El puente colgante de Lieupleu
Estaba
en la ciudad de Man, dentro del área mayoritaria de la etnia de los ‘dan’, vecinos del pueblo ‘senufo’ (de donde venía), y le apetecía
huir de aquel bullicio urbano para conocer algo de lo que ya tenía una pequeña referencia:
los puentes colgantes.
Permaneció
en Man
un día más de lo previsto, por una sonora tos y fuerte dolor de garganta que le
tenían atado al hotel y a la amoxicilina. No se atrevía a dar muchos pasos del
lugar. Espero ese día y, al siguiente, decidió arriesgar para conocer los
‘puentes de los espíritus’ como algunos denominaban aquellos puentes colgantes
de lianas. Para ello era necesario madrugar -la visita la quería hacer en una
jornada- para alcanzar la población de Danané, hasta donde era fácil
conseguir transporte local. Más allá, esperaba poder alquilar un precioso medio
de locomoción: una moto-taxi.
Se
apeó en la Terminal de aquel transporte (en ‘La gare’, que dicen en francés) solo, intrigado, despistado y con
la intención de preguntar por los puentes. Nada difícil. Un blanco solitario en
aquel alboroto de gente pasaba rápidamente a convertirse en centro de atenciones.
Algunos le miraban como si no hubieran visto un personaje igual en su vida,
otros se dirigían a él para interrogarle sobre sus intenciones. Pues, conocer los
puentes colgantes. ¿Cómo ir?. Varios taxi-motos
le rodearon para ofrecer sus servicios.
¡Qué
fácil era moverse en África, si se arreglaba rascándose el bolsillo!
Una
carretera asfaltada, pero repleta de baches, llevaba hasta un desvío hacia un
camino de tierra. Éste, atravesaba una espesa vegetación silvestre y muchas
plantaciones de café y de cacao. Si, sobretodo, de cacao. Unas plantaciones que
se mezclaban con la silvestre maleza y con altos árboles selváticos. El cacao
era el primer producto de Costa de Marfil y por toda aquella zona, y más al
sur, se dejaba ver.
Había
dos puentes colgantes famosos, el de Lieupleu y el de Vatouo.
No muy lejos uno del otro.
Cuando
ponían el pie en Lieupleu o, mejor, cuando rodaban por sus calles, se veían ante
las cabañas muchos secaderos de cacao lo que denotaba la especial dedicación de
las gentes a este producto. Pero la presencia del viajero insatisfecho allí era para comprobar la veracidad de
aquellos puentes sagrados. Los puentes existían, sí, pero la leyenda contaba que
eran construidos no por la intervención humana sino ‘por los entes
sobrenaturales de los bosques’. Estos los confeccionaban para que sirvieran de comunicación
para los hombres que vivían en el interior. Cientos de lianas, las tripas de la
selva, eran entretejidas en la noche por los espíritus. No existían elementos
ajenos a la naturaleza como clavos, cuerdas o tornillos tan solo lianas y
troncos perfectamente combinados. Sagrados para los ‘dan’, porque eran construidos a base de estas lianas del bosque y
todo lo que salía del bosque era sagrado. Por eso, con el máximo respeto, se
descalzaban para cruzarles. Lo mismo que le impusieron a este visitante.
No
duraban mucho estos puentes pues al estar construidos con lianas, estas perdían
su elasticidad y era necesario destruirlos. El nuevo puente era fabricado en el
más absoluto secreto -se decía- por los espíritus del bos que. Durante aquel
periodo nadie del poblado podía acercarse por allí, bajo la amenaza de una
intervención violenta de ellos. Los sonidos que procederían de aquella parte
del río atemorizaban a los habitantes de Lieupleu. Sabían que los entes
sobrenaturales del bosque estaban trabajando para ellos.
Se
descalzó, siguiendo las instrucciones del jefe, para cruzar el río. Tanto este
puente como el de Vatouo estaban levantados para salvar las aguas, en aquel
momento limpias y cristalinas, del río Cavalli que surcaba las tierras de por
allí para, luego, llegar a la frontera con Liberia y servir de divisoria entre
ambos países hasta la desembocadura en el océano Atlántico.
El puente colgante de Vatouo
El trayecto para visitar
el puente de Vatouo fue desandar parte del camino y luego desviarse por otra
vereda de tierra hasta llegar al poblado. Similar puente, aunque tal vez más
espectacular, y similar trenzado de lianas. Semejante también el río, aunque
con aparente mayor caudal debido a la tranquilidad del curso de las aguas.
VÍDEO
Copyright © By Blas F.Tomé 2020
Este puente "sagrado " de Lieupleu que nos traes no parece muy solido, las lianas fragiles... Encima te hicieron descalzar para pasarlo cuando ni siquiera tenia maderos en el fondo.
ResponderEliminarPor algo se han construido otro puente mas "humano" en paralelo, por donde veo que pasa la gente "aviseé". Jeje.
Que musica has puesto?
Bssss
Si, si. Así es, el de Lieupleu, era más 'humano' (fue donde rodé el vídeo), y menos 'sagrado', pero si observas la foto que incluyo, el de Vatouo era más espectacular y sin 'puente humano' al lado.
ResponderEliminarUna pregunta: ¿y ese 'aviseé'?.
Esos puentes artesanos tienen su punto. Se ven más prácticos que los de mi paisano Calatrava. Imagino cruzándolos descalzo con el sonido de las lianas crujiendo. Al igual que los andamios de caña de bambú de países asiáticos avisan antes del colapso. Sin tanto conocimientos de ingeniería de puentes es de admirar. A mi en particular me daría canguelo cruzarlos. En la mili me enseñaron que los puentes colgantes había que cruzarlos corriendo y no andando porque es cuando te caes. Estos en particular no sé, pero caerse al río de esas aguas cristalinas no sé, no sé. Gracias por trasladarnos a esa África rural y desconocida. Un saludo
ResponderEliminarBueno Blas, tu escrito de hoy puede hacer a uno pensar lo cerca y lo lejos que estamos los habitantes del sur de Europa (que hoy 9 de mayo celebra su Día) y los de Costa de Marfil.
ResponderEliminarCerca, porque toda esa leyenda sobrenatural de los puentes me recuerda a lo que me contaban de niño sobre ciertas imágenes procesionales.
Lejos, porque hemos olvidado que todo lo que sale del bosque es sagrado.
Un abrazo
PD. SI hubieras sabido que te esperaban 56 días de Mahou-cuarentena...¿hubieras Guido de aquel bullicio urbano...?
Huido...
ResponderEliminarViajero, impresionante ese puente colgante hecho de lianas y palos, llamado 'Puente de los espíritus'... Así, a primera vista y 'llamado', daría un poco de 'yuyu' cruzarlo..., pero creo que yo me hubiese atrevido, aunque espero que las lianas resecas dejen menos doloridos los pies que subirse a cuerdas en esos que ponen en las playas...
ResponderEliminarEl viaje en moto-taxi, con esas plantaciones de café y cacao, supongo que estaría lleno de 'aromas' excitantes... Y te llenaría de energía para el cruzar el puente...
No sé yo si con esa leyenda de 'seres sobrenaturales tejiendo las lianas' habrá muchas personas de allí que quieran pasarlo (lo digo por lo de las supersticiones y lo sagrado... Estoy muy de acuerdo también que todo lo del bosque es así... y más...) Supongo que el otro, el de posterior construcción, estará más transitado...
Bonita foto del puente colgante de Vatouo. No sé, pero con lo de las lianas y pies descalzos me has traído al recuerdo a Tarzán... Y te he imaginado no sólo cruzando el puente sino colgado de una liana y dando el típico 'gritito'.. ;-)
Querido viajero, gracias por el video, así nos metemos mucho más en el viaje... ¡Vamos, que hasta los baches se 'sienten'!!...
Abrazossssss (con mascarilla)
Y, aunque seas leonés (y tigre) ¡Feliz día de San Isidro!! (De 'gat@s');-)