Quien sea seguidor del blog ‘V(B)iajero Insatisfecho’, pero eso sí, quien sea lector a través del ordenador, con el diseño y estructura completos ante sus ojos (dice esto porque en la lectura a través del móvil no aparecen) habrá visto en la columna fija de la derecha una serie de apartados que también son fijos, su contenido no cambia, a excepción de cuando el bloguero lee un interesante libro y quiere dejarlo reflejado, o cuando inserta una nueva foto de un viaje reciente. En esta parte, que sería como el germen y fruto de su personalidad, tiene, entre otras cosas, un mapa de África; una definición de sí mismo; el archivo del blog; una foto que recibió el segundo premio de ‘selfis’ de El Viajero /El País; una foto del monasterio de San Miguel de Escalada, su ‘terruño’, y ‘Una imagen impresionante’: la fotografía de Kevin Carter, ganadora del premio Pulitzer 1994.
Esta
fotografía (un buitre acechando a una niña moribunda) que vio en su momento en
los periódicos le impresionó tanto que ha ocupado ese lugar desde la
construcción de su blog, hace ya casi quince años.
Inevitablemente
ya forma parte de su trayectoria como blogger.
El
otro día una amiga (¡Muchas gracias!, Pilar/Pipedi) le regaló el libro de Alberto
Rojas ‘África. La vida desnuda’, y la primera de sus historias sobre
este continente -el libro relata diferentes momentos de los viajes de Alberto
Rojas- es la búsqueda de esa niña (que resultó, luego, ser un niño) en Sudán
del Sur, donde fue retratada por Kevin Carter. Alberto Rojas, después de
ciertas investigaciones, se lanza en su búsqueda sin tener asegurado el éxito o
un final feliz. Hace el trayecto de cinco mil quinientos kilómetros que separan
Madrid de Ayod, una pequeña aldea de Sudán del Sur. ‘Los buitres no comen niños’ titula el capítulo de este libro, en
alusión a la fotografía premiada que representa precisamente el acecho de un
buitre al niño desnutrido y hambriento, que todo el mundo civilizado (?), al ver el realismo de la escena, da por
muerto y desmenuzado por tan carroñero animal
volador. Armado únicamente de la fotografía se presenta en la población de
Ayod, un lugar que considera el más mísero de la Tierra. Para cualquier
conocedor de África no es difícil imaginarse la capacidad de sufrimiento de sus gentes.
Y
consigue, si, después de muchas pesquisas, identificar al niño (aunque la
fotografía fue premiada como si fuera una niña). Cuando el boca a boca hizo su
trabajo -dice- Mary (una amiga) nos dio la peor noticia: “Murió hace cuatro
años. Consiguió sobrevivir al hambre, pero enfermó. Hoy vendrá su padre a
verle. Le han dicho que hay alguien que le busca por una foto de su hijo”.
Y
vino. Y le identificó como su hijo.
Kevin
Carter, sudafricano, solo sobrevivió 93 días al Premio Pulitzer.
¿Por
qué se suicidó Kevin Carter?, se pregunta Alberto Rojas, y añade “la explicación
más simple, repetida y que mejor se ajusta a la construcción de una leyenda
perfecta es la de la culpa”. La gente, a raíz del premio, le criticó “por
canalla y desalmado ¿Por qué no hizo nada? [….]. Carter se arrepiente. Carter
se suicida. Fin del cuento”.
Nadie,
en la aldea de Ayod, había visto jamás la foto ni conocía su historia.
“Gracias, Alberto, éste y tus otros escritos del libro constituyen tu mirada sobre África. Una mirada que respeta la realidad y nos hace a todos participes de esa cruda, crudísima materialidad africana”.
Querido viajero,
ResponderEliminartambién a mí me impactó siempre la foto del niño (que creímos niña, según nos dijeron) y la habré mirado cientos de veces (con un sentimiento de tristeza y rabia), deseando que el buitre hubiese levantado el vuelo después de hacer la fotografía... Me hacía mil preguntas con un nudo en el estómago y en la garganta...
Siempre he sentido 'algo especial' por los niños y niñas de África, no sé el motivo, pero así es, y esa foto, por muchos años que pasen, y a pesar de saber que sobrevivió a las garras del buitre, sigue haciendo daño...
Imagino que para Kevin Carter tuvo que ser muy duro el 'después de'...
Tanto como para el padre del niño cuando recibió la visita de Alberto Rojas y ver la fotografía... Estremece pensarlo...
La verdad es que vivir estas experiencias te tiene que cambiar la vida... Al menos la forma de verla... Tú, mejor que nadie, nos podrás dar fe de ello...
Y, bueno, querido viajero, muchas de nada... Ha sido un placer y si te ha gustado, ¡mucho más!.
Siempre gracias a ti por acercarnos, desde tu blog, a 'tu África'. Y, en esta ocasión, a Alberto Rojas, por su libro.
Un besote, viajero y ¡feliz verano!
Es que los fotografos no pueden resistir "las escenas impactantes"...
ResponderEliminarA Rojas no lo he leido. Gracias.
Bsss
La verdad es, Blas, que la foto causó un gran impacto mundial y que esta imagen nos acompañará siempre,aunque poco hemos hecho desde entonces a nivel individual o colectivo y es fácil compartir esa culpabilidad.
ResponderEliminarA propósito, ¿se ha acusado a autores de otras fotografías parecidas? No, que yo sepa.
Un abrazo