3 de septiembre de 2010

El mandinga y el catalán

Este viajero ha pasado unos días de agosto visitando Gambia, de donde contará alguna vivencia.
¡¡No se librarán sus bloggers/amigos!!.
Es un país de habla inglesa y multitud de lenguas locales, como el mandinka/ga, el wolof, el fula, y otras muchas. Conviven todas ellas. En esa convivencia tolerante y riqueza lingüística, no observó -y lo certificó con preguntas- ninguna tirantez o desavenencia.
Todo ello, digno de un gran pueblo.
[Para viajar a Gambia se da la circunstancia de que el vuelo directo de Spanair sale de El Prat, moderno e internacional aeropuerto barcelonés].
En el vuelo de regreso, un individuo (para abreviar, en adelante será llamado 'memo'), ocupante del asiento de detrás de este viajero, le decía a la azafata en catalán y tono imperativo, “hábleme usted en catalán”. Después de un extraño ruido, como el de una botella de plástico al caer (no miró en ningún momento hacia atrás), la voz femenina le respondía educadamente “le puedo hablar como lo estoy haciendo, o en inglés, incluso en un elemental euskera (estuve en Donostia dos años), pero no en catalán que desconozco”. “Ve como me entiende -añadió de inmediato el memo. Pues, entonces, hábleme en inglés”.
[Para viajar a Gambia se da la circunstancia de que el vuelo directo de Spanair sale de El Prat, moderno e internacional aeropuerto barcelonés].
Este viajero insatisfecho pensaba y pensaba.
Meditaba y meditaba.
Concluía y concluía.
Si estos memos aumentaran y alcanzaran un porcentaje relevante, este mochilero se mostraría partidario de ‘romper la baraja’. Y ‘romper la baraja’ supondría ‘cortar las alas’, en el sentido político del término, claro.
¿Hasta dónde?.
Hasta que la indignación sentida fuera, con creces, resarcida.

Y fue mucha.
[Este leonés mientras más viaja menos entiende su casa].

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