En los poblados lacustres
del lago
Nokoué (Benin) había, sobre todo, niños que, como en todas partes,
y allí no era distinto, adoraban los "chuches". El viajero insatisfecho llevaba -casi siempre lleva- «bolas de anís»:
una foto, una «bola de anís»; una pirueta, otra «bola de anís». Así funcionaba el trueque en aquel momento, en el poblado llamado So-Tchanhoué,
apartada localidad al lado de Ganvié, principal núcleo
urbano lacustre dentro del lago
Nokoué.
Allí fue a ver una ceremonia de vudú (en otro momento, contará) y allí fue dónde los niños le rodeaban en busca de su «bola de anís». Los niños de las fotografías fueron alguno de ellos. Le sorprendió a este mochilero
las tempranas escarificaciones en el rostro (luego ya vio muchas), pero -en ese momento- las normales diferencias culturales se sobreponían a cualquier crítica-opinión que surgiera del "coco" del visitante.
Las escarificaciones son cicatrices, incisiones poco
profundas en la piel, a menudo con pretensiones artísticas. Normalmente
se practican en ritos iniciáticos relacionados con la pubertad: tal vez
aquel jovencito ya había llegado tempranamente a ella, o tal vez fuera una
marca tribal, auténticos pasaportes que distinguen a cada una de las
etnias.
Las escarificaciones femeninas son consideradas un elemento más
de feminidad y con finalidades eróticas. Hay etnias a las que le fascinan los
cortes en las nalgas de las mujeres.
[No
comprobado; pura documentación].
Copyright
© By Blas F.Tomé 2013
La foto del niño "escarificado" es extraordinaria, pero la otra aún lo es más. Quiero ver en ella la pirueta que entre ritos, abandono, autenticidad y alguna otra cosa, hacen muchos africanos para vivir y sobrevivir.
ResponderEliminarGracias y saludos.
En este escrito ya veo que llegaste sano y salvo al lago. Te agradezco la información que nos dejas porque siempre es un rico aprendizaje.
ResponderEliminarUn abrazo, mochilero.
De momento plaza y mezquita. Eso de las bolas de anis me recuerda un grupo de almas bienintencionadas en Cuba, en Trinidad, repartiendo caramelitos a los ninos... hasta que aparecio un padre e hizo que los devolvieran a "las senoras"...
ResponderEliminarNo me gusta, Blas! Que quieres...
Ya nos contaras de ese lago, que tiene de especial ese Benin tuyo.
Besos y cuidate, que el ano no ha hecho mas que empezar.
Besos
Feliz año, querido Blas. Te deseo lo mejor, es decir muchos viajes, mucho dinero y mucho sexo. Aunque tal y como están las cosas, con que tengamos el primero de las tres... nos apañamos! Un abrazo
ResponderEliminarPara leer esta entrada creo que es necesario meterse un poco en la piel del personaje.
ResponderEliminarA primera vista, uno podría estar de acuerdo con Igoa. Pero por otra parte, entiendo que las chuches son un recurso para salvar esas diferencias culturales.
Bueno Blas, ya nos irás contando!
Las escarificaciones son estéticas, pero requieren sacrificio y dolor, aunque conlleven reconocimiento. Etiopía es otro de los países africanos que practican las escarificaciones. Como dices, son ritos iniciáticos; los occidentales tenemos otros ritos.
ResponderEliminarLo de las nalgas tampoco he tenido oportunidad de verlo ;)
Y yo suelo llevar globos para los más pequeños, mejor que golosinas que les provocan caries.
Buen viaje! y besos hasta Benin.
!Mira que no cambio la fotografía de un niño por ninguna otra!..., pero, en este caso, me quedo con de la "pirueta",aunque esas bolitas blancas de anís, se las daría a puñados a cada uno. ¡Qué ricas, Blas!
ResponderEliminarYo también tenía esa "dulce" manía de llevárlas siempre en el bolso y tenerlas a mano en el cajón de la mesa de las "ofis"...
En estos momentos, estoy leyendo el libro "El sueño del celta", de Vargas Llosa. Voy casi por el final... Así que, nada más ver, esas "escarificaciones" en la cara del niño, e imaginarme las otras en la de las mujeres..., me ha producido un escalofrío... Creo que tú también lo has leído (lo he visto en tus "joyitas") así que imagino que me comprenderás...
Pero aquí no voy a entrar ni a criticar ni a juzgar. Simplemente no me gusta la costumbre "iniciativa".
Nunca te acostarás sin..., aunque te el saber, te dé un poquillo de "repelús".
Gracias, querido viajero. Esperamos saber algo más de "tu" sesión de vudú...
Un abrazote, Blas y besos "posados" ya en el lago Nokoué. ¡Qué bien suena el nombre!
Pilar