Sencilla tata (observad el sombrero de una de las torretas donde se guarda el sorgo y el mijo)
Era el primero de
año. Alquiló un zem (taxi-moto
beninés) y se dirigió a Koussou desde la ciudad donde se
encontraba, Natitingou, al norte del país. Y alquiló este popular vehículo de Benín
porque la población distaba 25 kilómetros por una pista de tierra, transitable
para motos y, aunque podía ir en taxi-brousse
colectivo (más barato), le apetecía celebrar el inicio de año dándose una buena
paliza de saltos y botes moteros (a decir verdad, NO más que si lo hubiera
hecho en taxi-brousse) para seguir
malogrando su -ya jodida- espalda.
Koussou,
y algún que otro poblado tribal más, era un verdadero paraíso tradicional,
cultural y arquitectónico: constituía el territorio somba, asentado en la sierra de Atacora (pequeñas
elevaciones que allí se consideraban sierra pero que no dejaban de ser eso,
pequeñas elevaciones). Este pueblo era conocido por su tradicional, original y
particular forma de construcción de sus casas, sus tatas. El pueblo somba ha
sabido conservar esta tradición a pesar del progreso (¿qué es el progreso?) y
las presiones del mundo moderno.
Otra tata, más elaborada, con tres niveles de terraza
En este poblado era
posible dormir en una de las varias tatas de particulares que allí existían, como una experiencia viajera digna de ‘niñatos pijos’ y algún que otro
‘veterano snob’ (se permite esta
pequeña crítica aunque no pretende 'sentar cátedra'), y a pesar de los constantes
comentarios que circulaban entre los viajeros sobre el frío de la noche si el
turista en cuestión no iba preparado, al menos, con un saco de dormir de
verano.
En el ‘radio-macuto’ viajero se recomendaba dormir en los habitáculos de la terraza (donde suelen dormir separados el hombre, la mujer y los niños, que acceden por una diminuta entrada) pues en la parte de abajo, a veces, guardaban animales domésticos y además solía estar lleno de humo [Este leonés se sorprendió, y mucho, al ver -eran las 11 de la mañana- a aquel viejo, literalmente, metido en una pequeña hoguera y respirando humo en la planta baja].
Viejo somba, en la hoguera de la tata
Esta organización La
Perle contaba con un presidente elegido, una serie de eco-guías y una veterana francesa que pasaba largas temporadas en el país ayudando, de manera desinteresada, en la gestión del
entramado. Este viajero insatisfecho
habló unos minutos con ella, en su elemental francés -no pasa la criba como el
inglés de Sergio Ramos-, aunque pudo deducir que era una simpática y
bella persona.
Las malas lenguas, o
las buenas, hablaban (se enteraría luego) de que el presidente actual, a quien
el mochilero saludó durante el recorrido de la visita, se estaba lucrando con
el dinero recibido del extranjero, no destinándolo al fin requerido, aunque NO
con el que reciben por el alquiler las tatas.
La francesa, según parece, estaba al margen y desconocía todo aquel tejemaneje.
Con corruptelas africanas (y de otros mundos,
¿os suena?) o sin ellas fue, sin duda, toda una vivencia comprobar cómo eran
las tatas, cómo vivían sus gentes,
los sombas, y cómo mantenían su
territorio y tradiciones.
Terraza de las 'tata-somba', con sus habitáculos para dormir y guardar el sorgo y el mijo
Copyright © By Blas F.Tomé 2013
Compruebo, gracias a este estupendo "post", que te ha sentado muy bien el viaje a ese país que debe ser uno de los más desconocidos de Africa (o lo es para mi).
ResponderEliminarEsa borrachera de nombres y lugares nuevos en que nos introduces me ha dejado muy buen sabor de boca.
Por otro lado, me parece a mi que eso del turismo sostenible es otra falacia más de eso que se suele llamar progreso. Aunque esto no quiera decir que no me parezca estupendo que se busquen la vida los somba, como cualquiera.
Gracias y saludos.
Son felices con su sistema de vida, sus costumbres, sus construcciones y su escala de valores...Y gracias a tus artículos podemos apreciar que no todo es consumismo en estado puro...
ResponderEliminarUn cordial saludo
Mark de Zabaleta
Parece de cuento ese poblado de casas de adobe y tejadillos cónicos con algún baobab.
ResponderEliminarY esas mazorcas que cuelgan del tejado parecen flecos o pompones. Una estética particular.
Y un verdadero paraíso tradicional, cultural y arquitectónico, como dices, poco mostrado en medios viajeros. Hay que reconocer que Benín no es un destino mayoritario, por lo menos para los españoles. Los franceses viajan más por África, al haber tenido más colonias.
Lo del turismo sostenible es polémico, pero sabemos que a veces funciona para preservar...aunque no sé cuánto tiempo. Lo de las corruptelas, allí y acá, penoso...
Me gustó tu descripción del pequeño Benín y espero más. Besazos hasta tu tata.
Hola Blas: Yo también hubiera hecho como tú y me habría alquilado una moto para empezar el año.
ResponderEliminarY lo de tu espalda, ¿cómo lo llevas? Cuídate que ya no tenemos 18 años :)
Veo que, tras tus descripciones, tratas de llevarnos por el camino de la sabiduría (filosofía) con cuestiones como las del progreso.
De corruptelas, no me nombres. DEsde que te fuiste de viaje, cada día salen una cuantas y no sabemos ya qué hacer con tantas!
Ah! Dinos en un próximo capítulo en qué zona de la tata dormiste.
Un abrazo: emilio
Se me ha borrado el comentario...
ResponderEliminarBesos
Efectivamente, como dice Mark, otra forma de vivir con su felicidad, aunque hay quienes quieren llevarle la nuestra. ¿Se mide la felicidad por el PÎB?
ResponderEliminarUn abrazo
BlasFTomé, con este post (tan completo, o tan bien currado, como prefieras), más el vínculo, "el territorio somba", con unas buenas fotos al detalle..., me has despertado mucho la curiosidad por estas especiales y particulares construciones y por sus habitantes... También, sorprendido leer, que los "escarificaciones" (cortes con cuchilla), se lo hacen las madres a los niños con tan sólo uno o dos años... (Pero, aunque "me duele" hasta pensarlo...), seguiré sin hacer críticas ni juicios. Culturas, costumbres..., aunque incomprensibles para alguno de nosotros.
ResponderEliminarQuerido viajero-insatisfecho, cuida tu espalda de baches y saltos..., te lo dice, con mucho cariño,'y sabiduría' la mía;-)
Seguiremos esperando esa mencionada "sesión de vudú"...
Por cierto leonés, ¿ya te has "desindignado"? Te iba a poner el trabalenguas de: "el cielo está 'indignado', quién lo 'desindignará'..." (ji)
Besosss, a la sombra de la tata-somba, que imagino fresquita...
Pilar
Veo que te has pegado uno de tus cojo-viajes de viajero-viajero de verdad. Me alegro y te felicito. Da gusto saber que queda gente que disfruta de los viajes a la antigua usanza, sin móvil no 2.0 ni tonterías de esas.Pues nada, seguiré tus andanzas, como siempre. Por cierto: no se lo digas a nadie, pero por las noches, entre 2.0 feisbuk, blog etc. todavía sigo encontrando hueco para irme de farra... faltaría más. Es la esencia del viaje, jejeje. Saludos!
ResponderEliminarAqui vuelvo para hacerme perdonar, que donde las dan las toman! J con los del reino leones!
ResponderEliminarPrimero decia que esas cabanas pomponudas parecen muy exoticas para los turistas ecolos y mas con la ayuda de LA PERLE...
Eso del reparto equitativo es muy revelador, bueno, como siempre, los que mas "trabajan" son los mas recompensados. Justicia!
Finalmente, donde dormiste? Alli tambien organizan fiestas folcloricas para los amigos turistas?
Bueno, ya nos contaras con mas detalle.
Besos
¡MAGIA POR BENÍN!!!
ResponderEliminarDías, 1 y 2 de febrero (o sea, mañana y pasado). En cuanto lo he sabido he venido 'volando'.
¿Lo sabía nuestro querido viajero-insatisfecho?
Abrazos y besosss.
Pilar
Dejo enlace:
http://www.magiaporbenin.com/
Más experiencias que enriquecen la dilatada vida de viajero "insatisfecho". Me resultan muy curiosos los tejados de las tatas que le de un cierto aire de castillos medieval en pequeño.
ResponderEliminarUn abrazo, Bals.
(Como imagino que después de estos viajes estarás algo cansado de ir "de aquí para allá", te dejo, por aquí también, la respuesta al "coment"):
ResponderEliminarDe nada, Blas! Lo escuché en la radio mientras conducía y enseguida pensé en el "viajero-insatisfecho" y su post...
Espero que haya sido mucha la recaudación para ayudar a la escolarización de los niños de Benín. Me alegra saber que tú has conocido, en persona, a alguien que trabaja para esta ONG de Mensajeros por la Paz.
¿Sabes, Blas?, desde que nos daban en el colegio esas huchas para el "Domund" (y te puedo asegurar que mi favorita era la de la "cara" negrita, como me pasó con los tres "Magos de Oriente") siempre pensé: ¿Pero, de verdad, llegará el dinero hasta su destino??... Un gran recelo me invadía siempre, cuando entregaba la mía. Creo que desde entondes, quise ir a África...
Y sí, casualidad, sin duda alguna (o, causalidad, como se dice a veces)
Un abrazo, 'BlasFTomé'. Y, gracias!