3 de marzo de 2011

Un poco de megalomanía

Todos los mandatarios de las diferentes épocas tienen casi siempre un representante megalómano entre sus correligionarios y coetáneos y, recuérdese, que la megalomanía es un estado psicopatológico, según Wikipedia, “caracterizado por los delirios de grandeza, poder, riqueza u omnipotencia”.
Y esto fue lo que pensó el viajero insatisfecho cuando pisaba la entrada de la mezquita de Hassan II, de Casablanca (Marruecos), que estaba paseando por una explanada imaginada por un megalómano. Construida la mezquita a finales de siglo XX (es decir, hace cuatro días), el rey Hassan II eligió el lugar (la ciudad) para dar relumbrón a una de las poblaciones punteras a nivel económico del país marroquí.
Es la segunda mezquita más grande del mundo, después de La Meca. El exterior era exageradamente amplio, para dar cabida a miles de fieles. Miraba al mar con prepotencia. Las puertas de entrada al templo, talladas en cobre y estaño, y las fachadas, cubiertas de mármol esculpido y pulimentados mosaicos, rompían -con suavidad- la casi molesta claridad de aquel soleado día.
Todo un dispendio.
¡El mundo está loco!.
Al menos, los no-musulmanes podían entrar en su interior, que no siempre estaba permitido. Este mochilero no entró, un ‘pelas-pirata-moro’ (taxista marroquí) le esperaba fuera.
¡Ma'a ElSalama / Adiós!.

Copyright © By Blas F.Tomé 2011

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