11 de julio de 2011

El simpático descaro adolescente

La ciudad de La Palma, capital del Darién (Panamá), miraba al Pacífico entre viejos palafitos, que eran bares, hoteles (en uno de ellos, pernoctó tres días) casas particulares y tiendas de comestibles o cachivaches. Una mediana población que recogía gran número de colombianos ilegales, a quienes las autoridades panameñas no dejaban avanzar e internarse en el país con sus intermitentes controles en la única carretera que le cruzaba, la ‘Panamericana’.
Siempre fue el permanente callejeo una de las estrategias diseñada por el viajero insatisfecho para conocer aquella y otras muchas ciudades. Paseó por serpenteantes senderos llenos de escaleras con subidas y bajadas que rompían el ritmo y cansaban al caminante. Y así, al final de uno de estas largas caminatas, en los alejados suburbios siempre peligrosos de aquella capital, puerta del selvático territorio del Darién, descubrió, entre un pequeño acantilado, un solitario tenderete con gasolinera para barcas; a unos niños con camisetas de la selección de Portugal, (¿por qué no la española?. Les daba igual) y un poblado de indígenas ‘emberá’, lleno de trabajadores integrados, que se desperezaba del usual calor de la tarde. El paseo del andante mochilero por delante de una de aquellas casas de madera alertó a unas simpáticas jóvenes, cuidadoras de unos pequeños, de que había intruso/extranjero, ideal para risas y chanzas, carantoñas lejanas y sensualidades adolescentes.
Una guapa morena no-emberá era la de mayor descaro. Era como una flor, azahares o jazmines, pintados por Sorolla pero también un cuerpo cincelado para sucumbir a Los burdeles de Páprika de Tinto Brass. Aquel día, sin motivo aparente, se mostraba dando alegres gruñidos, simplemente porque sus hormonas, quizás, le estuvieran jugando una ‘buena pasada’. Después de una descerebrada charla, se despidió del viajero lanzando ‘cientos de besos' al aire, con picardía y esa presunción excesiva sobre su capacidad sexual, no exenta por contra de cierta timidez.
Su condición era poesía pero sus maneras despuntaban una dulzona insinuación.
Una niña, y su inevitable venida a mujer.
¡Rápido!.
¡Rápido!

Copyright © By Blas F.Tomé 2011

1 comentario:

  1. ¡¡BLAS!! ¡¡QUÉ ES MENOR!! ¿CÓMO ME LA COMPARAS CON LA BESTIAL PAPRIKA? ¡Probina! (solo espero que te hayas portado como un leonés de pro: distancia, mucha distancia)
    ¿Viste que libres que son los niños por allí? se les nota hasta en la cara de atorrantes

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