10 de febrero de 2024

Sucre, capital oficial de Bolivia


Portón del Centro cultural Santa Pacha, con habitaciones

Sucre, la capital oficial del país, era una ciudad con muchas y variadas reminiscencias coloniales. Llegó a ella después de muchos kilómetros en bus; un transporte nocturno que había tomado en La Paz. Por “booking” había contratado un hotel (era un centro cultural, con habitaciones) en el meollo de la urbe y con unas condiciones que consideraba aceptables, pero al llegar -a primeras horas de la mañana- el bonito portón de acceso al recinto estaba clausurado. Cerrado. Llamó al timbre varias veces y golpeó con insistencia el artístico portón, pero nadie daba respuesta a sus desesperadas 'insinuaciones'. Aprovechando la salida de unos clientes —supuso que lo eran— traspasó el portón y se introdujo en el patio del edificio. Caminó por un paseo durante unos cuantos metros, sorteando a un perro que dormitaba en ese mismo camino de acceso, y llegó al edificio principal. Nadie aparecía. Subió unas escaleras, exteriores por la fachada del edificio, que accedían, según indicaba un cartel, al lugar donde desayunarían de los huéspedes. Allí se encontró a una joven que organizaba la estancia, al margen de la puerta de entrada y ajena a cualquier timbre de llamada. Después de mostrarle su indignación, la señora le enseñó varias habitaciones disponibles. Eligió una.

Debió reconocer, al finalizar, que su estancia había sido agradable y tranquila en aquellos aposentos que —ahora— recomendaría sin duda.


Busto de Simón Bolívar, en la Casa de la Libertad

El centro de la ciudad era bastante organizado, y urbanizado en cuadrículas, como tablero de ajedrez. Se respiraba un aire turístico, no exento de aromas antiguos, de recuerdos y contiendas religiosas. En cuanto se abandonaba el centro, el tema se complicaba y la ciudad perdía esa organización. En una de las cuadrículas centrales estaba la Plaza de Armas 25 de mayo y en uno de sus laterales la Catedral basílica Nuestra Señora de Guadalupe. ¡Vamos!, como en todas las ciudades coloniales.

Otro de los laterales estaba ocupado por la Casa de la Libertad, a la que acudió una de las tardes para hacer la habitual visita: un edificio colonial, tanto en el interior como por fuera, con varias salas que, según indicaciones, habían sido testigos de acontecimientos históricos. Entre estos, la firma del Acta de la independencia del Alto Perú, hoy Bolivia. En otra de sus salas, utilizada para reuniones varias, había un gigantesco busto en madera de algarrobo de Simón Bolívar. La joven-guía que explicaba las diferentes dependencias del recinto, se escuchaba a sí misma, dando unas charlas que más parecían lecciones didácticas para los alumnos de su colegio particular. Especiales menciones recibió una héroe de la independencia, Juana Azurduy, nombrada mariscal de ejército. Muy cerca de allí, el nombre de una calle lo recordaba.

Un mediodía, subió al mirador de La Recoleta, donde estaba el homónimo convento-museo, y disfrutó desde allí de unas particulares vistas de la ciudad. En la plaza frontal al convento, muchos jóvenes adolescentes daban pasos en las primerizas artes amatorias y mostraban sus dotes de coqueteo. Pura adolescencia y juventud.


Desde el mirador de La Recoleta

Por lo demás, Sucre tenía un bonito cementerio (suele acudir a estos lugares en las diversas visitas de ciudades), muy organizado, con multitud de árboles centenarios que generaban ambiente y conformaban un agradable paseo, y donde había una zona de nichos y panteones dedicada a “los héroes del Chaco”; el Parque Simón Bolívar, repleto a aquella hora de estudiantes que jugaban en los jardines donde disfrutaban de chuches y helados, y el Palacio de Gobierno, también en la plaza de Armas.


Cementerio

Una mañana, el viajero insatisfecho tomó un autobús y se fue a la población de Yotala, promocionada en los blogs de viajes por internet, pero no le gustó en exceso. Un pueblo con ese aire local y pretendido ambiente turístico de fin de semana. Nada especial.

Copyright © By Blas F.Tomé 2024


4 comentarios:

  1. Te sigo te sigo Sr. Tigre...
    Bien que recuerden a esa "Libertadora" de las pocas...
    La experiencia te ayudó a encontrar tu cama. Jaja!

    ResponderEliminar
  2. Es que, esas horas tan tempranas, no deben ser horas de llegar a los hoteles sin previo aviso, (ji). Me has recordado al cuento de Blancanieves cuando llega a la casa de los enanitos y, al no encontrar a nadie, se queda dormida en una de sus camas... Si no es por la joven que te encontraste, te veo haciendo lo mismo... :))
    Preciosa vista la de ese mirador de la Recoleta. Lo que me ha dejado intrigada es que sueles visitar cementerios...

    Como curiosa que soy, me voy al 'libro gordo de Petete', como hace Emilio, para saber más sobre esa heroína, Juana de Azurduy... ¿No había un cuadro de ella?.

    Besotes.

    ResponderEliminar
  3. Debía ser buena la carretera La Paz-Sucre: después de 11 horas de autobús (los de TransCopacabana tienen buena pinta) parece que los riñones no estaban muy castigados :)
    No sé el cambio de moneda, pero si el billete costaba casi 30 euracos...
    Me llama también la atención de Sucre capital oficial: creo que en España deberíamos hacer algo por el estilo. Hay que descentralizar (me parece que era una promesa de perro sanxe): Madrid, sede del Gobierno...Pero cuál pondríamos de capital oficial?
    También me resulta curioso lo del urbanismo de "damero". Los españolitos experimentaban allí lo que no se atrevían a hacer aquí.
    En cuanto al busto de Bolívar, no sé por qué, me ha recordado al "cabezón" de los premios de cine de este finD.
    Bueno Blas, no me alargo, que luego dirás que soy un pesado...
    Abrzsss

    ResponderEliminar