Presenciar una danza de ‘kathakali’ fue algo sorprendente, enigmático y todo un espectáculo de silencio y colorido. Difícil combinación, pues el silencio aparece perseverante en la mente como algo ceniciento y plomizo.
Esta danza, una de las clásicas en India, suele ser una representación escénica de poemas épicos y leyendas populares. Este viajero insatisfecho presenció una muestra de ella en la ciudad de Ernakulam, cerca de Cochín. Su libro-guía, le aconsejaba que fuera con tiempo suficiente antes del horario y, fiel cumplidor de estas sugerencias librescas, allí se presentó, al menos, una hora antes de la cita. En sus nubes cerebrales, recuerda la espera con un pálpito de admiración. Los danzantes prepararon su atrezzo con cierta parsimonia, candidez y silencio. Lo más admirable: el meticuloso arte de maquillar sus rostros; más que maquillar, cubrir de arte su cuerpo entero.
No perdió detalle este inexperto mochilero, excepto en un momento de parón artístico que aprovechó para complacer su vicio más sonado: un cigarro Habanos, ante la entrada del recinto.
Entre los danzarines, los diálogos se intercambiaban por medio de la mímica y juegos de manos. Toda una delicia visual.
Esta danza, una de las clásicas en India, suele ser una representación escénica de poemas épicos y leyendas populares. Este viajero insatisfecho presenció una muestra de ella en la ciudad de Ernakulam, cerca de Cochín. Su libro-guía, le aconsejaba que fuera con tiempo suficiente antes del horario y, fiel cumplidor de estas sugerencias librescas, allí se presentó, al menos, una hora antes de la cita. En sus nubes cerebrales, recuerda la espera con un pálpito de admiración. Los danzantes prepararon su atrezzo con cierta parsimonia, candidez y silencio. Lo más admirable: el meticuloso arte de maquillar sus rostros; más que maquillar, cubrir de arte su cuerpo entero.
No perdió detalle este inexperto mochilero, excepto en un momento de parón artístico que aprovechó para complacer su vicio más sonado: un cigarro Habanos, ante la entrada del recinto.
Entre los danzarines, los diálogos se intercambiaban por medio de la mímica y juegos de manos. Toda una delicia visual.
Recomendado queda.
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