15 de diciembre de 2017

Noventa y dos días (libro)


Desde hace unos días, ‘Noventa y dos días’ ha pasado a ser su libro de cabecera. El título hace mención a las jornadas que el autor, Evelyn Waugh, se pasó en un país y en una zona, para él, totalmente desconocida, la Guayana Británica.
Y ha pasado a ser el libro que ocupa los primeros minutos de cama de algunas noches por varios motivos. El primero de ellos porque esta zona de Sudamérica es también un lugar totalmente desconocido para el viajero insatisfecho. Segundo, porque de este autor ya había leído hace algún tiempo ‘Gente remota’, libro que le encantó, y contaba la aventura africana del autor en la que cubrió para el periódico The Times los acontecimientos de la ceremonia de coronación del Emperador de Etiopía Haile Selassie, en 1930, para luego realizar un trayecto primigenio por otras zonas africanas. Y por último, cuando encontró el libro, en aquella librería de segunda mano, recordó un ‘post’ de uno de sus amigos viajeros (Carlos el Viajero) que contaba detalles de otra Guayana, la francesa. Por cercanía y nombre lo convirtió dentro de su mente en interesante.
Y lo compró.
La Guayana Británica está situada al norte de Brasil “y comparte con éste territorios de la Amazonía. Con la irónica y brillante pluma a la que nos tiene acostumbrados, el autor va describiendo el recorrido por tierras extrañas, a pie y a caballo, atravesando ríos, cruzando sabanas y selvas, subiendo y bajando colinas y montañas, visitando misioneros y negociando provisiones con indios y mestizos, durante noventa y dos días. Los días que dura este viaje”, según breve reseña en la contraportada del libro.
Y es así. El libro -el autor- cuenta ese viaje con pelos y señales de los hechos que van ocurriendo y las anécdotas que van sucediendo en el transcurso de los días. El trayecto es difícil, a veces anodino, pero la pasión del autor a la hora de vivirlo y contarlo le dan otra dimensión a estas líneas. Aún va por la mitad del relato, y más o menos por la mitad del recorrido del autor, pero anima a cualquier viajero que le guste leer a pasarse por estas líneas.
Evelyn Waugh tardó unos meses después de su viaje en ponerse a pasar al papel su aventura, no sabe este lector si fue por desgana, pereza, falta de tiempo o por algún otro motivo, aunque de su escrito se deduce lo primero.
Así cuenta al inicio su decisión: “La noche pasada, a última hora, llegué a la casa que he tomado prestada y me instalé en completa soledad en las estancias abandonadas. Esta mañana, nada más acabar el desayuno, dispuse sobre el escritorio un montón de folios, papel sacante limpio, un tintero lleno (ahora parece raro citar estas cosas, todo se hace a través de ordenador), mapas doblados, un estropeado diario y un montón de fotos. Después, sin apenas ganas, me fumé una pipa y leí los periódicos […]. Ya no aguantaba más. No había nada que hacer salvo comenzar a escribir este libro”.



Copyright © By Blas F.Tomé 2017

6 comentarios:

  1. Hijo! Con tanto publicar en todos los medios, no hay quien te siga. Que una tiene sus trabajitos de fin de ano para alegrarse la vida. En tiendase lucha abrazo partido contra las alimanas que han penetrado en sus armarios y cajones durante este ano lectivo. Jajaja!
    Parece interesante este libro que nos traes, yo siempre tuve ganas de llegarme hasta la Guyana atraida por los cuentos de los profesores del Liceo que estuvieron en mision pedagogica por aquellas selvas.
    Voy a releer el post de Carlos el Viajero, parece que aquello es todo menos un territorio de la "France", abandonada a las fuerzas de la naturaleza y a otras menos generosas.
    Gracias, maestro.
    Un abrazo

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  2. Oye, yo no encuentro Guyana entre los post del amigo Carlos, en Centroamerica...
    Que hacer?

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  3. Vamos a ver, 'mi maharaní': Si continuas las siguientes páginas del blog de Carlos lo encontrarás. Yo te dejo aquí el enlace directo:
    [ http://carloselviajero.com/korou-el-puerto-espacial-de-la-guayana/ ].
    Besitos.

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  4. Seguro que el autor de Retorno a Brideshead tiene mucho que decir, y sabe decirlo muy bien, en el libro que nos recomiendas con tu habitual buen gusto lector-viajero.

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  5. Bueno, Blas, muy bueno tiene que ser para que se haya convertido en tu libro de cabecera. Me llama la atención la pasión de Evelyn por vivirlo y la tuya por acercarnoslo.
    En cuando a su desgana por pasarlo al papel, no te dejes engañar. Lo de ya no había nada que hacer salvo comenzar a escribir el libro quiere decir -interpreto- que los pequeños placeres cotidianos deberían de esperar hasta colmar esa necesidad de escribir.
    Un abrazo!

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  6. Hola Blas!!
    No sé por qué, te veo muy pronto en las Guayanas. El libro que mencionas no lo lo he leído y creo que no debe decepcionar por lo que comentas de él.
    Si, también estuve en la Guayana Británica http://carloselviajero.com/un-domingo-en-la-capital-de-la-guayana/
    La Guayana francesa, te diré que no me gustó mucho, y es el único lugar de suelo francés que he pisado además del aeropuerto Charles de Gaulle.
    Las Guayana Británica, es un territorio extraño, desubicado culturalmente. Caribeño, asiatico, javeneses, British, indios, africanos,y cimarrones por supuesto. Y eso se nota en la comida, costumbres, trato hacia el viajero. Quedé con ganas de ver el verdadero pueblo de esa zona, pero que seguramente estará como los emberás de Panamá que tu conoces o cualquier otro pueblo parecido perdido por la selva y que no ves en Georgetown.
    Ojalá ese libro te haya inspirado para visitar esa desconocida zona y nos cuentas cómo te parece. Gracias por la mención.
    Un abrazo

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