Mostrando entradas con la etiqueta mayas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta mayas. Mostrar todas las entradas

30 de octubre de 2016

Las ruinas de Copán


Estela A

De Copán pueblo a las ruinas no había un kilómetro de distancia. Incluso era un agradable paseo por una senda pavimentada de piedras, de la que los locales estaban muy orgullosos. Aquellas ruinas de Copán eran lo más significativo que los mayas habían dejado en el -ahora- territorio hondureño. Tenían la decoración más barroca dentro del arte maya y los relieves de las estelas se habían conservado bastante bien. Sin duda, con un obligado cuidado y mimo de los expertos.
Escalinata de los jeroglíficos

Los arqueólogos opinan que Copán tuvo que estar habitada en el periodo preclásico, debido a su situación estratégica y a la fertilidad de los campos, pero nada se ha encontrado al respecto. La historia del sitio no parece empezar “hasta el año 435, cuando asumió el poder Yax Kuk Mo y dio origen a una dinastía que alcanzó su apogeo entre los años 600 y 750”, según dictado del libro-guía.
El viajero insatisfecho no podía faltar a la cita con ‘las piedras’ aunque como ya ha reconocido varias veces no son su particular tendencia. Como había llegado a buena hora, dejó su mochila en un hotelucho del pueblo, un pueblo de inevitable aspecto turístico, y se encaminó por la vereda hacia aquel vestigio maya. Después de abonar el correspondiente importe de la entrada, le recibió una ceiba (árbol) plantada por la princesa Sayako en su visita a Copán en el año 2003. Originariamente una pequeña planta, ya había alcanzado una considerable altura.
¡Valiente recibimiento!.
Ceiba, plantada por la princesa Sayako

No menos estrambótica fue la despedida de la que se encargaron aquellas ‘guaras rojas’ (papagayos) de tan tropical estampa y color. Pacíficas y mansas, aunque tan inmundas como las palomas de las ciudades, se dejaron fotografiar sin dedicarle al mochilero una miserable mirada.
Guaras rojas


Entre el recibimiento y la despedida, un bonito recorrido por el lugar y, sobre todo, una detenida, pausada y atónita mirada por las estelas mayas. Diseminadas como estaban por todo el recorrido, parecía una obligación pararse ante todas ellas. La verdad era que merecían esa detenida observación. No olvida la escalinata jeroglífica, con sus figuras y símbolos tallados, hasta cierto punto bien conservados, que hablaban de la riqueza cultural de los mayas. Ni Tikal, en Guatemala, ni Palenque, en México, tenían aquella opulencia decorativa.
Un vídeo rodado al mejor estilo pausado, aunque torpe, completa esta breve entrada.



Copyright © By Blas F.Tomé 2016

2 de noviembre de 2013

La mancha mongólica de los mayas

¡Adelante otra curiosidad!.
El guía turístico (80 por ciento maya, ¿recordáis?) que acompañaba en bus a la pequeña expedición a Chichén Itzá (México) aseguró, también, que todos los descendientes mayas o, al menos, la gran mayoría, portaban al nacer la mancha mongólica que, si bien suele desaparecer a los pocos años, en los indios y sus descendientes más cercanos se mantiene durante toda su vida. El ‘guía-80-por-ciento-maya’ con cierto gracejo, sin ningún tipo de rubor y con la sonoridad de su bonita voz (según ecos cercanos), se ofreció a mostrársela al pasaje e, incluso, hizo el amago de bajarse sus cortos pantalones hasta la rodilla.
¡Estaba bromeando el 'mentecato’!.
La mancha mongólica es, como todo el mundo sabe, una lesión de la piel frecuente en los recién nacidos. Tiene un color azulado, verdoso o gris, formas variadas, bordes difusos y se localiza principalmente en la zona baja de la espalda y glúteos. Toma el nombre de mancha mongólica por haberse detectado por primera vez en esa raza, y su nombre no tiene ninguna relación con la enfermedad del síndrome de Down o mongolismo.

La creencia popular en muchas culturas orientales es que el alma no quería reencarnarse en ese bebé, y los espíritus superiores le dan una patada para empujarlo a la Tierra, dejándole el ‘moretón’.
Esta lesión no requiere de tratamiento y se cura sola.
Ningún pasajero pudo ver la mancha en el trasero del guía, pero él aprovechó para dar una disertación conocida (al menos para el viajero insatisfecho) sobre el antiguo paso de los pueblos esteparios de la zona de Mongolia por el estrecho de Bering para ocupar y poblar, así, todo el territorio americano. Un hecho histórico que confirmaría los evidentes parecidos de raza.
Copyright © By Blas F.Tomé 2013