Palacio de Maimoon
A
Medan
llegó en avión. Después del viaje Madrid-Dubai-Yakarta (sin salir
del aeropuerto tomó un vuelo doméstico a Medan), el viajero insatisfecho estaba cansado, con pocas ganas de hablar
inglés (idioma que no domina) y menos con la intención de encontrarse con
problemas en el ‘hotelucho’ de turno, con un recepcionista que se expresaba en indonesio,
y nada más. Eran las 2 de la mañana, hora local.
Al
final, todo solucionado.
Una ducha y la cama fue la mejor recompensa.
Una ducha y la cama fue la mejor recompensa.
Medan estaba al norte de la isla de Sumatra
(Indonesia) y siendo sincero no tenía grandes cosas que ver. Una ciudad. Otra
ciudad más en el currículo viajero, pero la necesitaba (un mal necesario) como
base logística para visitar Bukit Lawang, territorio de
orangutanes. Era una ciudad a lo grande y atesoraba gran cantidad de
circulación, de coches y becaks
(moto o bici-rickshaws), pero con carácter muy regional o local. Moderna, bien
equipada y con alguna zona de cierto encanto colonial holandés. Pocas cosas
visitables pero el mochilero hizo un esfuerzo sobre todo para tomar un poco el
pulso al país pues era un inicial acercamiento a la vida indonesia: era la
primera población que tendría oportunidad de conocer.
Muy
recomendable al llegar a un nuevo enclave era tratar de entender, tratar de
visualizar la realidad genérica y asimilar. Asimilar los movimientos, los
actos, las miradas, los gestos, las sonrisas o todo lo que ofrece la gente al
pasar.
Y
qué visitar?. El primer paseo fue a Istana
Maimoon, el palacio Maimoon construido por el sultán de Deli (sultanato del
norte de Sumatra), a finales del siglo XIX, que tenía “influencias malayas,
mongolas e italianas” -decía el libro/guía-. Lo que no decía la Lonely era que iba a estar atiborrado de
gente local haciéndose fotos (cientos) con los trajes ceremoniales o típicos
malayos y posando en un lujoso trono. Real, por otra parte. Sin
embargo, era simpático ver a los niños, y mayores, disfrutando en su imaginación, vestidos ‘a lo sultán’, de una vida que ellos nunca llevarían.
Muy
cerca se encontraba Masjid Raya, la
gran mezquita de Medan, muy ornamentada y de fácil acceso. Imprescindible para
la visita, como en todas las mezquitas, descalzarse. ¡Seamos respetuosos con
una religión de dudosas tradiciones e imposiciones! Bueno, como todas.
A los alrededores cambió su residencia para instalarse en un hotel más acorde a sus gustos, donde, al menos, las cervezas eran frescas, frías y nada remolonas. El lugar era Pondok Wisata Angel, regentado por una simpática dueña y con un animado café que daba a la calle. Sin remilgos.
A los alrededores cambió su residencia para instalarse en un hotel más acorde a sus gustos, donde, al menos, las cervezas eran frescas, frías y nada remolonas. El lugar era Pondok Wisata Angel, regentado por una simpática dueña y con un animado café que daba a la calle. Sin remilgos.
Copyright © By Blas F.Tomé 2017
Hola Blas: El palacio de Maimoon me gusta más por fuera que por dentro (por cierto: he visto algunas construcciones que parecían querer imitarlo en la Costa del Sol). Pero es que el interior me gusta más que el Mimbar. No sé si me explico...
ResponderEliminarEn cuanto al alojamiento, nunca será lo mismo para el viajero un triste recepcionista que el PWA...aunque las cervezas no estuvieran tan frescas ;)
Un abrazo: emilio
Medan. De los dos alojamientos, sin duda el segundo mucho mejor. Lo de la cerveza fría es un punto a favor. No había escuchado nada de esta ciudad, pero por lo que cuentas de poco interés a priori, algo sacaste productivo. Ese palacio no tiene mala pinta.
ResponderEliminarSaludos :)