Cococrilos en el PN de Liwonde, fotografiados dos días antes de tomar el Ilala II
Si bien para la
bajada hacia el sur de Malawi había utilizando los buses
locales como medio de transporte, la subida desde Monkey Bay hacia el norte
la realizó este mochilero en el Ilala II, un barco que hacía el
recorrido una vez por semana en cada dirección, con múltiples paradas en su
lento trasiego. Este viajero
insatisfecho quería ir hasta Nkhata Bay. ¿Por qué?. Porque el
único motivo para utilizar el barco era para vivir la experiencia: quería hacer una navegación más larga que la del año anterior por el lago Victoria.
Entre la variedad de
paradas que hacía aquel viejo buque, una era en el apeadero de las islas de Likoma, a orillas de Mozambique
pero pertenecientes a Malawi. La noche era oscura y de
escasa visibilidad pero el traqueteo y la bocina del barco, que aminoró la
marcha aún sin atracar en puerto por carecer de él, alertó a los de la
orilla que se lanzaron al encuentro en pequeñas piraguas cargadas hasta los
topes. Tan sólo se veía alguna tenue luz, indicadora de que se acercaba un
tropel de ‘barquichuelas’ para hacer el intercambio de mercancía y pasajeros.
Una vez colocados al costado del Ilala II parado, unos subían y otros
lo abandonaban para ocupar el puesto en alguna pequeña barca de aquellos que ya habían ascendido. Todo
un trasiego desordenado y peligroso aunque no exento de acertados movimientos.
Así es África. Llena
de escenas.
La noche pasada, sin
camarote y tumbado bajo las estrellas en la parte alta de la cubierta, se
convirtió en una minúscula aventura. Arropado con una liviana manta, robada en
el avión de ida de KLM, y
orillado al cajón de los salvavidas del barco pasaría la noche en un
duerme-vela permanente.
Ese estado intermedio fue interrumpido por una sucia y achispada negra que, a falta de abrigo y para evitar la brisa
nocturna, utilizaba con descaro la parte sobrante de la manta robada. Allí se la
encontró, al pasar ‘del duerme’ a ‘la vela’, al menos dos veces acurrucada a su
lado.
Insensata.
A media mañana, del segundo día, avistaban Nkhata
Bay.
Copyright © By Blas F.Tomé 2012
lo vivo tal como lo explicas y daria mas de una muela por ser la negra que comparte esa "tu manta" (solo por poder ver las estrellas contigo)
ResponderEliminarhablame mas de los cocodrilos
Estábamos ayer en Etiopía y hoy nos hemos ido a Malawi, de lago en lago, estamos al otro lado del continente. El viajero, cual 'alado Mercurio' nos lleva y nos trae de acá para allá.
ResponderEliminarHace poco nos preguntaba, mientras paseaba por un mercado de...vaya usted a saber que país... si las miradas eran de reproche y se me ocurre que tal vez lo fueran. A ver... a ver... si alguna de aquellas mujeres era la achispada después de hacerse un 'mis-and-plis' que dice una amiga mía cuando se acicala y reconocía entre la multitud al tipo que no le dejaba la sisada manta en una fría noche.
Se admite no compartir manta, se admite, pero ¡hombre! Que eres un tigre de León, no un friolero gatito. Tendrías que habérsela regalado y que la mujer no viera nacer el día teniendo que cantarte como le cantaba Curro el Palmo a Merceditas la del guardarropa lo de 'ay, mi amor, sin ti no entiendo el despertar'.
Un manchurrón en tu historial viajero, así lo veo.
Por cierto que ya recuerdo de lo que me sonaba a mí el trasiego de barcazas para el mercadeo y el sube y baja... creo que tuviste suerte, la achispada podía haberte tirado por la borda en un descuido y quedarse con la manta entera.
De todas formas, como decían ayer en una peli: hay tantas formas de amar como momentos en el tiempo y algo de amor se atisba en este hermoso y sincero relato, al menos, hacia esa noche en el Ilala II.
Besos 'generoso' menos mal que algunas afortunadas te pillamos en el momento en el que tenías dos mantas porque si no...
Insensata no, hombre. Yo creo que la muchacha conocía bien el dicho : "quien a buen árbol se arrima...Un abrazo, Blas!
ResponderEliminar"África llena de escenas", y tú lleno de experiencias. Te considero una persona rica.
ResponderEliminarUn abrazo, Blas.
Si que era insensata esa pasajera, ya lo creo. No sabía que se arrimaba al gran Blas? Jajaja. Estoy de vuelta de esa África que tanto amas. Sigue todo igual: adorablemente caótica. Imperfectamente enamoradiza. Un abrazo y gracias por acompañarme tb en este viaje.
ResponderEliminarRealmente tenemos que rendirnos a la evidencia: muy pocos saben realmente viajar como tú lo haces !
ResponderEliminarUn abrazo
Mark de Zabaleta
Uau, qué foto! La silueta de la piragua y el agua plateada...otra escena africana. Mozambique y Malawi, dos lugares míticos para mí.
ResponderEliminarTu blog cada vez huele y sabe más a África. A Livingstone le gustarían tus artículos.
Mira que robarle a la KLM ;) y sí, un poco insensata la lugareña. Ahora que yo hubiera hecho lo mismo, que la brisa nocturna puede ser muy fresquita...Besos, soñando con África.
Escenas únicas y quién sabe si irrepetibles, aunque puede que se continúe viajando por si se repitieran.
ResponderEliminarGracias y saludos.
Pero si esto es de 212! Ya no entiendo NADA.
ResponderEliminarBesos