1 de marzo de 2015

Kampot, ciudad de la provincia de la pimienta

-Rotonda, con escultura del durián-

Si hubiera que definir Kampot (Camboya), esa pequeña ciudad a orillas del Kampong Bay River y muy cerca del monte Bokor, sería por ‘su ritmo pausado, ambiente afable y tranquila atmósfera’. Su parte antigua, era una agradable zona que aún mantenía ese viejo y transnochado aire colonial francés. Decrépito, sí, pues por sus edificios se apreciaba el largo tiempo transcurrido.

-Edificios coloniales franceses-

Con sólo darse una vuelta por la orilla del río se palpaba esa tranquilidad, resaltada aún más si la hora del paseo era al atardecer, con la preciosa puesta de sol. En toda aquella avenida lateral al río, se concentraban la mayoría de bares y restaurantes, todos ellos llenos, o regentados al menos, por numerosos turistas y expatriados. Se oía mucho hablar francés entre los jóvenes, y no tan jóvenes viajeros.
Le sorprendió, además, el gran número de rotondas que tenía Kampot, con sus respectivas estatuas modernas realistas, que ya había podido observar en otras ciudades. Le llamó especialmente la atención la ‘estatua del durián'*, hiperrealista, aunque también le pareció ver un cierto toque ‘kitsch’. Se decía que todas ellas servían para orientar al pueblo llano que no sabía leer. El viajero insatisfecho tiene dudas de que esta sea una verdadera teoría y no uno más de los tópicos y típicos bulos que se generan con el paso del tiempo.
Desde esta apacible ciudad se podían hacer pequeños recorridos a la playa de Kep (unos 25 kilómetros), a las cercanas salinas o al campo a apreciar de cerca la vida rural, incluso visitar sus famosas plantaciones de pimienta.
La pimienta era tan extraordinaria en esta zona, que según el libro-guía, estaba a punto “de ser el primer producto camboyano que recibe una ‘indicación geográfica’ como los quesos franceses”, o el jamón español, claro. El auge de las ventas de tan apreciado producto beneficiaba a las familias que vivían de ella y, sobre todo, a los jóvenes que ya podían casarse porque sus padres al fin tenían ingresos como para sufragar la dote.
Y al escribir esto, recuerda a aquel conductor de tuc-tuc de la provincia de Ratanakiri (visitada anteriormente) que en un momento de sinceridad le dijo que seguía soltero porque era muy caro pagar la dote de una mujer.
Así estaban las tradiciones camboyanas.
-Barco turístico para el paseo por el río-

[*] Para quien no conozca, el durián es una fruta, muy dulce, originaria de sudeste de Asia, muy apreciada y, casi reverenciada en la zona. Exteriormente, es muy espinosa.


Copyright © By Blas F.Tomé 2015

5 comentarios:

  1. El colorido de tus fotos y la tranquilidad que ocmentas se contraponen muy biene a ese papel que te sienta tan bien de "desfacedor" de bulos.

    La vida, como el viaje, es múltiple (y cara para muchos).

    Gracias y saludos.

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  2. Me sorprende que a un sitio como Kampot haya llegado también la fiebre de las rotondas. ¿Estos urbanistas modernos! Pero con o sin ellas... camboya es un país maravilloso. tal y como tú lo cuentas. Abrazos satisfechos!

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  3. Pues sabes qué, Blas? Me están dando ganas de visitar Camboya. Me gusta casi todo lo que aquí cuentas: el rtimo pausado, el aire colonial francés, las grandes puestas de sol... lo que no me acaba de convencer es la escultura del durián (no me va ni el hiperrealismo ni el kitsch).
    Además así podría practicar mi ya oxidado francés.
    Bueno Blas, hasta otro día. Un abrazo: emilio

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  4. La pimienta! Con lo que me gusta masticar los granos negros de la salsa dl butter chicken. Jajaja!
    Le van a quitar la supremacia a los de Kerala si no se espabilan, es que los frenchs estan volviendo atras a sus plantaciones como en Tunez o Marruecos...
    El durian tiene un olorcito que echa para atras!
    Besos

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  5. Kampot sí. Si recuerdo el durián en la rotonda. Lo de la pimienta no lo supe hasta leer algo de ese lugar. Pero si debe de ser pura exquisitez.
    Los franceses en la cocina nunca se equivocan y cuando la pimienta la eligen de aquí, por algo será...

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