Daba igual dónde miraras, los sencillos carteles
publicitarios del Cambodian People’s Party (CPP)
siempre estaban presentes. En el centro de una ciudad, en los arrabales, en un
lejano poblado de Mondulkiri, en el trayecto a cualquier lugar, el CPP en siglas,
en camboyano o en inglés era omnipresente, era como el Gran Hermano del pueblo.
Había grandes carteles con fotos de sus líderes; medianos, todo ello escrito en
el ilegible idioma camboyano, o pequeños, a modo de señal para indicar donde
estaba la sede local.
El Partido del Pueblo de Camboya (CPP)
que tenía su origen en el Partido Revolucionario del Pueblo de
Kampuchea (KPRP), era el partido en el poder en la actual de Camboya,
con amplia implantación en el país y se notaba ésta, por la excesiva profusión
propagandística y la generalización de sedes por todo el territorio.
El KPRP fue el único partido legal en la época de la
República Popular de Kampuchea y los dos primeros años del Estado de Camboya.
Su nombre fue cambiando durante los tiempos de transición
camboyana hasta el de hoy en día. Ganó credibilidad adicional con el pueblo
camboyano por su resistencia contra los jemeres rojos, finalmente derrocados
por los vietnamitas en la invasión de 1979, lo que también explica la relación
estrecha, aunque compleja, del CPP con el Partido Comunista de Vietnam. Ahora
el CPP tiene al menos otros dos rivales, el FUNCINPEC Party y el Sam
Rainsy Party.
El tema tiene y tenía para el viajero insatisfecho una relativa importancia, casi nula, en especial, por los exclusivos motivos del viaje a Camboya que no alcanzaban más allá del puro holgazaneo o de la sencilla experiencia viajera. Pero era muy significativa, o llamativa su constante presencia.
El tema tiene y tenía para el viajero insatisfecho una relativa importancia, casi nula, en especial, por los exclusivos motivos del viaje a Camboya que no alcanzaban más allá del puro holgazaneo o de la sencilla experiencia viajera. Pero era muy significativa, o llamativa su constante presencia.
Copyright © By Blas F.Tomé 2015
Al menos esos carteles tienen para nosotros la belleza de la escritura camboyana. Para ellos no son otra cosa que la eterna manipulación política.
ResponderEliminarGracias y saludos.