Fortaleza de Santa Bárbara, en Trujillo
A la ciudad hondureña de Trujillo, topónimo muy ligado a la ‘conquista’ española (hay varios ‘trujillos’ en la geografía americana), llegó un día de mal humor y cabreado con el conductor del ‘buseto’ que había agarrado a primera hora de la mañana. Un trayecto de 3 horas desde la ciudad de La Ceiba se convirtió en uno de 8 por las indiscriminadas paradas, a veces durante más de media hora, a la espera de conexiones con otros minibuses o simplemente de un mayor número de pasaje.
Parecía ser que no le cuadraban las cuentas.¡Cosas
de la desorganización del transporte en la mayoría de los países de la zona, y
en especial de Honduras!. Ya lo decían los nicaragüenses: “cuando pases la
frontera, las esperas serán mayores pues los colectivos/minibuses hondureños no
parten hasta que están full”.
Trujillo era una tranquila ciudad costera
caribeña de Honduras que tenía pocos atractivos aunque su convulsa historia ‘la
vendían’ los manuales como relevante para recorridos turísticos. Cristóbal
Colón desembarcó allí en 1502 lo que suponía que los hondureños celebraran de
vez en cuando festividades y aniversarios, puesto que, en realidad, se
consideraba el primer asentamiento importante en toda la América continental.
Allí cerca, en Punta Caxiñas, los españoles, capitaneados por el genovés,
pisaron por primera vez tierra firme del continente americano.
La fortaleza y la ciudad pronto recibieron los ataques piratas y algo más tarde la llegada de los garífunas, negros huidos de los barcos de esclavos para evitar precisamente la esclavitud. Así se mostraba entonces la ciudad durante la visita del mochilero, con cantidad de pobladores de origen garífuna y, en cuanto a su arquitectura, un gran número de edificios y calles de la zona centro con ese encanto colonial, antiguo y simple pero sólido.
La fortaleza y la ciudad pronto recibieron los ataques piratas y algo más tarde la llegada de los garífunas, negros huidos de los barcos de esclavos para evitar precisamente la esclavitud. Así se mostraba entonces la ciudad durante la visita del mochilero, con cantidad de pobladores de origen garífuna y, en cuanto a su arquitectura, un gran número de edificios y calles de la zona centro con ese encanto colonial, antiguo y simple pero sólido.
Entrada al Cementerio Viejo
El
14 de agosto de 2002 tuvo lugar en la bahía de Trujillo un acto
relevante: se celebró el V Centenario de la llegada a la mencionada bahía de
Cristóbal Colón y reunió lo más granado de la sociedad hondureña, con el
presidente Ricardo Maduro a la cabeza. Allí dejaron para el recuerdo una muy ‘kitsch’ estatua de Colón, que miraba a la bahía con ese aire de poderío dominador. Otro hecho
trascendente, y recordado por todos, fue la captura y ejecución en 1860 del famoso
mercenario William Walker. Precisamente, en la fortaleza de Santa Bárbara -aún mantenía
algunos cañones de recuerdo de otras épocas gloriosas- fue fusilado. Y en el
Cementerio Viejo, abierto únicamente para las visitas, se encontraba su tumba.
Tumba de William Walker
Ah!, y el conductor, un tiburón en la misma orilla. Lo duda. Él no lo vio.
Raya en la playa
Copyright © By Blas F.Tomé 2016
Al que madruga...Otro Trujillo en Peru, del que me he acordado ayer releyendo La Casa Verde del inclito Nobel.
ResponderEliminarPero no fue en Limon de Costa Rica donde atraco nuestro descubridor? Jajaja!
Y querias ver estrellas de mar...un banco...en taxi...en superficie?
Sigo en FB...
Besos estrellados
Otro Trujillo con sus historias y leyendas, y "disfrutando" de los traslados caribeños que tanto nos quieren y a quien tanto debemos jajajaja. Y que a lo mejor son así para deleitarnos con paisajes y situaciones que si no no tendrían la misma "gracia". La madre que los parió. Menos mal que eso solo lo sufrimos los viajeros, los demás solo disfrutan-esta vez si-de fotos y relatos personales.
ResponderEliminarDe tus fotos, Blas, me quedo con la de la entrada al cementerio, bien encalada y sencilla. A la fortaleza no harían nada mal en darle una buena limpieza y un mínimo mantenimiento...si es que quieren tenerla abierta al público.
ResponderEliminarEn cuanto a tu escrito, lo primero, no te enfades por los retrasos. Y lo segundo, me alegro que allí celebren todavía a Colón. Aquí, quieren quitar la estatua de Barcelona.
Un abrazo: emilio
Es que, amigo Emilio, los espanoles son mas papaistas que el Papa. En este caso los catalanes. Y...vete a saber, a lo mejor el pobre Cristobal era de Tortosa!
ResponderEliminarBueno, veleidades de los publi-politicos. No?
Besos
Oh! Desconocía esta ciudad gemela del Trujillo extremeño o el peruano. A pesar de las malas conexiones de las busetas, muy habitual en tierra catracha, pues mereció la pena la visita ¿no?. Habrá que ir, sobre todo por ese aire garifuña que comentas. Y quién sabe hasta tenga la dicha de ver el tiburón.
ResponderEliminarSaludos