12 de febrero de 2020

Fakaha, ¿estuvo Picasso allí?

Mujer en la ruta, camino de Fakaha

En el libro-guía que llevaba no venía nada del pueblo de Fakaha, relativamente cerca de la ciudad de Korhogo, al norte de Costa de Marfil.
Supo de este pueblo cuando estaba allí, ya en la ciudad norteña: una amiga desde España le preguntaba si visitaría Waraniené (población de tejedores), Kapelé (artesanos de la terracota) y Fakaha. Para los dos primeros, y otros dos poblados más, le vendría a buscar un moto-taxi al día siguiente (ya lo tenía contratado), pero de Fakaha no sabía nada. El mensaje enviado, recogido de internet, era una breve frase en inglés que decía: “Fakaha Village: Picasso vino aquí dos veces en los años 60 y usó alguno de los motivos artísticos en sus pinturas. Se puede ver todavía uno de sus trabajos en sus talleres”.
Indudablemente, y a partir de ahí, ese sería también uno de sus próximos destinos. Estaba dispuesto a conocer cualquier pormenor acerca del pueblo ‘senufo’, habitantes de aquella zona, y si ello llevaba aparejado averiguar algo relacionado con Picasso, con mayor motivo.
La suspicacia de que ello fuera o no verdad se labró en su mente, sin ser un experto, desde el primer momento. ¿Picasso, en Costa de Marfil? ¿Picasso, en un perdido poblado en medio de la sabana norteña de los alrededores de Korhogo? ¿En los años 60 del siglo pasado con las dificultades que en aquel entonces tenía la movilidad por África? Ningún experto o historiador de Picasso defendía la autenticidad de tal viaje del artista, aunque si muchos críticos insistían y enfatizaban las similitudes entre las esculturas africanas y las obras del artista español. Era fácil suponer que, de alguna forma, le sirvieron de inspiración.
Con la escasa información y con las dudas que le entraron, se lanzó al día siguiente a tratar de encontrar un ‘Picasso’ en Fakaha. Mejor dicho, a los dos días, pues para la siguiente jornada ya tenía otros planes decididos de inspección.
El motorista no conocía la población. Salieron del hotel de Korhogo muy pronto. Ya de camino, el viajero insatisfecho le mostraba el nombre del pueblo escrito en su libreta de viaje. Paraba de cuando en cuando a preguntar a los viandantes de la orilla por el desconocido destino. Unos pocos kilómetros por una carretera asfaltada y luego un gran trecho, quizás 20 kilómetros, por un camino de tierra que les llevaría a la esperada población. Hasta llegar, sorprendían los termiteros gigantes entre plantaciones de anacardos o tierras sin cultivar, campos y campos de algodón, unos ya cosechados –se veían los montones blancos de trecho en trecho- otros aún en la planta aflorando su albor. Algunos baobabs se encargaban de generar una atmósfera más africana al lugar. Y, como no, polvo, tierra roja africana y polvo generado, menos mal, por los raros vehículos cruzados.
Vivían allí, en Fakaha, unos cuantos habitantes en modestas casas de barro, algunas con techumbre de paja. Y niños, una prole de niños que aparecieron al ruido del motor. Del otro lado del pueblo, en varias construcciones circulares y abiertas, los artistas pintaban sus tradicionales telas. Eso sí, en aquel momento, había un descanso o receso productivo: nadie usaba pinceles o punteros para elaborar una nueva creación. Los talleres no tenían protección alguna. Sus obras colgaban de las paredes o extendidas en el suelo.
El artista local realizando una de sus obras, mostrando su técnica

Y allí, en el suelo, se encontraba con el famoso ‘Picasso’. ¡Un impacto brutal! ¡Un sorprendente hallazgo! ¿Estaría delante de un cuadro africano de Picasso?. ¿Una obra del artista español en medio de la sabana africana? Desde luego, un dibujo humano con rasgos de hombre blanco que se repetía en la obra podría parecer Picasso, su autorretrato. La tela blanca, aunque más oscura, denotaba el paso del tiempo y en uno de los extremos del lienzo, una declaración en francés destinada a certificar que el pintor había pasado por allí:
"El que suscribe, Ashanty Kouadio Souleymane, agente de turismo de la empresa de los Palacios de Cocody (...), comisionado por la agencia Lagoona Tours, reconozco haber reproducido la carta, testimonio del paso de Pablo Picasso. Para una mejor conservación de la nota en los archivos de Fakaha (...) Picasso vino en 1968 a Fakaha, descalzo. Trabajaba sin camisa ni ropa”.
Preguntó a un hombre que le observaba quieto, ya entrado en años, si había conocido a Picasso. Movió su cabeza marcando una negación. No parecía, eso sí, la persona indicada donde indagar. Tal vez, únicamente pasaba por allí.
Un paseo por aquí, paseos por doquier observando la gran cantidad de telas expuestas, seguido de un grupo de niños que no dejaban de mirar. Uno de los artistas que apareció de pronto, le mostró la técnica, su elaboración y le ofreció alguna de sus obras. No suele ser costumbre de este mochilero, pero aceptó. Tras el inevitable regateo/forcejeo se hizo con una tela ¿y si fuera verdad que Picasso estuvo allí?
Termiteros

Una vez en casa, y consultado ‘San-Google’, puede asegurar que, a primeros del pasado año, varios periódicos iberoamericanos recogían la información, pero dejando muchas cuestiones en el aire. Cábalas, muchas conjeturas y demasiadas incógnitas. Si no había rastros de ese viaje -dijo algún defensor- era porque Picasso quiso mantenerlo en secreto para no revelar que se inspiró allí. "¡Estoy seguro! Les digo que vino. ¡Lo vi!" dijo irritado Soro Navaghi, uno de los testimonios que recoge la crónica de AFP.
Según especulaban los periódicos, ‘para llegar hasta el norte de Costa de Marfil, entonces colonia francesa, Picasso tendría que haber navegado hasta Abidján y luego recorrido más de 1.000 km por caminos de tierra. Una odisea de varios meses digna de un explorador’.
Casi a la altura de Mungo Park.
El 'Picasso', en primer plano en el suelo, y el V(B)iajero Insatisfecho
Tela comprada en Fakaha, enmarcada aquí

VÍDEO
Copyright © By Blas F.Tomé 2020

10 comentarios:

  1. Caray, Blas, qué hallazgo!!..  Entiendo lo del impacto brutal...
    Imagino tu cara teniendo a 'Picaso' al lado... Cuesta imaginar lo que llevó hasta allí concretamente y su largo viaje..., pero ¿por qué no? Los genios son así..., ya se sabe...
    Me ha encantado la tela que compraste (y la de Picaso, por descontado) supongo que, en esta ocasión, era una tentación casi irresistible...
    Bonitas las fotos...
    Mereció el camino polvoriento, no lo dudo. Aunque se te ve muy limpio :)) Y ya veo que vas marcando'estilo'(te salen imitadores de 'brazos arriba'...(ji)

    Besotessss

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  2. Gracias, mi fiel amiga 'Pipedi': ¡Cómo me encanta lo que dices!. ¡Siempre!.
    En honor a la verdad te diré que fue una experiencia apasionante. Entraba dentro de lo real y de lo imaginario ¿Quién puede decir que es verdad lo que se dice alrededor de Fakaha y Picasso? pero, también, ¿quién puede decir que es mentira?.
    Me encantan esos viajes en moto que me marco por territorios desconocidos. No digo que no sean peligrosos, pero tiene un puntito de 'magia' que yo trato (intento) transmitir en mis escritos. ¿Lo logro?. No lo sé, pero veo también importante la intención.
    Gracias, Pilar, por pasarte por aquí.
    Un besote (con los 'brazos arriba').

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  3. Sí que se nota, Blas: Se nota que te apasionó esa experiencia y, naturalmente, el que te lee lo percibe...pero no nos lo pongas tan difícil. Me gusta rebuscar en los mapas los lugares que vas recorriendo. He encontrado Korhogo, pero por mucho que he rebuscado (incluso con grafías parecidas) Fakaha, nada.
    Claro que conforme he ido leyendo me he dado cuenta de que mi busca era imposible: Al parecer, ni los mismos "paisanos" lo conocieran y, por supuesto, tampoco en google.
    En cuanto a la presencia allí o no de Picasso...¿por qué no? Seguro que no tenía otra posibilidad de llegar allí más que depués de esos mil kilómetros por caminos? Seguro que puede haber otra posibilidad...o también puede que se tomara un "año" sabático.
    Un abrazo!

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    1. Ah. Me alegro, querido Emilio, que te motive a hacer pesquisas de geografia. Me alegro. Creo que los de Google no tienen tan milimetrado el mundo como creemos, y mucho menos un lugar como Fakaha, un pequeño poblado en medio de la sabana africana. Para llegar, un camino de tierra y polvo. El típico pueblo que diriamos 'perdido'.
      El siguiente 'post' trataré de otra 'perdida' población, esta quizás más grande.
      Gracias, Emilio.

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  4. Vaya! Conque Picasso...
    Ya se sabe que los genios "originales" se inspiran\copian donde pueden...
    Si no, mira la moda de hoy en dia. Los africanos tienen mucho que mostrar al mundo antes que los expolien del todo.
    Este paseo tuyo de descubrimiento me ha fascinado, a mi que soy forofa de la moto.Bien contado con toda la fuerza de tu Africa, sin duda.
    La tela que compraste fue una buena adquisicion, si no por que habria el artista perdido su tiempo con ese blanco pregunton.
    Besos, que de polvo rojo vamos por aqui bien servidos...

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    1. Hola, 'Pondy', bienvenida de nuevo a esta ventana. Pasión, sin duda; es necesario tenerla para vivir un poco la realidad africana. Y digo 'realidad', no su belleza o atractivo.
      Besotes.

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  5. Querido viajero, aparte de admirarte por todos los caminos que recorres..., es que yo con tus viajes, con tus relatos, me 'transporto' por estas pequeñas pantallas, y, como si fuese un polizón metido en tu mochila azul, lo voy disfrutando casi como si estuviese allí...
    Es como cuando lees un libro que te apasiona, y como dicen, 'vives otras vidas'... Yo me meto en tus historias..., me pongo en tu lugar...  (o me escondo en tu mochila :))
    Y por descontado que nos transmites tu pasión y toda esa magia que tiene África...
    Gracias por responder, Blas, ya sé que no acostumbras, pero, y creo que no hablo por mí sola, nos gusta que salgas de tu 'cochiquera" (No sé si la llamaste así alguna vez... Pero me ha venido... :) )

    Besotessss

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  6. Al final, y leyendo tu vivencia, me declino porque sí estuvo allí. ¿por qué no? Total,y si hay poca información, quizás con tu información y el post ayude y anime a muchos a visitar el poblado. Eso es como el Santo Cáliz, muchos lugares se lo atribuyen y quizás ninguno sea el verdadero, pero al menos la gente los visita, se lo cree y salen bien contentos.
    De verdad que llegar hasta esos lugares tan recónditos y desconocidos para el gran público, incluído los libros de viaje, hay que tenerlos bien puestos. Gracias por darnolos a conocer :)

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    1. Claro, Carlos. Tu conoces bien este tipo de viajes, la soledad de la 'mochila' y las peripecias que puedes encontrar, sin duda. Pero es una satisfacción cumplida. ¿No te pasó a ti con 'tu tren mauritano'?. Gracias, compañero y colega-mochilero!!.

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  7. Si, así es. Seguiremos caminando por esos caminos rojizos que tanto nos llaman...

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