2 de noviembre de 2024

Shahrisabz / Uzbekistán


Estatua de Amir Temur y, al fondo, el palacio Ak Saray

A unos 80 kilómetros de Samarcanda estaba la ciudad de Shahrisabz (complicado, tanto su escritura como su lectura). Esta distancia se hacía en unas dos horas, teniendo que subir y bajar un puerto de montaña. El viajero insatisfecho tomó un taxi compartido, al lado de la plaza de Registan, en Samarcanda, e hizo la excursión en un solo día, sin hacer noche en la ciudad. Volvería a Samarcanda por la tarde. Era la ciudad natal de Tamerlán, Amir Temur, fundador de la dinastía de los temúridas.

En el año 2000, la Unesco catalogó, a varios sitios de Shahrisabz, como Patrimonio de la Humanidad. Allí, se encontraban las ruinas de lo que, entonces, iba a ser un gran palacio, de ahí el interés.

El taxi compartido le dejó a las puertas del complejo (el antiguo palacio, una mezquita, una madraza y la estatua del Tamerlan) que era lo único interesante de la ciudad. Un amplio jardín englobaba todo lo más turístico.

Comenzó visitando lo que quedaba del palacio Ak Saray, que Tamerlan mandó construir, en 1380, como una demostración de su poder: quería que fuera el más grande del mundo y, por los muros y los arcos que quedaban, bien podría haberlo sido. Permanecía en pie poco de él, excepto fragmentos del gigantesco pishtak (portal de entrada), cubierto de mosaicos, y sin restaurar.

La verdad, era un poco decepcionante, a pesar de sus voluminosas formas.

Luego, después de admirar la estatua de bronce de Tamerlán —supuestamente, estaría en el centro del antiguo palacio y, ahora, en el centro de los jardines— y tomarse unas fotos con este “dueño —ahora, estático— del mundo, en el siglo XIV y XV”, paseó hasta una mezquita (Kok-Gumbaz) y al mausoleo (Dorus Siyadat), donde se encontraba la tumba de Jehangir, el hijo mayor de Tamerlan, y su favorito, que murió a los 22 años. También, la cripta de Tamerlan, ahora, ocupada por dos cuerpos sin identificar.

Paseo hasta la entrada del complejo, soportando el tremendo calor que hacía en aquella explanada con jardines y árboles, pero no suficientes para dar efectiva sombra, y regreso a Samarcanda.


Mezquita, en el Dorus Siyadat

Cripta de Tamerlan

Copyright © By Blas F.Tomé 2024 

4 comentarios:

  1. Diré, Blas, para empezar, que me ha gustado esta entrada: con su lectura y tus motos me llega hoy un poco de tranquilidad, no solo por lo que está pasando en Valencia sino por cuestiones particulares que no vienen al caso. Creo que la onda de expansión de la dana está alterando a más de uno...
    Tu escrito me da pie a repasar la biografía de Tamur "el cojo". Me sonaba de cuando estudiaba historia, pero los profes de esos años eran tan petardos (nos hacían aprender batallas y fechas sin cuento y sin casi explicaciones) que no sabía ubicarlo.
    Ahora he visto que los años de la expansión de Tamerlán no fueron buenos para Europa: Peste Negra, Bizancio en retroceso..., pero no he logrado averiguar por qué me sonaba.
    Con lo que cuentas de la primera foto se puede hacer una idea de la grandiosidad de ese conjunto de palacio-mezquita-madraza-mausoleo-estatua, que Tamur quiso convertir en el más importante del mundo.
    Intención o proyecto que no comparto. Tengo demasiado cerca la Alhambra...
    Un abrazo

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  2. Tuvo que estar increíble ese viaje.

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  3. O tú has cogido carrerilla o yo voy muy lenta ( creo que más bien esto último), así que leeré con más calma este post. Ya de entrada tanta grandiosidad de estatua me 'empequeñece', me pasa como con los grandes budas, me producen gran rechazo. Con todo mi respeto a quien los realice, o guste de ver.
    Sigo suponiendo que el Lorenzo caía con ganas, por lo cual donde mejor se estaría en ese momento es el la Cripta de Tamerlan.

    Besotessss.

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