17 de noviembre de 2009

Los chinos en África, o cómo enmascarar una invasión





  • Aviso para los que piensan que los chinos en África sólo se interesan por las materias primas a cambio de gigantescas obras de infraestructura financiadas por su gobierno: también son los nuevos inversores del continente negro, unos negocios privados muy florecientes. ¿Por qué los chinos intervienen donde los occidentales se abstienen por exceso de prudencia o indeferencia? Porque a los chinos les falta sitio en su país y África les parece un territorio virgen, lleno de promesas, y no tienen miedo a las pequeñas inversiones; al contrario: un salón de masajes, un restaurante, un pequeño taller de costura, una farmacia, todo es bueno para que se multiplique rápidamente el dinero que a menudo ha reunido toda una familia en China para enviar a uno de los suyos a la aventura”. (Michel, Serge y Beuret, Michel. China en África. Pekín a la conquista del continente africano. Alianza Editorial, S.A. Madrid, 2009. Pág. 42).

Estos dos investigadores periodísticos lo dicen muy claro, aunque de manera políticamente correcta. Y, bien -podrán argumentar los defensores del imperio chino- pero son frases sacadas de un libro que pueden tener muchos matices e interpretaciones. Pero el volumen es muy interesante y crítico, o mejor dicho, esclarecedor de una realidad palpable, como puede ser que los chinos están provocando el agotamiento de materias primas africanas, recursos mineros y forestales.
A la larga, empobrecimiento para el sufridor continente.
Los culpables de esta diáspora china, aparte de las cuestiones económicas: el dirigismo estatal de los timoneles chinos y el obsesivo orden impuesto, que está por encima de valores tan importantes como las libertades y el individuo.
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P.D.: El viajero insatisfecho quiere ser objetivo y anotar la sugerente frase dicha por un hombre angoleño, que recoge el libro:



  • [los americanos] No hacen más que hablar de family values, pero cuando llegan a Luanda [Angola] se ponen hasta las cejas y se van de putas. Los chinos son disciplinados, modestos y respetuosos. Si tocan a una angoleña, les devuelven a su país, y eso está muy bien”.


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