12 de marzo de 2016

Malindi, el pequeño nápoles africano

Dique y mar en Malindi

La visita del viajero insatisfecho a Malindi, en la costa keniata, fue algo casual. No estaba prevista. El viaje de ida de Mombasa al archipiélago de Lamu, mucho más al norte, en bus se le había hecho un poco largo, pesado, y de ahí que a la vuelta, se preguntase, ¿por qué no hacer una escala?. Y así hizo. Se detuvo en Malindi como ya hiciera, hacía más de 500 años por otro motivo, Vasco de Gama en su viaje a la India (1498).
La ciudad o, mejor, el área de Malindi era muy popular entre los italianos, o al menos los buscavidas callejeros para llamar la atención se dirigían en italiano como si pensaran que todo blanco que apareciera fuera de este país. En otros lugares keniatas los chicos locales interrogaban al mochilero en inglés. El bar-restaurante donde desayunó los dos días que estuvo por allí y donde se tomó alguna cerveza era italiano, y casi todos los turistas que se encontró por las calles hablaban italiano. Curioso, y aún no ha encontrado una coherente explicación. Tampoco la ha buscado, por cierto. ¿Será que este pueblo lo considera su pequeño nápoles africano?. El hecho es que fue uno de los lugares donde pudo ver más blancos paseando por las calles aledañas a la playa. Se hospedó en Lutheran Guest House que, como su nombre indica, era un centro religioso luterano, pero de las tres ‘guaridas’ visitadas, en su intento de encontrar algo decente y barato, ésta era la mejor y más limpia, y en zona tranquila. Nada comparable a Dagama’s Inn al que se accedía por un bar atiborrado de cervezas y botellas de alcohol pero también de suciedad. Muy descuidado. Parecía el lugar de reunión de maleantes nocturnos y pescadores aficionados al botellón, o botellín.
No disfrutó mucho de Malindi. Tampoco era su intención sacarle todo el jugo, más bien descansar. Recuerda el agua marrón de su extensa playa, por la desembocadura de uno de los ríos cercanos cargados de barro de la última tormenta en el interior; el largo dique que penetraba desafiante en el Océano Índico, y el poco cuidado pilar que erigió Vasco de Gama como recuerdo de su estancia en la ciudad que, en aquel entonces, no sería tal. 
¿A que van, entonces, los italianos por allí?. Ellos sabrán. Este leonés supone que aquella playa que él encontró marrón por las lluvias será el principal atractivo.

Mercado en Malindi

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3 comentarios:

  1. Las sorpresas de los viajes, fieles a sí mismas, reservan sorpresas dentro de ellas.

    Gracias y saludos.

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  2. Malindi y sus italianos... Ni habia oido hablar de ella. Al menos tu GH protes te permitio descansar un poco sin chinches ni griterio.
    Besos

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  3. Tu pregunta final "¿A qué van los italianos...? ha despertado mi curiosidad. Me preguntaba si la proximidad podría influir, pero ya veo que no.
    Sospecho que si los rios descargan, en la temporada que tú has ido, todo su barro, el aspecto de la playa debe ser muy distinto del que pueden ofrecer en otras estaciones del año. Eso por lo menos es lo que dice mi experiencia: en ciertas playas del sur, la diferencia entre el invierno y el verano es abismal. Por supuesto, vendemos la imagen veraniega. Eso hace que algunos incautos decidan comprarse allí una casa, hasta que se dan cuenta!
    Un abrazo: emilio

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