Escultura de Benkos Bioho, líder de la liberación
Palenque merecía una visita desde donde se encontraban en aquel momento,
Cartagena de Indias. Y merecía una visita porque físicamente estaba a unos 50
kilómetros y porque la diversidad cultural y genuina de San Basilio de Palenque
parecía un lugar indicado, por diferente, para conocer algo más sobre Colombia.
Antes de partir, el viajero insatisfecho
y su amiga ya sabían que era un pueblo originario de negros africanos escapados
del yugo de la esclavitud, para vivir con autonomía e independencia, y sabían
que tenían un idioma, el palenquero,
diferente del español y de cualquier otro idioma conocido. Como era fin de
semana decidieron hacerlo en una excursión organizada con otros interesados de
diferentes procedencias y países, una manera práctica y poco trabajosa de
recorrer la distancia y evitarse buscar los autobuses que pudieran acercarles
al lugar.
Les recogieron en el hotel-agencia donde habían contratado la excursión y partieron con otros 14 o 15 jóvenes curiosos por este modelo de convivencia local. A la llegada al pueblo, se hizo cargo del grupo un simpático negro, Andrés Sacabuche, que desde el principio les animó a intentar aprender algo del idioma palenquero. Hoy en día, se creía que era una mezcla entre portugués, castellano y varias lenguas bantú, con origen en África Central y Meridional. Complicado aprenderlo, pero como el amigo Sacabuche llegó a ser bastante insistente y repetitivo al final se podría decir que, mediante frases hechas, el grupo consiguió hablar un poco el idioma local. Lección que fue olvidada pronto, en el camino de regreso.
Les recogieron en el hotel-agencia donde habían contratado la excursión y partieron con otros 14 o 15 jóvenes curiosos por este modelo de convivencia local. A la llegada al pueblo, se hizo cargo del grupo un simpático negro, Andrés Sacabuche, que desde el principio les animó a intentar aprender algo del idioma palenquero. Hoy en día, se creía que era una mezcla entre portugués, castellano y varias lenguas bantú, con origen en África Central y Meridional. Complicado aprenderlo, pero como el amigo Sacabuche llegó a ser bastante insistente y repetitivo al final se podría decir que, mediante frases hechas, el grupo consiguió hablar un poco el idioma local. Lección que fue olvidada pronto, en el camino de regreso.
Una vez allí conocieron que San Basilio de Palenque había sido declarado por
la Unesco Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad por ser el primero
en Latinoamérica y, muy importante, que se encontraban de lleno en el Decenio
Internacional de los Afrodescendientes (2015-2024). Este decenio, según rezaba un
monumento conmemorativo, “constituye una
década en la que las Naciones Unidas, los Estados Miembros y la sociedad civil,
sumarán esfuerzos y adoptarán medidas eficaces para lograr el pleno disfrute de
todos los derechos de las personas de ascendencia africana, y su plena e
igualitaria participación en todos los aspectos
de la sociedad”.
¡Ahí, es nada!. Toda una declaración de intereses, y reivindicaciones que,
por cierto, eran constantes y continuas a lo largo de las charlas o
explicaciones.
Siguiendo las indicaciones del simpático guía Andrés Sacabuche, el grupo
recorrió gran parte del sencillo poblado que se dejaba querer y admirar. Al fin
y al cabo eran turistas-viajeros los que visitaban el lugar y eso era
proyección hacia el exterior y, también, dinerillo para sus proyectos
inmediatos. Todo era cuestión de identidad pero también de supervivencia. Al final, la
cultura, la tradición, la particularidad de su lengua, de su música y
gastronomía eran los únicos motivos por lo que los turistas se acercaban para
conocerles y, con ello, aliviaban la débil economía local.
Asistieron a la charla de unas mujeres que habían publicado un libro sobre
los dispares peinados de las mujeres negras, palenqueras o no, y escucharon a
uno de sus personajes más queridos, el maestro Rafael Cassiani, que con su ‘marimbulá de cuerda’ había recorrido ya,
y tocado en las más grandes capitales del mundo. La lista era larga, cuando él
mismo la desgranó, en un repaso pausado de sus actuaciones.
'Kid Pambelé'
En ese paseo por la población, se detuvieron delante de los dos grandes héroes de Palenque. Uno, el líder de la liberación del pueblo esclavo, Benkos Bioho, que tenía en la plaza una moderna escultura en su honor y representaba al personaje con aires de libertador, el torso desnudo de Benkos Bioho alzaba sus brazos pidiendo libertad. Y sí, San Basilio de Palenque era considerado el primer pueblo libre de América. Aun así, este pueblo era desconocido por la generalidad de los colombianos y el mundo hasta que en los años 70 -y aquí aparece el segundo de los héroes- llegaron los combates de Antonio Cervantes, ‘Kid Pambelé’, que situaron en el mapa mundial a este pequeño pueblo colombiano. También, como no, tenían una estatua en honor de este famoso boxeador, en posición de combate, en uno de los extremos del pueblo. A todo este despliegue artístico, habría que añadir varios 'graffitis' reivindicativos de la raza negra, y banderas pintadas también en sus paredes remarcando su personalidad como pueblo diferente.
Grafittis en las paredes de la población
El guía Sacabuche despidió, aparentemente agradecido,
al grupo. Saludó uno por uno a sus componentes y, después de una pequeña espera
que dio tiempo para saborear una cerveza Águila
Colombia, el autobús puso rumbo al lugar del almuerzo para inmediatamente
después dirigirse al punto de partida, Cartagena de Indias.
Logo de la Policía de Palenque
Copyright © By Blas F.Tomé 2018
Ha sido bien curioso e interesante conocer ese lugar de tu mano y tus palabras.
ResponderEliminarHola Blas: ese Pambelé debió ser un tipo duro si logró mantener la corona durante ¡8 años! he mirado algún video y me recuerda a nuestro Legrá que, lo digo sin echar muchas cuentas, debió ser de esa misma época.
ResponderEliminarEn cuanto a Benkos, debió ser lo más parecido a "nuestro" Espartaco. Impresiona la escultura con el torso sobresaliendo y enraizado en la piedra,
Bueno Blas, me alegro que vayas ya colgando imágenes e impresiones de tu viaje. Espero una próxima entrega (no la próxima) sobre Cartagena de Indias.
Un abrazo!
Cuando vi lo de Palenque, me vino las famosas ruínas chiapanecas a mi mente o las peleas de gallos.
ResponderEliminarDesconocía tanto esa cultura africana como esta parte de Colombia. Por lo que leo, toda una reivindicación africana en América. Como aficionado a cualquier rastro del continente negro imagino que el Viajero Insatisfecho se sentiría a gusto, y más después de echarse un Águila. Buen recorrido te has pegado por Colombia. Saludos Blas :)
Vuelvo a escribir el comentario, a ver si hay suerte y, como estamos en huelga general, los moscardones borradores a lo mejor no tabajan.
ResponderEliminarDecia que que ese Palenco no lo conoci, mis amigos colombianos no me llevaron...
La proxima seguire tus huellas.
Besos
¡Hola, viajero ('in')!
ResponderEliminarDe Brihuega a Colombia... ¡Qué 'saltos' te pegas, Blas F.Tomé! ... Se nota lo del 'tigre leonés'... (je).
Se dice que : 'No te acostarás sin saber una cosa más'..., pues bien, con tus viajes, yo siempre aprendo, y veo, algo que desconocía... Quedo impresionada con la escultura de Benkos y esa expresión de su cara y sus manos... Hablan por sí mismas... Me han recordado ( salvando las distancias) a una foto que hice a un músico callejero por el Rastro...
Por lo que lo nombras, supongo que el apellido del guía 'te marcó'... :)))
Besotes, Blas.
¿Cuál será tu próximo salto? (•?_•?) (Carita de pensar) (Ji).