21 de diciembre de 2023

San José de Chiquitos / Bolivia


Autobús averiado

Había decidido abandonar Santa Cruz de la Sierra en autobús, y con destino a Puerto Quijarro, en la misma frontera con Brasil. "Mataría dos pájaros de un tiro": visitaría la frontera brasileña y viajaría en un tren boliviano. Pues, como experiencia, le apetecía tomar un tren para el regreso —luego, se enteraría de que los trenes desde allí a Santa Cruz no transportaban pasajeros y, además, no siempre funcionaban—.

Todo lo previsto, además, se fue al traste cuando el autobús que le llevaba a la frontera se averió en la noche, en medio de la nada. Allí varados o parados, este viajero insatisfecho entró en un duerme-vela que le duraría hasta el amanecer. ¿Y después? Espera, espera y espera. Una espera hasta que apareciera un mecánico; desarmara el eje de una de las ruedas; lo llevara a la ciudad cercana para repararlo y, luego, debería montarlo de nuevo. El plan previsto: unas siete u ocho horas de avería.

Una vez desperezado de su inquieta dormida en el asiento del bus, se informó sobre el lugar donde estaban averiados: a unos 60 kilómetros de San José de Chiquitos. Como esta población pensaba visitarla al regreso, decidió hacerlo antes. Hizo autostop, en dirección contraria, para tratar de llegar al lugar y evitarse así una espera interminable en medio de aquella boscosa zona solitaria. 

Un camionero paró y le trasladó a la población. Era un veterano de la carretera que transportaba todo tipo de materiales de Brasil a Santa Cruz de la Sierra y, según sus palabras, un empleado fiel de la empresa que le daba trabajo. La agradable charla con él derivó hacia su pasión por los españoles, de quienes se sentía hereditario. Y, claro, no era lo mismo ser “cruceño” (de Santa Cruz) que “paceño” del altiplano (originario de La Paz). Criticaba sin piedad a éstos como si de sus enemigos se tratara: eran —para el camionero— indígenas mohínos, falsos, deshonestos. Mala gente. Este mochilero no supo cómo reaccionar, ni intentó defender a los habitantes de una zona (La Paz) que aún no conocía.


Misión jesuítica, en San José de Chiquitos

San José de Chiquitos era un pueblo de unos 30.000 habitantes, poco ruidoso, y cuyo máximo atractivo era la misión jesuítica, construida a finales del siglo XVII. Actualmente, ocupaba uno de los laterales de la plaza principal, un conjunto muy bien conservado, en especial, la iglesia —con su bonita fachada principal— que aún mantenía su culto y donde celebraban misas al caer la tarde.

[En 1607 los jesuitas fundaron la provincia jesuítica del Paraguay, que comprendía territorios que hoy forman parte de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay. Esta provincia tenía a su frente un Superior o Padre Provincial, cuya sede se encontraba en Córdoba (Argentina). Un año después de la fundación de esta provincia, se dispuso la creación de las misiones o reducciones jesuíticas y franciscanas, y se inicia así el viaje jesuita por la región. Este San José fue una de las reducciones que estos atrevidos religiosos fundaron].

Recorrió ese mismo día el centro local, que era pequeño, alrededor de la misión, y admiró sudoroso —hacía un calor exagerado— el interior de la iglesia y su patio, también conservado, ubicado en uno de los laterales. Varios murales monocromos (de un marrón oscuro) en sus paredes representaban escenas locales antiguas y daban el aspecto de una vida misionera-monacal de sensibilidades artísticas.


Murales monocromos en las paredes del patio interior

Al día siguiente, contrataría una moto-taxi para acercarse al sitio arqueológico de Santa Cruz de la Vieja, la primera ciudad fundada (a escasos kilómetros), y —siguiendo el camino— al valle de la Luna (a cualquier cosa apodan así), unas irregulares formaciones rocosas combinadas con la vegetación existente. Desde allí, se veía de frente cómo se erguía el cerro Turubó —en español, cerro solitario—, guardián de los josesanos.

Una evidente tranquilidad desbordaba la zona y se apreciaba desde aquellos miradores antes de llegar e, incluso, desde el valle de la Luna. A la mañana siguiente, confirmada la ausencia de trenes desde Puerto Quijarro, tomó la alternativa de regresar de nuevo en bus a Santa Cruz. Ya conocería la frontera brasileña en otra ocasión.


Formaciones rocosas en el valle de la Luna

Copyright © By Blas F.Tomé 2023

6 comentarios:

  1. Viajo otra vez contigo por estos parajes. Sí, los cruceños tienen alergia a "los indios", hasta quieren independizarse...
    Hace poco encontré un artículo muy interesante sobre las misiones fesuiticas.Te interesa?

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  2. Me ha encantado el post. 👏👏👏

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  3. Me ha encantado el post.

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  4. Vaya! Un viaje un tanto accidentado. Me encanta que cuentes estos contratiempos que invitan al viajero a improvisar. Otros no cuentan nada más que "todo les fue bien".
    Oh! el autostop. Lo hice en mis años mozos. Tuve un fuerte contratiempo con un camionero. Cuando vuelvo la vista atrás, pienso que ese día estuve en peligro. No he vuelto a hacer autostop, pero ocasionalmente sí he llevado a alguno...
    En cuanto a las misiones jesuíticas, la única referencia que tengo es la de la película. Durante los cinco años que estudié historia (Historia de América en un par de cursos), ni se mencionaban. Y lo que cuentas sobre la fundación de la provincia jesuítica de Paraguay es la primera noticia. De los dominicos y de fray Bartolomé de las Casas sí se hablaba bastante.
    Bueno Blas, aunque pareces un poco decepcionado con el valle de la luna, quédate con la parte positiva: una denominación muy poética!
    Un abrazo y aprovecha estos días para tomarte un buen descanso.

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  5. Además de tu inseparable mochila azul, llevas siempre contigo una paciencia infinita, querido viajero (por otra parte, cosa muy necesaria para viajar por determinadas partes del mundo, supongo que estarás de acuerdo... ).
    Te imagino "bien acomodado sobre ella" echándote el sueñecito ( o cabezadas) y pensando: "ya me avisarán cuando se arregle, a mi plin..." (Ji)
    Imagino que alguien más seguiría tu ejemplo del autostop al ver que la avería iba para rato y largo... Como para una urgencia...

    En historia hemos dado algo sobre los jesuítas, pero no con tanto detalle como nos cuentas...
    Como lo del valle de la Luna, bonito nombre al menos...
    Me apasionan esos cerros solitarios, desconocía el nombre Turobó. Creo que, a partir de ahora, cuando esté por alguno recordaré el nombre.
    Siempre viajando y aprendiendo contigo. ¡Qué gustazo!!
    Besotes, abrazos, y, por la hora...
    ☆¡Feliz Noche Buena, Blas!
    Salud! Felices Fiestas.

    EMILIO:
    ☆¡Felices Fiestas!☆
    Que sigamos viajando con este 'Insatisfecho y Querido Viajero!
    Salud! Un abrazo.








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  6. Feliz Año Nuevo, Pilar!
    Que Blas pueda viajar y nosotros comentar aquí...pero no puedes hacer comentarios más extensos y mejores que los míos :)

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