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12 de octubre de 2014

Cosas que “no sabe hacer” (todavía)

-Estrellas de mar, en el fondo marino del archipiélago de San Blas (Panamá)-


El viajero insatisfecho -animado por una blogger que desprende simpatía, desparpajo, desenvoltura y vitalidad- va a tratar de salir de su encierro interior (emocional) y escribir algo genérico sobre viajes. Propone ‘dianamiaus’, en su blog, cosas 'que no sabe hacer’. Este mochilero leonés tratará de hacer un ‘meme’ y exponer lo mismo.

- No sabe….. Viajar en grupo.
Le exaspera estar condicionado por el puto-horario y, sobre todo, le crispa esperar siempre a la ‘misma pareja de tortolillos o estúpidos’ que llega tarde por sistema cuando el resto del pasaje lleva ya un buen rato esperándoles en el bus, barco, o similar.

- Bucear, y le encantaría hacerlo. Ha visto muchos fondos marinos increíbles haciendo únicamente ‘snorkeling’ (‘palabro’ inglés que procura evitar pero que hoy va a utilizar). ¡Perdón!. Y, a propósito, recuerda el baño superficial con gafas y tubo que hizo en la isla de Malapascua (Islas Filipinas): una maravilla.

- Arriesgar.
Bueno, tendría que precisar y explicarse. Si esta en un país con cierto ambiente nocturno-cutre-peligroso (al mochilero leonés le encanta la noche), prefiere no ser muy avispado y evita ‘lanzarse a la oscuridad-de-la-noche’ de manera inconsciente. En otros lugares lo hace.

- Apreciar el vino (ni lo intenta).
Es una aversión hacia los caldos ganada hace muchos, muchos años por no saber beber el día que finalizó COU, al emborracharse de vino-trallero en el ‘barrio Húmedo’ hasta llegar a la inconsciencia. Al día siguiente se convirtió en aversión. Lo repudia.

-En un descanso en Manica, Mozambique-

- Decir ‘no’ a una cerveza (ahí coincide con ‘dianamiaus’). Decir 'no' sería un problema añadido, y de problemas el mundo está lleno.

- Decir ‘no’ si prevé sexo. Y….

- Mentalizarse que tiene que visitar Roma (la Ciudad eterna) o 'los Santos lugares' lo antes posible.
Es más cree, sinceramente, que no visitará ni ‘la ciudad eterna’ ni ‘los santos lugares’ en su ‘puta-vida’. Odia el turismo masivo y mucho más si va mezclado de un trasfondo de religiosidad come-cocos. Adora África, con sus pros y sus contras.

- Relajarse cuando viaja.
Siempre de un lado para otro. Hoy aquí, mañana, allí. Se levanta dispuesto a andar y se acuesta haciendo planes de movimiento para el día siguiente.

- Hablar inglés.
Se defiende, o se ha defendido siempre, pero le cuesta mucho mantener una larga conversación. Le falta vocabulario y le sobra vergüenza.

Gracias ‘dianamiaus’ por darle un pinchazo a un humilde mochilero y hacerle salir de su tristeza, y con ello, animarle a escribir estas líneas. Propone a 'nurianomada' y a 'carloselviajero'.


Copyright © By Blas F.Tomé 2014

6 de septiembre de 2013

Un perfil inventado


El otro día leía a Juan José Millás ("Carlos, Carlos, qué hago ahora contigo"), en ‘la última’ de ‘El País’, su particular artículo sobre la creación de un falso perfil en “facebook” que, de una manera un tanto kafkiana como siempre describe este periodista, se imbricó [el falso perfil] de forma obsesiva dentro de él.
Y a este mochilero le vino a la cabeza el ‘viajero insatisfecho’, como figura, también creada por pura arbitrariedad cerebral. Su obsesión mental por este personaje viajero-inventado no llegará nunca a la obsesión de Millás por el suyo. Pura literatura la de este articulista de ‘El País’, sí, pero reflejo de algún yo-distinto que pudiera existir, y que es fácil de que exista.
¿Terminará este leonés escribiendo e-mails al personaje ‘insatisfecho’ como Millás escribía a ‘su Carlos Rispais’-inventado?. No lo cree pues supondría tanto peligro “como hablar solo en voz alta” y una mancha en su curriculum.
Al que escribe estas líneas, no le matarán los remordimientos por no haber escrito al sujeto inventado como le pasaba a Millán; no se preocupará por no saber nada de él pues sabe todos los días algo; no se ofuscará por haberse perdido la infancia del personaje pues con él ha crecido y no ha tenido esa ausencia que justifique tal ofuscamiento; no necesitará hacerle una visita porque vive en su casa, ni le dejará herencia testamentaria ya que sucumbirá a la par.
Es y será, sin duda, un personaje inventado, una imposible celebridad en un mundo donde sobran las celebridades, pero con tremendas similitudes que le impedirán mantenerlo fuera, alejado u olvidado.
Y le dedicará su cariño.
Copyright © By Blas F.Tomé 2013

23 de diciembre de 2011

Los viajes no son lo que eran

© Aventuras de Tiburcio y Cogollo, por Trapiello
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Los viajes no son lo que eran”. Esta frase ha pasado muchas veces por la mente del viajero insatisfecho. Aunque pareciera una remembranza tierna y melancólica de un momento que este mochilero no conoció, no hay duda de que, antes, el viajero en general se enfrentaba a civilizaciones, pueblos, regiones o individuos opuestos a su mundo cotidiano que evocaban exotismo por sus extrañas y ajenas cualidades. Piénsese en los primeros exploradores de tierras africanas: abordaban un mundo extraño, hostil, diferente y dañino.
Ahora, la búsqueda de lo exótico o de lo desconocido tiene que ser interior, debe ser razonada en las entrañas, mezclada, eso sí, con los pequeños retazos de cierta antigüedad que vayan apareciendo en el camino.
El fósil aquel, visto; el tatuaje aquel, grabado a fuego en el cuerpo de aquel, en apariencia, aborigen; el movimiento hace mucho observado, o el monolito desconocido son imprescindibles para hacer sentir al viajero, viajero, y constituyen su galería de objetos e imágenes que podrían ser la ‘negra-habitación’ de las vanas aspiraciones por enfrentarse a pueblos antiguos o civilizaciones ancestrales.
El viajero de hoy debe conformarse con pisar terrenos únicamente que él no había pisado, con vivir situaciones imprevistas y congratularse de descubrir y tocar lo que otros ya le han enseñado mediante imágenes (léase, los documentales), palabras o, quizás, cuentos inventados.
No importa.
A este leonés, le gustan las casuchas de chatarra desvencijadas que nadie mira, los tranvías rojos y oxidados, los bares de madera con balaustrada de latón y las calles silenciosas azotadas por un viento sobrecogedor. Y así, no son necesarios ni los brotes de historia, ni las catedrales del siglo XVI, ni las civilizaciones babilónicas, y mucho menos la búsqueda permanente de lo terrenal exótico.


Copyright © By Blas F.Tomé 2011

23 de septiembre de 2011

La incertidumbre en el viaje

Las principales preocupaciones de un viajero novato (llámese turista, obrero vacacional, trashumante o mochilero) no son tanto los problemas básicos (por ejemplo, conseguir agua en un país desconocido o buscar la bus-station necesaria) como las zozobras e inconvenientes indeterminados. El viajero novicio se preocupa menos por los peligros visibles (el leopardo lejano que le pueda atacar) que de las amenazas vagas e inconsistentes que puedan surgir en el momento más insospechado y contra las que no está suficientemente protegido.
Y lo dice aquí, en estas líneas, por haberlo sufrido en sus carnes.
Un elemento impredecible puede ser objeto de desánimo para el viajero principiante tanto o más que los supuestos peligros o revueltas ciudadanas violentas conocidas que -supongamos- ocupan las portadas de los diarios en aquel determinado lugar a visitar.
El desconocimiento del idioma, en concreto, añade a ese desánimo un cierto halo de tremendismo y desesperación. No se encuentra seguro si no sabe, o mejor dicho, si no puede explicar su problema o la solución a éste. Por ejemplo, no le preocupa la revuelta violenta en sí misma sino más bien cómo convencer al que pretenda abofetearle con una porra que él no pertenece a esa movilización sino que es un visitante que pasaba por allí. El nerviosismo en los preparativos del viaje tiene, en la mayoría de los casos, su origen en el desconocimiento de la lengua del sitio que se pretende recorrer y al que se pretende enfrentar. En definitiva, la propia incapacidad para protegerse a sí mismo de esa incertidumbre e intranquilidad.
Desasosiego muy cercano en el recuerdo de este viajero insatisfecho.


Copyright © By Blas F.Tomé 2011

1 de diciembre de 2009

¿Mentiroso?. No. ¡Lo juro por Snoopy!.

El otro día -hace pocos días- leía en El País un artículo de esos que pretenden ser una investigación periodística sobre las diferentes dosis de mentira en los escritos diarios y, claro, inmediatamente este lector lo extrapoló a los ‘pinitos’ que está haciendo en su vida como blogger. “Todos mentimos. Engañamos por cordialidad, por convivencia, por ocultar delitos o por egocentrismo”, decía -y destacaba- la periodista Silvia Blanco. ¿Y cuántos nuevos bloggers -se preguntó entonces este lector- habrán caído en la trampa de mentir, por egocentrismo, por ejemplo? O por edulcorar su vida social. ¡Vete a saber!. “Detrás de un impostor hay una ‘insatisfacción’ personal”, apuntaba uno de los expertos en ética, que recogía el citado trabajo periodístico, unas líneas más abajo.
¡Date!, esto ya le afecta al mochilero.
¿No habrá caído el viajero insatisfecho en la trampa de modular-trastocar la realidad a su antojo por su ‘insatisfacción’ (vuelta otra vez la palabreja) enfermiza?
En esta ventana al mundo que son los blogs, el mochilero ha contado vivencias personales, viajes con encanto, recorridos inmundos, robos sufridos a punta de navaja, subida al Wayna Picchu, visita a la muralla china, bamboleos en largas lianas naturales, encuentros palpables con la vergonzosa historia de la esclavitud, cita sorpresa con la desnudez de una joven tanzana, largo descenso por el Amazonas, miedoso en la frontera de Guinea-Bissau, jinete en Petra (Jordania) y en su terruño natal, … Pero todo esto, y más ¿verdad, o ha sido fabulación?. Mentira, al fin y al cabo.
¡¡Lo jura “por Snoopy”!!. Todo han sido momentos vividos de felicidad y riesgo, de aventura y desfachatez, de trompicones y relajos.
En resumen, viajes reales.
¡Por Snoopy!.

Copyright © By Blas F.Tomé 2009