19 de diciembre de 2010

Encuentro con los tarsiers

En los viajes hay cosas curiosas, nada impresionantes, minucias naturales o migajas de vida. Son esos minúsculos granos-de-mijo que juntos podrían formar una hemina (medida de capacidad agraria en León). Hoy, este leonés va a mostrar un diminuto primate, quizás conocido por todos, pero auténtica joya antropológica y, últimamente, siempre en peligro de extinción.
Los tarsiers son pequeños primates (los más pequeños del mundo, según algunos expertos), de hábitos nocturnos (parecidos a los famosos gremlims) y herbívoros pero, también, cazadores de insectos. Sus pies han alargado extremadamente los huesos del tarso, de ahí su nombre. Habitan en Filipinas, en las islas del sur; concretamente, en Bohol.
Allí estuvo este viajero insatisfecho con la casi exclusiva intención de visitar las ‘Chocolate Hills/Colinas de chocolate’, pero sin dejar de lado otras menudencias, no menos importantes.
Aquel santuario de tarsiers (sistema de conservación que el mochilero siempre critica) estaba muy cerca de la ciudad de Tagbilarán, capital de Bohol. Un mísero y minúsculo espacio al lado de un pequeño río lo definían los lugareños como santuario. Cobraban una pequeña entrada que casi imponía la obligación de añadir una propina.
Se produjo un inicial desencuentro entre el tarsier y el viajero. La discreción producida por el desconocimiento mutuo fue incrementada por la timidez del animal; aunque al final, tras el normal tira y afloja de argumentos dispares entre ‘el bello y la bestia’ (¿quién es quién?), se labró el acercamiento [ver fotografía].

Copyright © By Blas F.Tomé 2010

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