede. Salvo Lieve Joris, la autora, que se interna en el país, viviendo experiencias que cuenta con cierto desparpajo aunque desgrana, y bien, la zona visitada y desentraña, y bien, la problemática del país. Navega en barcos a punto de naufragar, recorre pistas cubiertas de barro, habla con todos. Visita las provincias del norte, del este y el sur, y plasma un retrato cercano a la realidad de este caótico y esperpéntico país.
El Congo se precipita a una vorágine de muerte y violencia, es un país desvalijado, sin dinero, presa del caos. Y sin embargo, siempre, la vida intenta hacerse un hueco.
Una historia para entender mejor el mundo. En concreto, el Congo, uno de los países más problemáticos de este bendito mundo.
Puede que lo peor esté por llegar.
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Ficha bibliográfica:
Joris, Lieve. La danza del leopardo [Traducción del neerlandés de Goedele de Sterck]. Revista Altaïr, S.L. Badalona, 2013.
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11 de febrero de 2014

Visita imprevista / PN Chobe

-Elefante-
No pensaba acercarse al Parque Nacional Chobe, en Botswana, desde la ciudad de Livingstone, en Zambia. Pero todo eran facilidades: la frontera con Botswana no estaba lejos; los taxis compartidos acercaban al visitante a la ciudad limítrofe (Kazungula) por relativo poco dinero; el gobierno ‘botswanés’ no cobraba por entrar al país (no se necesitaba visado), y sus guías turísticos se mostraban encantados de liberar al visitante del molesto peso del dinero por enseñar su Parque. La frontera (el río Chobe, que había que atravesar en un pequeño bote a motor) una de las muchas de África, con esa peculiar actividad frenética, donde los cambistas de dólares, pulas o kwachas abordaban insistentes al viajero a cada paso.
El PN Chobe era un territorio de unos 11.000 kilómetros cuadrados y centro de la industria turística de Botswana.
Área protegida desde 1930, y Parque Nacional desde 1968.
Kasane era la población más cercana, donde se concentraba un buen número de ‘lodges’ y alojamientos de distintos niveles y por donde se podía acceder al Parque. Este viajero insatisfecho no necesitaba estos alojamientos pues haría noche en una pequeña tienda de campaña dentro del mismo, eso sí, acompañado por otros mochileros que realizaban la misma operación.
El Parque estaba situado en un privilegiado lugar, aprovechando las orillas del río del mismo nombre, Chobe. Las visitas de una jornada se realizaban en dos tramos: uno, recorriendo el río en barca, más o menos acondicionada, según con quien contrataras, y otro, por sus orillas en un jeep. Aunque este mochilero hizo el safari fluvial por la mañana, decían que la experiencia era visualmente más atrayente por la tarde para ver caer el sol desde la barca, en pleno río.
Aquí encontraban su cobijo un gran número de especies, pero el elefante, camaradas, el elefante... era el ‘puto amo’, con miles y miles de individuos, aunque -como siempre dicen en África- el más peligroso era el hipopótamo que, a pesar de ser herbívoro, tiene un sentido muy elevado de la territorialidad y ataca en cuanto la siente peligrar.
No olvida tampoco al león.
Animales vistos: elefantes -por supuesto-, hipopótamos, jirafas, leones, gacelas, antílopes, facoceros, cocodrilos, monos, kudus, cebras, pucús,….. y más elefantes, y más y más.

-Hipopótamos jugando -cree-

-Familia de leones-


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