La fotografía que el V(B)iajero Insatisfecho no pudo hacer
El Parque nacional Queen Elisabeth es,
junto al encuentro con gorilas en el PN Bwindi y las cataratas Murchison, una
de las joyas de Uganda. Pues en este primer Parque nacional puso su empeño el viajero insatisfecho para al menos intentar
ver algo que tuviera que ver con el interés turístico del lugar. Del resto es
posible que no se ocupe los días que pase en este montañoso país africano (no
olvidemos que aquí están las famosas montañas de la Luna). Bueno, también,
tratará de asistir al espectáculo de las cataratas Murchison.
Desde la ciudad de Kabale hizo un largo trayecto
hasta Kihihi, población cercana a la entrada sur de Ishasha
del Parque Nacional, en un transporte colectivo (un coche con 6 o 7
plazas, que !cosa rara! no estuvieron totalmente ocupadas en ningún momento del
viaje). A este mismo conductor, después de una larga negociación, contrató para
que le hiciera el recorrido por el parque, que se constituye en dos sectores,
el sector de Ishasha y el sector Mweya. Para ir de uno a otro se
utiliza un largo camino terrero en el que los animales brillan por su ausencia.
El sector de Ishasha era conocido
especialmente por los leones trepadores de árboles y a esa visión pretendía dedicarse
este leonés. Antes de la entrada (Ishasha
Gate) ya había podido avistar antílopes, búfalos y algún elefante, pero
el pretendido interés estaba en los leones de los árboles. Al ‘conductor/pirata’
le veía poco interesado en dar muchas vueltas para tratar de encontrar a estos
animales, pues pensaba mucho en la gasolina (‘the petrole’, insistía). Dieron unas vueltas y los leones no
aparecieron. Allí, en este recorrido, encontró a unos madrileños que habían
dormido al lado de un pequeño rio con hipopótamos en sus aguas. Habían odio
bullir a los hipos pero el supuesto
peligro fue aminorado por el ranger
que les vigiló toda la noche, fusil en ristre.
Fin del trayecto del primer sector. Ahí comenzó
la tensa relación con el ‘conductor/pirata’
que duraría hasta el final del día.
El siguiente sector (Mweya) estaba muy alejado
y eran necesarias unas dos horas, como ya ha dicho, por un camino de tierra y
sin animal previsto. Únicamente consiguieron avistar unos babuínos en todo el
trayecto.
Mweya, aunque era muy emblemático, este mochilero lo
consideró, en cierto modo, el típico/tópico lugar turístico. Un barco daba una
vuelta a los visitantes por el canal de Kazinga, que une el lago
Edward con el lago
George, para así divisar los animales que se acercaban a la orilla,
entre ellos, muchos hipopótamos, búfalos, varios cocodrilos y algún que otro
elefante. También facóceros y
multitud de aves que viven de los peces, como cormoranes, garcillas y algún que
otro marabú.
Allí sí estaba a gusto el ‘conductor/pirata’. Esperó en posición
fetal dormido en el coche, sin gastar gasolina, las dos horas que duró el paseo
en barco. Un barco, por otra parte, lleno de turistas que se unían a la
expedición y salían de todas partes, de los diversos jeep de paseo.
Cabreado por no haber avistado los leones
trepadores, por la inoperancia del ‘pirata’
contratado, terminó el día, aunque debe reconocer que la naturaleza en libertad
es así: puede ofrecerte el espectáculo que buscabas o puede negártelo.
Pero la repulsión hacia este conductor se
mantiene al escribir estas líneas, y se quedará en la memoria de este
mochilero.
Farsante!.
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