Hay
nombres que evocan un mundo fantástico -y parecieran sacados de alguna crónica
de Narnia- una reflexión apocopada pero real e intensa. Nombres como
‘archipiélago de Bocas del Toro’, en el caribe panameño; o ‘desembocadura del
río Mono’, en el sur de Benin (país africano, reino del vudú), o ‘nacimiento
del río Mundo’, algo tan cercano como la provincia de Albacete.
De
este último quiere hablar hoy el viajero
insatisfecho, que habitualmente os lleva a otras latitudes más exóticas,
más lejanas, pero no siempre más interesantes y bellas. Hace muchos años oyó, por
primera vez, hablar de este río y no precisamente en una clase de geografía o en
una discusión acalorada de intelectuales hablando para escucharse ellos mismos.
No. Fue a uno de esos vendedores ambulantes en una de las muchas fiestas
veraniegas en la sierra madrileña. Defendía con pasión ‘su nacimiento del río
Mundo’ como desconocido paraje pero de intrigante belleza. Allí, en aquel
momento, hace años, quedó citado internamente con el lugar. Algún día lo
visitaría.
El
nacimientodel río Mundo se encuentra al sur de la provincia de Albacete en el Parque Natural de los Calares del Mundo y de
la Sima que, unido al de las Sierras de Cazorla y Segura, sería uno de los
parques más grandes de toda la Península Ibérica. El punto de partida para
visitarlo podría ser Riópar, donde comenzaría la ruta.
Muy fácil de alcanzar este punto natural siguiendo las señales que en uno de
los cruces aparecían tan visibles como evidentes.
Desde
Madrid podría ser perfectamente una excursión de dos días, haciendo noche en Riópar
o alrededores. Como así fue. Una vez allí, aproximarse al nacimiento no era una
dura o estrafalaria experiencia africana. Más bien algo sencillo aunque, en
aquellos momentos, una vez dejado el coche en el parqueo autorizado (después de
pagar su importe en uno de los cruces de la carretera), aún se oía los ecos de
muerte en aquel paraje con grandes peñascos tan apropiado para emitir sonidos
naturales. Sí. Hacía no muchos días, quizás menos de un mes, uno de los
visitantes caía al vacío al apoyarse en una inestable baranda; en una de las
muchas que protegían la senda o el camino.
Desde
el aparcamiento, un tranquilo paseo entre pinos y arbustos llevaba a las
primeras y diminutas piscinas que el agua iba formando en las cavidades del
suelo rocoso. Poco a poco, por un sendero marcado, se iba ascendiendo hasta
quedarse frente a la inmensa montaña de roca. Entre el ramaje de los árboles y
las irregularidades del terreno se veían ya cerca los chorros de agua que
regurgitaba la roca. El sendero iba abocando al curioso visitante a los ojos de
la cascada para contemplar de cerca su nacimiento. Aquél día, aproximarse
estaba prohibido por multitud de avisos y tiras de colores que lo impedían. La
guardia civil y los guardas del parque natural descartaban el acceso mientras
durara la investigación del triste suceso, de aquella inesperada muerte, y se
repararan con esmero las, en algunos casos, endebles barandas de protección.
Fotos
y más fotos al entorno. Exaltaciones sobre la belleza. Profundos suspiros de
relax. No era un día especialmente cargado de visitantes pero era necesario
esquivar algún pequeño grupo familiar. El sol no molestaba y alguna nube
anunciaba tormenta. Con la parsimonia de aquel que nada tiene que hacer y la
lentitud del que no tiene prisa, el mochilero y su amiga descendieron admirando
todos los recovecos de tranquilidad que aquel singular rincón ofrecía de manera
natural. Altruista.
Recomendado queda.
Copyright © By Blas F.Tomé 2018
Bonito nombre para un río... Y bonito lugar. Agradezco tu recomendación, querido viajero-mochilero, pues me encantan estos lugares... Y así, como bien dices, sin prisas, con parsimonia..., disfrutando de cada rincón y sonidos propios de estos lugares tranquilos (siempre que no coincidamos con muchos visitantes, ¡claro!)
ResponderEliminarLástima de ese lamentable y trágico suceso, que sin duda, 'marcará 'para siempre esas apacibles vistas del río...
Si antes ya me daba 'yuyu' asomarme al las 'barandillas paisajísticas', supongo que ahora, después de lo que nos relatas, no se podrá olvidar...
En este momento, me viene a la memoria algún nombre, también curioso, de rutas como, por ejemplo, 'la Ducha de los Alemanes' (Valle de la Fuenfría en la sierra madrileña, que bien conocerás imagino...)
Mochilero, no dejes de descubrirnos lugares lejanos o cercanos porque siempre da gusto 'acompañarte', o seguir tus pasos...
Besossssss, tigre leonés!
Ay, Blas!. Tu escrito me ha hecho tirarme de los pelos: Hace ya bastantes años, estuvimos un grupo de amigos acampados y recorriendo las Sierras de Cazorza y Segura. Llegamos hasta Siles. Todo el mundo hablaba de llegar hasta Riópar el el nacimiento del mundo. Pero no sé exactamente por qué circunstancias, no llegamos hasta allí...y después no he tenido ocasión de volver. Tus comentarios y fotos me ponen los dientes largos y me recuerdan que "la ocasión la pintan calva".
ResponderEliminarPD. Seguro que has recorrido un montón de sitios dignos de contar aquí (de España, me refiero). me gustaría que compartieras algunos de ellos con nosotros. Un abrazo.
No lo conozco en persona, pero si es un lugar clásico de "pascueros" que desde Valencia visitan ese lugar de tanta naturaleza. Otro ejemplo más de que también tenemos muchas cosas que ver y de presumir de nuestro país. Saludos
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