Santa María
era probablemente el icono turístico de la isla de Sal. Originariamente una
ciudad de pescadores al sur de la isla, era la tercera ciudad y probablemente,
implementada por este turismo, uno de los centros de poder económico más
elevado de Cabo Verde.
La playa que lleva el
nombre del municipio era sin duda, con sus aguas transparentes de color
turquesa y su arena blanca, el objeto del deseo y obsesión (¡hay que ser obseso
para retozar con alegría entre arena, sol y calor!) de la mayor parte de italianos,
portugueses y españoles que llegaban a Sal.
Puesta la mirada
fija, este viajero insatisfecho cree
que esta fotografía sería la imagen parpadeante de sus pasados días de
reflexión y descanso. En tono menos satírico-crítico, habría otras muchas, más
bonitas y reales.
Tumbado en una hamaca, tras las gafas
graduadas y oscuras de observador, sus perseverantes guiños al sol en vano
intento por leer en medio de aquella abusiva claridad, sus miradas frívolas a
la joven en top less, sus comentarios
jocosos ante situaciones ridículas, sus desdeños a la mujer madura-portuguesa
que se tostaba espatarrada con cada rayo y tras sus accesos de ira hacia el perro
negro, abandonado, que soltaba desafiante sus pulgas al sol, sobrevoló un
relajo que superaba cualquier incomodidad crítica.
¿Fue un viaje?. No,
no fue un viaje.
Desconexión. Descanso. Mezcla de amor y odio
para un mochilero poco acostumbrado a la pastosa calima de mediodía que se
formaba, inevitable, a la orilla del mar.
Copyright © By Blas F.Tomé 2012
El mochilero ha sacado un jugo al no-viaje, con sus escasas palabras, que casi llega al punto de redefinir lo que es el viaje, incluso puede deducirse que el viaje sea, sobre todo, una actitud. La no-respuesta la tienen los infinitos granos de arena observados tras unas gafas oscuras.
ResponderEliminarGracias y saludos.
Pues yo creo que la desconexión también es parte del viaje. Aunque para un hombre de acción esa patosa calima puede ser axfisiante. Ya sea en cabo verde o en benidorm. Un abrazo: emilio
ResponderEliminarEso no me tienta, amigo Blas... Las sombrillitas y sus hamaquitas me dan sarpullido... y los tios en top-less no me dicen nada. Jajaja!
ResponderEliminarSeguro que volviste con agujetas de tanto sube/baja a la hamaca y hasta se te corrigio la miopia con tanto mirar de reojo.
Venga! Es broma. Que pases buenas vacaciones.
Besos
Días de desconexión y descanso en Cabo Verde... deduzco que ya estás hiperconectado y algo cansado. Fue un momento del viaje.
ResponderEliminarSeguro que también retozaste por esas tierras de pieles tostadas. Y seguro que añoras esas aguas turquesas de un Atlántico diferente, con sabor africano. Un beso hasta tu hamaca.
Para una vez que me animo, no se puede entrar en la comunidad,(para una vez que me agaché todo el culo se me vió, decía mi madre) así que sigo contigo y tu no viaje.
ResponderEliminarComo no aguanto la playa por el día, creo que me hago una idea. Hay que reconocerte la gracia para describir las escenas tras las gafas de sol graduadas. Momentos, querido, momentos... todo es viaje, solamente hay un viaje por más que nos empeñemos en lo contrario. Besines.
Digamos que no fue un viaje de los que acostumbras a hacer yendo de un lado para otro con tu inseparable mochila. Este fue un viaje de descanso ante unas preciosas vistas; de vez en cuando es conveniente hacerlo así.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo Blas.