Al salir de la cueva pudo leer en una postal souvenir “The porn cave”. Cuatro pequeñas instantáneas reproducían al rey, la reina, el príncipe y la princesa. Sólo pudo conocer a la reina (cree que también al rey), su necesario y obligado guía no le mostró todo el elenco familiar.
La imaginación es sorprendente.
Para llegar a ella (a la reina) y disfrutar de sus calcáreas carnes, nada de barandillas, escalinatas cementadas o pasadizos iluminados. Desde la humildad, el mochilero cree que accedió en el más elemental -aunque sencillo- estilo espeleológico.
(Por cierto, no ha mostrado el lugar exacto por si alguien quiere conocer a la familia real filipina: Es la famosa Sumaging Cave, en Sagada, norte de la Isla de Luzón, Filipinas).
Entrada de Sumaging Cave.
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"Seco", ten cuidaddo por esas cuevas, quiero volver a verte.
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