18 de mayo de 2007

Una crónica de la agencia EFE

Multa de 845.000 euros por dejar parapléjica a una niña al retrasar la operación (titular).

Un neurólogo, una clínica, una sociedad de asistencia médica y dos aseguradoras han sido condenadas a pagar 845.000 euros a una niña que ingresó de urgencias con una parálisis parcial reversible, pero que no fue intervenida hasta cinco días después cuando padecía ya una parálisis completa e irreversible. La sentencia dice que si la niña hubiese sido operada a tiempo no habría quedado parapléjica, califica de irresponsable la actuación del médico y afirma que la clínica murciana Virgen de la Vega incumplió sus obligaciones básicas.
El juzgado de Primera Instancia Número 10 de Murcia condena también al médico M.C.E., a Mapfre Industrial, a Winterthur Seguros, a la clínica y a ASISA a pagar 30.961 euros al padre de la menor, que tenía 15 años cuando ocurrieron los hechos.
La sentencia, que ha sido recurrida, indica que A.F.R. ingresó el 21 de julio de 1999 en la clínica murciana ‘con una paraparesia provocada por compresión medular por tumor invasivo que requería una actuación quirúrgica urgente’. El diagnóstico fue realizado por M.C.E., quien prescribió una resonancia ese mismo día y un TAC el 22, resultado que se conoció el 23. La sentencia dice que la paciente debió ser intervenida, lo más tarde, el 23, ‘más la operación se realizó el 26’
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Para M.C.E., este “Bush de turno” dentro del mundo hospitalario que desapareció cuatro o cinco días de su puesto de trabajo, esto serán daños colaterales de una intervención quirúrgica (¡maldito!), pero para A.F.R. (15 años) fue un disparo certero que la rompió su feliz viaje por la vida y la postró para siempre en una silla de ruedas. El viajero insatisfecho habla como siempre de viajes pero, en esta ocasión, de un triste viaje por la vida.

  • I.F.T. (el padre) ha lanzado, a lo largo de estos últimos años, miles de gritos de desesperación.
  • D.R. (la madre) gritos de desolación.
  • S.F.R. (el hermano) de angustia.
  • I.F.R. (la hermana) gritos de impotencia.
  • I.F.R. (otra hermana) de triste desesperanza.

Pero A.F.R., en su silla de ruedas, ha añadido a todos estos, los de dolor, padecimiento y llanto. ¡Qué mazazo!.

A este viajero insatisfecho, B.F.T. (el tío), no le queda más repertorio de gritos, pero va a lanzar uno de asco a las actuaciones irresponsables, a los disparos certeros y a los daños colaterales.
Y ahora los culpables recurrirán la sentencia. Más sufrimiento para la pequeña, que seguro pensará “¡que esto acabe, ya!”. Pero ¿qué recurren? ¿el disparo certero?, ¿la trayectoria de ese disparo certero?. Como si fuera cuestión de prestigio ¿y el de la niña? ¡Sinvergüenzas!. ¡Malnacidos!.

4 comentarios:

  1. "Seco", esa realidad que cuentas es escalofriante, la hemos sufrido mi mujer y yo en nuestras carnes, tu lo sabes, -creo-, por culpa de esos sinvergüenzas, malnacidos no hemos podido disfrutar de nuestra primera hija.
    !!!SINVERGÚENZAS!!!, !!!!MALNACIDOS!!!!

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  2. Tenía exámenes....Me has dejado el corazón encojido y lleno de impotencia....Sin comentarios,sin palabras.

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  3. Es muy fuerte lo que cuentas, confiamos nuestras vidas y la de nuestras familias a "médicos" que a veces no lo son, pero ¿cómo saber quién son estos personajes?
    ojalá no nos topemos nunca más con gente así.
    Solo nos queda desear a esta familia mucho ÁNIMO.

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