28 de junio de 2009

Ryszard Kapuscinscki: ¡Qué extraño nombre!

Aaah. ¡Que es polaco!.
Este viajero insatisfecho cree recordar que fue ‘Ébano’ el primer libro que leyó. Cree recordar que lo compró porque la portada de aquella edición barata le resultó fascinante.
Y no era de una ‘ebony woman’, creedle.
Este polaco fue un periodista con sensibilidad de poeta; un reivindicativo, nada demagogo; fue un valiente desde su más pura y entrañable normalidad; tuvo miedo, hasta describirlo a la perfección; fue un aprendiz del camino y el que mejor relató las minucias; nada de estereotipos, fue un sabio de la vida, en concreto, humana.
¿Es poco?.
Vivió en primer plano un momento convulsivo del continente negro, golpes de estado, conflictos, guerras, asesinatos estúpidos,….
Observó muchas cosas, entre otras, a la mujer en pleno paisaje africano; el mochilero que esto escribe, también. Este lo pensó, pero aquel lo proseó:

  • “Coge con la mano izquierda la estera para dormir y con la derecha conduce al segundo niño [el otro, a la espalda]. Y así, caminando enseguida a paso ligero y rítmico, enfila un sendero entre matorrales, sendero que lleva a un mundo que desconozco y que tal vez jamás comprenderé” (Ébano).

Hay sabiduría y humildad en sus palabras; no hay caricaturas, sino puñetera realidad. El que lea varias veces este fragmento -normal, corriente, nada retorcido, de comprensión rápida- habrá pisado un poco más África, habrá sentido entre sus dedos su tierra ardiente y rojiza, y habrá olido su sudor humano.
Este aprendiz ha pisado sus huellas de tenaz observador o, mejor, se ha acercado con miedo a ellas, y se siente orgulloso. Un intento de hacer algo ‘a lo kapuscinski’:

  • “El policía malgache -cree que lo era- apareció por su lado del coche. Vestía un sucio anorak deportivo, le pidió el salvoconducto -el pasaporte-, lo ojeó, sin verlo pues la oscuridad lo impedía y le alargó su mano libre abierta solicitándole no sabe qué. El mochilero le puso 20 francos franceses en ella. Como contrapartida, aquel hombre le devolvió el pasaporte y les dejó, al conductor y a él, continuar viaje en la oscuridad más oscura, rumbo al aeropuerto” (Viajero insatisfecho).

Pero…., Ryszard Kapuscinski es otra cosa.
Su mejor libro: ‘Ébano’.
Un original formato: ‘El Emperador’.
El más sabio y difícil: ‘Viajes con Heródoto’.
Más cercano y, tal vez, sentido: ‘El imperio’.
Sorprende: ‘La guerra del fútbol’.
El más instructivo: todos.
La guerra siempre se vinculó a la mentira”, una de sus frases. Banal, pero, a la vez, erudita.
……………

[Esto es un homenaje]

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