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6 de septiembre de 2014

Desesperado y triste

Desesperado como nunca, triste, acojonado, impotente ante la vileza del destino, el viajero insatisfecho también se quiere despedir en su ‘blog’ de su amiga del alma, de su chica,…., del amor más largo, pasional y fuerte de su vida.
No es una exposición pública de dolor, es un grito helado de insatisfacción.
Como no tiene ánimo para escribir -sin duda es necesario tenerlo para redactar una línea- va a utilizar unas palabras de despedida, atribuidas a García Márquez (no es seguro)que son -cree- una velada poesía:
"Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo.
Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan.
Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz. Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen. Escucharía cuando los demás hablan, y cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate!
Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando descubierto, no solamente mi cuerpo sino mi alma.
Dios mío, si yo tuviera un corazón, escribiría mi odio sobre el hielo, y esperaría a que saliera el sol. Pintaría con un sueño de Van Gogh sobre las estrellas un poema de Benedetti, y una canción de Serrat sería la serenata que le ofrecería a la luna. Regaría con mis lágrimas las rosas, para sentir el dolor de sus espinas, y el encarnado beso de sus pétalos...
Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida... No dejaría pasar un solo día sin decirle a la gente que quiero, que la quiero. Convencería a cada mujer u hombre de que son mis favoritos y viviría enamorado del amor.
A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse!. A un niño le daría alas, pero le dejaría que él solo aprendiese a volar. A los viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido. Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres...
He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada.
He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse. Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero realmente de mucho no habrán de servir, porque cuando me guarden dentro de esa maleta, infelizmente me estaré muriendo."

Copyright © By Blas F.Tomé 2014


10 de octubre de 2010

Un poco de miedo y candor

Por la fotografía bien pudiera ser un pueblo de La Mancha, y la silueta, tal vez, de un Don Quijote reencarnado, sin su Rocinante, pero posando para la posteridad.
No.
No, la ciudad es Cartagena de Indias (Colombia) y la silueta, la del viajero insatisfecho. Hermosa ciudad esta Cartagena de 1994 (Uff, ¡cómo pasa el tiempo!). Uno se imaginaba, entonces, encontrarse con Gabriel García Márquez en cualquier esquina o sentado en cualquier Café, leyendo y releyendo la crónica local.
- Eeeeh, viajero. Gabo quiere verte, le gritarían.
Pero, no. Lo que realmente descubrió fue al colombiano alegre, acogedor, y reservado, en muchos casos. La parte vieja era un hervidero de tiendas de recuerdos, antiguos palacetes, casas de viejos indianos,…., y bellas colombianas, que miraban marrones con viveza, curiosidad y candor.
Los días de Cartagena fueron menos claustrofóbicos que los de Bogotá, no en exceso pero lo fueron. La guerrilla era un problema y el avión se erigió como la mejor solución para ascender desde la capital hasta orillas del mar.
- El autobús es peligroso.
- La guerrilla esta por toda la ruta.
- Se producen muchos robos, asesinatos y secuestros.
Con estas recomendaciones bogotanas era complicado meterse inconsciente en un atestado autobús.
No siempre el mochilero necesitaba escuchar estos mensajes protectores.
No siempre eran verdad.

Copyright © By Blas F.Tomé 2010