

Dakshin Kali era un pequeño templo cobijado en un verde valle, más concretamente, en un verde barranco de pendientes escaleras de acceso, donde los sadhus -a veces con su particular parsimonia- hacían 'su agosto'. Todo analizado desde la distancia, pues 'su agosto' eran unas pocas monedas.
Para calmar la sed sanguinaria de la diosa Kali, muchos nepalíes se dirigían allí, ese día, para sacrificarla pollos y jóvenes machos cabríos. Ofrecerle flores, frutas e incienso.
Fue un espectáculo bastante impresionante, puesto que los oficiantes-carniceros chapoteaban en la sangre, igual que lo hizo este intrépido viajero sin querer, únicamente por su obsesión de implicarse en semejante ceremonia. Y allí se sintió observado, hasta que en lo alto de la empinada escalera apareció un grupo de turistas, que (¡Dios!) le hicieron huir de semejante templo de seducción o, tal vez, degeneración semi-carnal y cuasi-caníbal.
No vio religiosidad aparente, no entendió su significado. Más bien le pareció parafernalia de nepalíes que pretendían iniciar, así, el descanso semanal.
¿No se inician en España -a veces- los descansos festivos con sacrificios de animales de difícil comprensión?.
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Pobres animalitos...
ResponderEliminarUn besote mio y lametones de mis perritas.
Cuando yo estuve vi como le cortaban la cabeza a un macho cabrio y rociaban con la sangre que manaba de su cello seccionado, las ruedas de un coche.
ResponderEliminarSegún me contaron lo hacian para protegerse mientras viajaban. :) Un beso