Debió reconocer, al finalizar, que su estancia había sido agradable y tranquila en aquellos aposentos que —ahora— recomendaría sin duda.
El
centro de la ciudad era bastante organizado, y urbanizado en cuadrículas, como
tablero de ajedrez. Se respiraba un aire turístico, no exento de aromas
antiguos, de recuerdos y contiendas religiosas. En cuanto se abandonaba el
centro, el tema se complicaba y la ciudad perdía esa organización. En una de
las cuadrículas centrales estaba la Plaza de Armas 25 de mayo y en uno de sus
laterales la Catedral basílica Nuestra Señora de Guadalupe. ¡Vamos!, como en
todas las ciudades coloniales.
Otro
de los laterales estaba ocupado por la Casa de la Libertad, a la que acudió una
de las tardes para hacer la habitual visita: un edificio colonial, tanto en el
interior como por fuera, con varias salas que, según indicaciones, habían sido
testigos de acontecimientos históricos. Entre estos, la firma del Acta de la
independencia del Alto Perú, hoy Bolivia. En otra de sus salas, utilizada para
reuniones varias, había un gigantesco busto en madera de algarrobo de Simón Bolívar.
La joven-guía que explicaba las diferentes dependencias del recinto, se
escuchaba a sí misma, dando unas charlas que más parecían lecciones didácticas para
los alumnos de su colegio particular. Especiales menciones recibió una héroe de
la independencia, Juana Azurduy, nombrada mariscal de ejército. Muy cerca de allí,
el nombre de una calle lo recordaba.
Un mediodía, subió al mirador de La Recoleta, donde estaba el homónimo convento-museo, y disfrutó desde allí de unas particulares vistas de la ciudad. En la plaza frontal al convento, muchos jóvenes adolescentes daban pasos en las primerizas artes amatorias y mostraban sus dotes de coqueteo. Pura adolescencia y juventud.
Por lo demás, Sucre tenía un bonito cementerio (suele acudir a estos lugares en las diversas visitas de ciudades), muy organizado, con multitud de árboles centenarios que generaban ambiente y conformaban un agradable paseo, y donde había una zona de nichos y panteones dedicada a “los héroes del Chaco”; el Parque Simón Bolívar, repleto a aquella hora de estudiantes que jugaban en los jardines donde disfrutaban de chuches y helados, y el Palacio de Gobierno, también en la plaza de Armas.
Una mañana, el viajero insatisfecho tomó un autobús y
se fue a la población de Yotala, promocionada en los blogs de viajes por internet, pero no le gustó en exceso. Un pueblo
con ese aire local y pretendido ambiente turístico de fin de semana. Nada
especial.
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Te sigo te sigo Sr. Tigre...
ResponderEliminarBien que recuerden a esa "Libertadora" de las pocas...
La experiencia te ayudó a encontrar tu cama. Jaja!
Es que, esas horas tan tempranas, no deben ser horas de llegar a los hoteles sin previo aviso, (ji). Me has recordado al cuento de Blancanieves cuando llega a la casa de los enanitos y, al no encontrar a nadie, se queda dormida en una de sus camas... Si no es por la joven que te encontraste, te veo haciendo lo mismo... :))
ResponderEliminarPreciosa vista la de ese mirador de la Recoleta. Lo que me ha dejado intrigada es que sueles visitar cementerios...
Como curiosa que soy, me voy al 'libro gordo de Petete', como hace Emilio, para saber más sobre esa heroína, Juana de Azurduy... ¿No había un cuadro de ella?.
Besotes.
Debía ser buena la carretera La Paz-Sucre: después de 11 horas de autobús (los de TransCopacabana tienen buena pinta) parece que los riñones no estaban muy castigados :)
ResponderEliminarNo sé el cambio de moneda, pero si el billete costaba casi 30 euracos...
Me llama también la atención de Sucre capital oficial: creo que en España deberíamos hacer algo por el estilo. Hay que descentralizar (me parece que era una promesa de perro sanxe): Madrid, sede del Gobierno...Pero cuál pondríamos de capital oficial?
También me resulta curioso lo del urbanismo de "damero". Los españolitos experimentaban allí lo que no se atrevían a hacer aquí.
En cuanto al busto de Bolívar, no sé por qué, me ha recordado al "cabezón" de los premios de cine de este finD.
Bueno Blas, no me alargo, que luego dirás que soy un pesado...
Abrzsss
A León, claro!! (ji).
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